La India, al borde del colapso por el duro embate del coronavirus
Encadena récords de contagios y muertes y se agota el oxígeno La comunidad internacional se apresura enviar auxilio urgente
Un cadáver es arrastrado por tres sanitarios al horno crematorio por la falta de camillas, los pacientes mueren en los hospitales tras agotarse las reservas de oxígeno, florece un mercado negro de medicinas por el desabastecimiento generalizado, una cuarta parte de los análisis en Nueva Delhi dan positivo, el país encadena máximos diarios de contagios y fallecidos… El coronavirus ha explotado con una potencia inédita en la India cuando el mundo ya está de salida, estimulado por su precario sistema sanitario, los mejorables usos higiénicos y la criminal ineptitud de sus autoridades.
La India registró el domingo 352.000 casos nuevos y 2.812 muertes, el séptimo récord consecutivo diario, que empuja el acumulado hasta los 17,3 millones contagios y 195.123 fallecidos. Los expertos opinan que la factura es mucho más alta porque la segunda ola ha devastado los recursos del país, incluidos los mecanismos de contabilidad. La prensa local habla de muertos a las puertas de hospitales, que han dejado de admitir a pacientes por la falta de camas, oxígeno o de ambos.
La crisis ha empujado a la población a un mercado negro que ofrece de todo pero a precios para pocos. Un cilindro de oxígeno de 50 litros ha pasado de 60 euros a los 550 o un millar. Por una dosis de Remdesivir, que antes oscilaba entre los 10 y los 40 euros, ahora se exigen entre 300 y 900.
INEPTITUD DEL GOBIERNO
«La acumulación de medicinas y oxígeno en los hogares está disparando el pánico y creando las carencias en los hospitales», alertó Randeep Guleria, director del Instituto de Ciencias Médicas. También recordó que muchos de los contagiados no los necesitarán porque solo desarrollarán síntomas leves, pero la pandemia desatada y el cuadro caótico incentivan las compras preventivas. Nueva Delhi ha prorrogado los encierros una semana y Bangalore ya supera los 20.000 contagios diarios.
El primer ministro, Narendra Modi, previno a la población el fin de semana contra «la tormenta». Su Gobierno lidia con la pandemia y el descrédito por una gestión a contrapelo en la eficacia asiática. Aprobó un confinamiento nacional al arreciar la primera ola que hubo de levantar cuando el hambre se reveló más mortífero que el coronavirus, y abrazó el triunfalismo cuando los contagios cayeron. Reabrieron los cines, volvieron los mítines y se dio luz verde a las ceremonias religiosas en el río Ganges. Incluso se ha ralentizado la campaña de vacunación por la escasez de inyectables.
Mientras, la comunidad internacional se apresura al auxilio. EEUU, el Reino Unido, la UE e incluso Pakistán, el enconado rival de la India, preparan los envíos urgentes de material médico, vacunas, medicinas y oxígeno.