David Trueba: «Los jóvenes y los viejos tienen que convivir»
El cineasta y escritor participa en una sesión de Conversaciones en la Aljafería
No tuvo tapujos a la hora de hablar de la identidad, de la convivencia, del humor y, cómo no, de la literatura, el cine y de la familia, tema central en muchos de sus trabajos. David Trueba protagonizó ayer una nueva sesión (de manera virtual debido a la pandemia) del ciclo Conversaciones en la Aljafería en la que estuvo acompañado por los escritores Daniel Gascón y Aloma Rodríguez.
«La familia está siempre presente sin estarlo, es una mochila, hablando en términos positivos, que siempre está. También en la gran literatura que tira de quiénes son los personajes y nadie se puede definir sin su familia», aseguró el cineasta y escritor, que todavía fue más allá en este asunto: «Para escribir sobre alguien, tienes que cortarlo en estratos y en cada uno de esos trozos la familia sale siempre, todo el mundo está reescribiendo su vida», apuntó con acierto un David Trueba que enseguida entró en el debate de la convivencia: «Ciudadano es el que entiende que su ciudad es su casa y las personas con las que se cruza son parte de su familia en diferentes grados de conexión. Eso es ser ciudadano, implicarse en el sitio en el que está», aseguró el madrileño, que también indicó que está seguro que «hay que inventar un nuevo estatus de convivencia y, ahí, la ficción tiene mucho que decir y es muy necesaria porque la gente la necesita».
GERONTOFILIA CREATIVA $ David Trueba es un excelente conversador que se sabe expresar con extrema sencillez y eso es algo que demostró una vez más en el coloquio donde habló de lo que en su día calificaron como su gerontofilia: «Cuando me la nombraron eso era la primera vez que oía esa palabra y pensando en ella, me di cuenta que me lo decían porque en mi primera película ya uno de los protagonistas es una persona mayor y no es habitual que una persona joven se ocupe de la gente mayor y viceversa... Pero en mi vida siempre he tenido la sensación de que los jóvenes y los viejos tienen que convivir, dialogar y estar en la misma esfera porque si no el mundo es, desde luego, mucho peor. Crear estos compartimentos estancos es algo que pasa en los países ricos y es un disparate y un error», dijo con contundencia el cineasta.
Es por eso, continuó con su argumentación, que «es increíble cuando la gente se lee todos esos libros de autoayuda con sus frasecitas, para acabar concluyendo que la felicidad es cuando iba al pueblo con sus abuelos. Para eso, no hace falta leer esos libros tan motivadores, habla con tus hijos, preséntales a tus tíos, llévalos con los abuelos, piensa en tus raíces y en la identidad».
Con respecto a sus dos facetas, la de escritor y cineasta, él siempre ha tenido claro que las tenía que separar, «desde el principio no quería que una devorara a la otra y, para eso, tengo que ser muy metódico y ordenado. Así, una película y una novela nacen ya con esa vocación en su concepción, no se traspasan de un campo a otro», explicó. Es algo que también lo construyó él mismo casi como una defensa frente a las suspicacias iniciales cuando publicó su primera novela: «Tenían sospechas y prejuicios sobre que un director de cine escribiera y, por eso, separé tanto mis dos facetas», dijo y dio detalles de cómo surgen sus creaciones: «Yo nunca parto de un tema concreto como algo que me motive para escribir o hacer una película. Normalmente todo nace del personajes o de una anécdota y, a partir de ahí, voy desarrollando la historia».