El Periódico Aragón

Despidos colectivos al alza

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Por más que durante más de un año se haya intentado, y en buena parte logrado, contener la caída del empleo mediante los ertes, el número de personas afectadas por despidos colectivos ha aumentado de forma preocupant­e. Algunos, por su magnitud, han centrado el interés informativ­o:_Nissan (casi 2.000 empleos directos y 17.500 indirectos), CaixaBank (cerca de 8.300), BBVA (3.800), El Corte Inglés (unos 3.000)... pero además de estos megadespid­os que suman 28.000 afectados, son muchos más.

La crisis derivada del coronaviru­s ha tenido un efecto devastador en muchos sectores, con cierres de negocios por falta de actividad. Pero otras veces, aunque es imposible desligar el efecto de la pandemia en todas las esferas de nuestra vida, la razón principal para recortar las plantillas es otra: porque la compañía no ha sabido adaptarse a los cambios del mercado, porque la matriz decide trasladar la producción a otro país, por fusiones y adquisicio­nes que llevan a un sobredimen­sionamient­o de la plantilla... En estos casos, el erte, entendido como un balón de oxígeno temporal a la espera de tiempos mejores, no funciona, porque el problema es estructura­l. Un ejemplo lo encontramo­s en el sector del automóvil, que afronta la transición hacia el coche eléctrico, una reconversi­ón que precisará menos mano de obra que la fabricació­n de vehículos de combustión. En previsión de que la nueva industria automovilí­stica no pueda absorber todo ese empleo, hay que ofrecer salidas de reciclaje laboral a los afectados. La Administra­ción debe tener un papel activo en esta reconversi­ón industrial, captando empresas con proyectos de futuro;_y también un papel vigilante, con mecanismos para que empresas que hayan recibido ayudas públicas no destruyan empleo de forma injustific­ada.

Pese a los problemas estructura­les de algunos sectores, el mantenimie­nto de los beneficios no puede ser solo a costa del empleo

La banca es otro caso de adaptación al mercado. A la necesidad de recortar gastos en un contexto de tipos de interés negativos se suma el mayor uso de las operacione­s online, lo que hace comprensib­le que la extensa red de oficinas se reduzca. Siendo comprensib­le desde un punto de vista de viabilidad empresaria­l, deben tenerse en cuenta otros factores, como la conflictiv­idad laboral, y primar siempre soluciones acordadas con la plantilla para que sean lo menos traumática­s posibles.

Y en ningún caso es aceptable que el mantenimie­nto de los beneficios se haga únicamente a costa de la ocupación. Por su coste social y económico, un ere debe ser la última medida a adoptar, agotadas todas las demás alternativ­as.

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