Con una PCR negativa, gratuita en Saint-Lary, y si están a menos de 30 kilómetros del túnel
Una gasolinera, varios restaurantes y tiendas con estanterías llenas de tabaco y botellas de alcohol. Un tonel de Málaga Virgen denota que el folklore no es para público belsetano. «Estamos abiertos porque hay que abrir. Algo se ha notado, pero muy poco. Seguimos al 20%. Los franceses son el 80% del negocio», lamenta Ángel. Él regenta la tienda de Bielsa y su mujer está arriba en Parzán al pie de la carretera. «Estamos los dos solos y tenemos a varios trabajadores en erte. Vamos a ver cómo evoluciona la pandemia para el verano», indica con cautela mientras cobra a varias clientas fijas.
Fiesta
Se puede cruzar
Entre Chisagüés, Parzán, Xavierre, Bielsa, Espierba, Las Corts, Zapatierno y La Sarra no llegan al medio millar. Con ellos van sobreviviendo desde que comenzó el sarao del covid. «Ahora hemos salido deprisa de esto. En Francia han estado dos meses confinados, siguen con los bares y los restaurantes cerrados, lo hacen con más tiento, porque de lo que se trata no es de salvar nada, sino de volver a la normalidad antes», razona el hostelero de Parzán. La previsión es que Francia abrirá la frontera con España en junio. Ahora el túnel cierra por las noches.
Margaux y Claudia se sientan al sol. Han quedado con su amigo Blas a medio camino. Él sube de L’Aínsa y ellas bajan de Aragnouet. Llevan un salvoconducto que enseñan al control policial y acredita que están dentro del círculo legal de 30 kilómetros. Son menos, diez, los que recorrieron los exiliados por el Puerto Viejo en la terrible Bolsa de Bielsa para evitar la represión y las bombas del Guernica del Pirineo. «Llevábamos seis meses sin pasar.