Nela, uno de esos restaurantes necesarios
Escondido cerca del río Gállego y Santa Isabel, bien merece una visita
El poderío de una gastronomía no solamente se mide en el número de estrellas y soles, sino también contabilizando esos restaurantes medios, habituales y cercanos, diseminados por toda la ciudad, donde sale a disfrutar la población. En Zaragoza, ubicados además en diferentes barrios, tenemos bastantes ejemplos. En el conocido como Cobasa, cerca del Gállego y Santa Isabel se encuentra el restaurante Nela, de larga trayectoria.
Como a todos, la pandemia le ha afectado, pero ha sabido adaptarse a estos tiempos. Dispone como armas, además de una tranquila y buscada terraza, de su menú especial, la carta y la comida para llevar, incluido su menú express. Así, los propietarios, Nela Godes y Santiago Miguel, encargados de la barra y sala, con Roberto Baquero, al frente de la cocina, están logrando salir adelante.
Hábilmente, han optado por una corta, pero atractiva carta, con propuestas como un logrado Arroz con bogavante, la pata de pulpo a la parrilla con patata y pimentón de La Vera, el entrecot de ternera del valle de Broto o el Ternasco de Aragón IGP, una de sus especialidades, sea la paletilla asada a baja temperatura, el jarrete o en forma de hamburguesa a la parrilla.
Que se complementa con un atractivo Menú especial, por 23,50 euros los días laborales –28,50, sábados, domingos y festivos–, el cua permite diferentes opciones como
Crujiente de alcachofas con mousse de foie y tierra de olivas negras, Codillo de cerdo en tempura de cebolla y crema dulce de piquillos, y Carpaccio de piña natural al aroma de coco. Una cocina de temporada, que aporta toques novedosos y diferentes a una base tradicional, resuelta con mucho oficio por Baquero.
Su línea de comida para llevar, dominada por el ternasco, se abre a otras especialidades de la casa, como las ya citadas, además del Bacalao con ali-oli de frutos secos al graten y salsita de crustáceos o los Chipirones plancheados con cristales de sal y ajoaceite.
Completan los atractivos de la casa, que merece el desplazamiento, un atento servicio, capaz de orientar sobre las propuestas de vino, aragoneses y foráneos, además de cava y champagne.
En resumen, uno de esos restaurantes necesarios, que apenas aparecen en los medios, pero capaces e imprescindibles para hacer ciudad, que hay que visitar de vez en cuando.