Su peculiar libertad
Libertad. Es la capacidad que tiene el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida. Sin más limitaciones que el respeto a la libertad de los demás. Nací en tiempos donde hasta besarse estaba prohibido, salvo en mi juventud, donde era obligado a dárselo en la mano del párroco de turno, más por precaución y así evitar la consiguiente reprimenda del cura.
La libertad no existía en aquella época y por ello se luchaba en todos los frentes. Hoy tenemos la suerte de ser libres, porque ser libres es poder disponer de tu tiempo, de tu vida, sin tener nadie que te marque las pautas de lo que tú vas a hacer. Pero tampoco consiste en hacer todo lo que nos gusta, pero si el derecho a hacer lo que debemos.
La responsabilidad es el precio de la libertad. Libertad y responsabilidad son dos valores emparentados que se dan por sentados. No puede haber la libertad que se pretende en una sociedad en la que no haya responsabilidad en todos los órdenes. Ayuso, en ese casino elitista que es Madrid, ha llevado en su campaña bajo el mantra de la libertad, pero se olvida de algo que nos hace más vulnerable, responsabilidad.
Su media sonrisa, su cabeza ladeada, su cinismo, soberbia y actitud chulesca, desafiando al Gobierno central, permitió que bares, restaurantes o toros permanecieran abiertos, mientras para el resto de provincianos hispanos las medidas eran más drásticas.
Todo ello ha contribuido a que Madrid tenga la mayor tasa de infección del país y la mayoría de casos de cuidados intensivos.
Es curioso que quienes más apelan constantemente a la libertad en sus discursos políticos, son aquellos que nacieron en democracia, de buenas familias, pero se olvidan frecuentemente de aquellos que lucharon por ella y hoy han perdido todo por lo que lucharon, al permanecer en la pobreza, sin las mínimas necesidades básicas.