El 15-M no ha tenido lugar
Se cumplen diez años del15-M y todos queremos explicarlo. Hablamos del componente generacional y del descontento por la pérdida de expectativas. Algunos elementos ahora nos resultan más relevantes. Hay cosas que salen menos: internet y los derechos de autor, el factor de imitación de las revoluciones árabes. El tiempo suaviza algunas de las características más irritantes: el narcisismo, el adanismo, la negación de la representación, la demagogia y las medidas irreales para problemas reales.
Como era un gobierno de izquierdas quien hacía los recortes, la protesta no podía dirigirse contra el Gobierno y acabó impugnando el sistema.
Se visibilizaron inquietudes y descubrimos que había hueco para otras fuerzas y sensibilidades. Pero algunos de los problemas centrales, como la precariedad juvenil, no se han solucionado. Tampoco se ha reformado el sistema electoral.
Imaginemos ahora que no sucedió. Imaginemos que la delegada de Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, o el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba (de cuyo fallecimiento acaban de cumplirse dos años), hubieran decidido impedir, antes de que empezara y con la mínima fuerza necesaria, la acampada que se prolongó hasta agosto, se replicó en muchas ciudades españolas y apareció en los periódicos de todo el mundo.
Es posible que hubiera habido otro estallido en otro momento, y seguramente el recambio generacional se habría producido. Quizá el PP habría ganado igualmente las elecciones que se celebraron a finales de año. Quizá otras acampadas habrían sido igual de simbólicas.
Pero también es posible que muchas cosas hubieran ocurrido de forma distinta: por ejemplo, que el bipartidismo no hubiera terminado. Puede que Pablo Iglesias no hubiera tenido el protagonismo que ha tenido, o que Cs no hubiera dado el salto nacional. Quizá no habría habido procés: una de las razones principales de que ocurriera fue el temor al descontento que encarnaba el 15-M. Fue una competición entre las fuerzas catalanistas y un intento de las elites convergentes -acosadas por casos de corrupción y partidarias de los recortes sociales: dos de las cosas que movían a los indignados-- de canalizar el malestar hacia otro sitio. El crecimiento de Vox no se explica sin el otoño de 2017.
Todo eso podría haber acabado sucediendo. Había factores estructurales. Pero también hubo azar, decisiones, oportunidad, aciertos y errores. Podría haber pasado de manera más traumática. Y también podría haber ocurrido con otros protagonistas, de otra forma, o no haber sucedido nunca. *Filólogo y escritor @gascondaniel
Había factores estructurales. Pero también hubo azar, decisiones, oportunidad, aciertos y errores