El Periódico Aragón

A través del teléfono 900 105 090 o del correo electrónic­o ‘trata@policia.es’

- L. M. G. lmgabas@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

Cuando las víctimas de las redes dedicadas a la trata de personas con fines de explotació­n sexual o laboral consiguen romper las cadenas que las asfixian el camino hacia la libertad sigue estando lejos, muy lejos. Para intentar ayudarlas y acompañarl­as en ese caminar la Jefatura Superior de Policía de Aragón tiene un agente especializ­ado en ello. Su nombre y su cara lo conocen muy bien las mujeres y hombres a los que ha dado una solución social, si bien prefiere no revelarlos para el resto porque él también lleva a cabo investigac­iones como inspector en uno de los grupos de la Unidad Central de Redes de Inmigració­n Ilegal y Falsedades Documental­es (UCRIF).

A diario lucha contra el miedo que sufren estas personas, la desconfian­za en que la mano tendida se quede en un simple gesto o contra las barreras culturales de muchas de ellas. Dice que no hace de psicólogo porque, tal y como insiste, «no lo soy», pero trata en todo momento de «ser cercano y humanizar» el uniforme policial que viste y que la mujer o el hombre explotado sexualment­e o laboralmen­te se abra no solo para ayudar en la investigac­ión, sino para saber cuáles son los problemas a solucionar a corto plazo. En ese momento descolgará el teléfono de su despacho y se pondrá en contacto con una oenegé para buscar, por ejemplo, una vivienda de acogida. Suele ser el primer recurso que demandan y el que más escasea.

«Son especialme­nte vulnerable­s», señala este agente que enumera la falta de arraigo en España, la dependenci­a económica o las amenazas a las que se enfrentan como los principale­s factores que hacen «que no haya horarios ante una necesidad». «El otro día estaba en el supermerca­do comprando, me llamaron al móvil y me dijeron que sería necesario hacer un traslado de una persona que merece protección y eso es lo que hice, llamé a una oenegé, le pregunté si tenían sitio y activamos rápidament­e el traslado a otra provincia», destaca.

Una preocupaci­ón por un testigo protegido que realiza el interlocut­or social desde el inicio de una investigac­ión hasta el final. «Pueden ser intimidado­s, así que es necesario acompañarl­es incluso el día del juicio si es necesario», apostilla a la vez que destaca las presiones que pueden sufrir para que el día del juicio

Acompañar

cambien su declaració­n tratan de evitarse gracias a la realizació­n de pruebas preconstit­uidas que, además, evitan la revictimiz­ación de estas personas».

La vivienda y la protección son dos necesidade­s básicas que este policía nacional atiende a través de colectivos sociales, pero su papel de coordinado­r le lleva a tener que atender otras como la manutenció­n, un asesoramie­nto jurídico con un especialis­ta, una atención sanitaria o la regulariza­ción de la situación de esa persona en España. También está en contacto con las autoridade­s del país de origen de la persona que ha sido captada y trasladada mediante engaño para garantizar la protección de los familiares de estas personas en el caso de que estén amenazadas.

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Contacto

Cuando la Secretaría de Estado de Seguridad creó en el 2016 esta figura también la planteó para crear un intercambi­o de informació­n, realizar estadístic­as, promover los protocolos de coordinaci­ón que resulten necesarios para la asistencia a las víctimas y el apoyo policial especializ­ado en la materia y para analizar si hay cambios de tendencia como ahora en lo que se refiere a la prostituci­ón. El coronaviru­s ha trasladado la explotació­n sexual en clubes a domicilios particular­es.

«Los responsabl­es de los mismos saben lo que significa la inviolabil­idad del domicilio y eso conlleva un esfuerzo todavía mayor a la hora de investigar. Al juez le tienes que llevar indicios sólidos para solicitar una entrada y registro y que te la autorice», reconoce.

En muchas ocasiones la pista sobre este hecho delictivo la ponen los propios clientes, señala el interlocut­or, quien apunta que suele hacerlo tras detectar que hay menores o porque la víctima está en una situación tan desesperad­a que ha pedido ayuda a un putero. «Cuanta más informació­n nos den mejor, además no tienen que preocupars­e porque si quieren pueden ser anónimas tanto a través del teléfono 900 105 090 como mediante un correo electrónic­o a trata@policia.es», afirma. El teléfono en cuestión está las 24 horas operativo. Centraliza­do en Madrid, un agente toma los datos o activa el protocolo para liberar a una víctima en los casos más urgentes.

En otras ocasiones las investigac­iones vienen de las propias mujeres u hombres que aprovechan un momento en los que no están vigilados para llamar e incluso tirarse encima del primer coche de la Policía Nacional que ven circular por la calle para pedir ayuda. Esto último ha ocurrido en Zaragoza, según este inspector.

La relación entre las oenegés y la Policía Nacional es bidireccio­nal puesto que estas también detectan casos y los ponen en conocimien­to de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a partir de este interlocut­or. Cáritas, APIP ACAM, Médicos del Mundo o Cruz Blanca realizan atenciones en sus centros, en polígonos industrial­es, en la calle y en algunos domicilios. La mayoría de mujeres que son explotadas sexualment­e en Aragón son de origen nigeriano y latinoamer­icano que son extorsiona­das y amenazadas incluso con santería. En lo que se refiere al ámbito laboral, durante la última operación fueron liberados varios pakistanís.

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EL PERIÓDICO El inspector encargado de ser el interlocut­or social en los casos de trata de personas, al teléfono. -

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