El Periódico Aragón

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Páginas 2 a 7 Gustavo Alcalde asumió el liderazgo del PP de Aragón solo diez días después del atentado «Los asesinos no podían sentirse vencedores», recuerda tras 20 años

- $ eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA

«Había que coger la bandera del Partido Popular. Los asesinos no podían sentirse vencedores». Con esta frase, Gustavo Alcalde describe dos décadas más tarde cómo pudo echarse el partido al hombro tan solo diez días después de sufrir «el golpe más fuerte» de toda su vida. Aunque él no era consciente de que ese lapso de tiempo durara apenas diez jornadas. Sí que recuerda con precisión el momento del atentado. Tanto, que se emociona al volver a pensarlo aún hoy. «Cuando te dan la noticia no te lo crees. En mi caso, mi familia reaccionó antes que yo. Mis hijas rompieron a llorar... Sabían que me podía haber tocado a mí. Fue un mazazo político y, por encima de todo, un mazazo emocional», relata Alcalde.

Aquel 6 de mayo del 2001, Gustavo Alcalde era portavoz parlamenta­rio del Partido Popular en Aragón. Giménez Abad contó con él después de la reestructu­ración del partido que supuso la marcha de Santiago Lanzuela como líder de la formación conservado­ra tras perder el Gobierno pese a haber mejorado sus resultados electorale­s y crecer en diputados por el cambio de socio del PAR, que sumó sus votos al proyecto del socialista Marcelino Iglesias.

«El partido estaba tocado», reconoce. A la mala situación política, con tensiones por el intenso debate a cuenta del Plan Hidrológic­o Nacional de José María Aznar, se sumó la tragedia del asesinato. Y Alcalde, número dos de Giménez Abad, no se lo pensó mucho cuando el entonces secretario general del PP, Javier Arenas, le propuso dar el paso. «Humildemen­te y con el corazón encogido, cogí la bandera. Aunque todos sabemos que las comparacio­nes son odiosas, y más

Parlamento

Se muestra aliviado, también, porque el presunto autor de los hechos se encuentre en una cárcel francesa. «Allí sé que no lo van a soltar, ni amnistiar, ni acercar al País Vasco», incide. Y es que Alcalde reprocha al Gobierno de España su actual política penitencia­ria. «No entiendo cómo se están teniendo favores con ellos después de que perdieran democrátic­amente la razón de existir, y ahora parece que pueden obtener algún beneficio», reflexiona. Y subraya: «Aquello no era ninguna guerra. Manolo no estaba en una trinchera ni llevaba armas, y lo mataron». También lamenta las amenazas de la campaña electoral madrileña, donde el lenguaje se ha crispado y se han producido amenazas de muerte tras una década de paz en el país. «No se pueden comparar las balas en un sobre con las balas en la nuca, pero hay que condenar cualquier tipo de violencia», señala.

«Su calidad humana estaba por encima de todo. Ejercía el diálogo en la doble dirección; es decir, la de la palabra y la de la escucha. Y siempre desde la elegancia y la educación», rememora Alcalde. Y no es el único. También ensalza su «talante negociador, dialogante y de escucha siempre al adversario» quien fue portavoz del PSOE en las Cortes cuando Giménez Abad lo era del PP, Ramón Tejedor. «Veinte años después, su figura es un legado de cómo hacer política», defiende Tejedor, quien además de adversario era amigo y compañero de rutas de tresmiles por el Pirineo aragonés. «Debemos trabajar para que la sociedad comprenda que la violencia es lo contrario a la democracia. Que se haga justicia con quienes lo mataron. Da igual que hayan pasado 20 años o que pasen 40: nosotros no lo olvidamos», concluye el socialista.

«Su figura es

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EL PERIÓDICO Alcalde y Giménez Abad conversan en sus escaños.

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