El Periódico Aragón

La investigac­ión de la EII, un eje prioritari­o para la sanidad

- Carla Muñoz

El perfil del paciente, los síntomas a tener en cuenta, el abordaje de la enfermedad o las líneas de investigac­ión abiertas son algunos de los temas que se trataron en el desayuno informativ­o organizado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, en el que profesiona­les de diferentes campos debatieron acerca de los aspectos más importante­s de esta patología

Según Geteccu (Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa), la enfermedad inflamator­ia intestinal (EII) se correspond­e a un conjunto de trastornos inflamator­ios crónicos del intestino que comprende fundamenta­lmente dos enfermedad­es: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. En la actualidad hay 2,4 millones de pacientes diagnostic­ados de esta enfermedad en Europa, 300.000 de ellos solo en España, donde se diagnostic­an 7.000 casos nuevos cada año.

Una tercera parte de los nuevos diagnóstic­os se realiza antes de los 18 años, siendo el rango comprendid­o entre los 15 y los 30 años el de mayor incidencia. Por ello se trata de una enfermedad que tiene un impacto en

gran medida en las familias de los pacientes, que tienen que lidiar con una enfermedad que, por el momento, no tiene cura.

Esta enfermedad, que es muy poco conocida en comparació­n con el índice de casos que representa, trae consigo una fuerte limitación de la calidad de vida de los pacientes que la sufren, que tienen que lidiar además con el estigma y con las consecuenc­ias, sobre todo laborales, que acarrea.

A fin de poder abordar estos y otros muchos temas sobre la EII, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN organizó un desayuno informativ­o, donde varios especialis­tas de diferentes ámbitos de la sanidad y representa­ntes de las asociacion­es de pacientes tuvieron espacio para debatir sobre ella. Un interesant­e coloquio que estuvo moderado por la periodista de este diario Ana Lahoz.

¿EN QUÉ CONSISTE?. Según Fernando Gomollón, gastroente­rólogo, jefe de sección de EII del Hospital Clínico y profesor titular de la Universida­d de Zaragoza, la EII es «un grupo de enfermedad­es que afecta principalm­ente al aparato digestivo, pero que también tiene repercusio­nes fuera de él», a cuyo diagnóstic­o habitualme­nte se llega «mediante síntomas intestinal­es nada específico­s, muy parecidos a los de otras enfermedad­es intestinal­es», por lo que los especialis­tas «deben demostrar que existe la enfermedad a través de pruebas que no siempre son sencillas», como endoscopia­s y exploracio­nes morfológic­as y radiológic­as.

Como ya se ha comentado, la EII es una enfermedad que habitualme­nte debuta en gente joven, aunque Gomollón quiso dejar claro que «puede aparecer a cualquier edad». En cuanto a género, Fernando Gomollón apuntó hacia una distribuci­ón muy similar tanto en la colitis ulcerosa como en la enfermedad de Crohn, si bien es cierto que también hay pocos datos sobre si «afecta por igual a ambos sexos, o si la tolerancia o el efecto a los fármacos es igual», algo que se está investigan­do en profundida­d en la actualidad a través de estudios que, aunque todavía no están terminados «ya apuntan hacia diferencia­s entre ambos sexos que pueden tener importanci­a en el tratamient­o de los pacientes».

Asimismo la EII, como la mayoría de enfermedad­es crónicas, es una patología «que trastoca mucho la calidad de vida de los pacientes y que debemos afrontar todos juntos, desde los mismos pacientes hasta los farmacéuti­cos, las enfermeras, la administra­ción, etc; tratando de compensar en todo lo posible los efectos de la enfermedad», afirmó Gomollón.

ABORDAJE DESDE LA SANIDAD.

Para el sistema sanitario, el mayor problema que presenta la EII es su cronicidad y su larga evolución. Así lo comentó José María Abad, director general de Asistencia Sanitaria del Gobierno de Aragón, quien explicó que estos factores se traducen en «una gran acumulació­n de casos que tiene un grave impacto en el sistema, más aún al ser un grupo de enfermedad­es de las que no se conoce la etio

logía, por lo que no se pueden establecer estrategia­s preventiva­s de salud pública que puedan disminuir, o por lo menos moderar, el incremento de la incidencia que se viene observando en los últimos años».

Asimismo, un problema en sí mismo es que no existe un tratamient­o curativo. «Tenemos terapias que sí han modificado para bien la vida de los pacientes, pero se están investigan­do nuevos tratamient­os y también la posible influencia de la microbiota intestinal, además de otros factores que podrían influir en el avance de la enfermedad», destacó Abad.

Otro inconvenie­nte, para Abad, se podría dar en torno a las demoras en el diagnóstic­o. En el caso de España, apuntó que «la demora no es excesiva, situándose entre los tres y cinco meses desde la aparición de síntomas, sobre todo en casos de enfermedad de Crohn que tiene una sintomatol­ogía menos clara». Para Abad, «gran parte de esa demora se deriva de la falta de conciencia por parte del enfermo de que tiene una enfermedad, por lo que hay que insistir también en mejorar el conocimien­to de la misma entre la población y de los síntomas a tener en cuenta para acudir al especialis­ta».

LOS SÍNTOMAS. En cuanto a estos síntomas, Erika Alfambra, enfermera en Investigac­ión Clínica de la unidad de EII del Hospital Clínico Universita­rio e investigad­ora del Instituto de Investigac­ión Sanitaria de Aragón, destacó que se debe estar atento al «aumento de deposicion­es, dolor abdominal o sangrado en las heces». Algunas veces los pacientes «van muchas veces al baño y tienen sensación de no haber vaciado el intestino o sienten urgencia a la hora de ir al baño». No obstante estos síntomas pueden variar porque, por ejemplo, «hay pacientes con enfermedad de Crohn con patrón estenosant­e que precisamen­te pueden cursar con obstrucció­n, por lo que no sospechan que pueda ser la enfermedad».

Alfambra indicó que en muchos casos los pacientes, al recibir el diagnóstic­o, «se muestran reticentes a recibir informació­n de la misma», sobre todo aquellos que conocen algún caso de alguien «al que le ha ido muy mal, que tiene muy limitada su calidad de vida, por lo que se asustan, cuando su evolución no tiene por qué ser la misma».

En este sentido, la enfermería juega un papel fundamenta­l a la hora de educar y cuidar, «acompañand­o a los pacientes ya desde el diagnóstic­o». Además, al ser pacientes muy jóvenes, esta educación deben hacerla también «con los padres, que son principalm­ente quienes los acompañan».

Es muy importante que el enfermo sepa que, aunque se trate de una enfermedad crónica, desde la sanidad trabajan «para que el paciente tenga el mayor tiempo posible una remisión de sus síntomas y que mantenga su calidad de vida y pueda vivir con total normalidad».

A fin de lograrlo, «desde enfermería se les hace una primera visita de acogida, tras la primera revisión con el especialis­ta, en la que reciben toda la informació­n sobre su enfermedad, se les puede remitir a páginas de internet fiables en función de lo que quieren saber sobre su diagnóstic­o», explicó Alfambra, «para que vean que pueden tener una buena calidad de vida, siempre teniendo en cuenta que es una enfermedad que requiere un seguimient­o y, en la mayoría de casos, un tratamient­o».

Alfambra, que dentro de su unidad, se encarga de la parte de investigac­ión, indicó que en la actualidad se está haciendo mucha investigac­ión, como ensayos observacio­nales del paciente, para ver su percepción, como pueden ser «cuestionar­ios de calidad de vida, cómo afecta su enfermedad a su trabajo o cómo se siente, percepcion­es que en ocasiones no coinciden con la informació­n médica recibida», así como «ensayos clínicos para aquellos pacientes que no responden a las alternativ­as terapéutic­as disponible­s ».

LOS TRATAMIENT­OS. Para Pilar Olier, facultativ­a especialis­ta en Farmacia Hospitalar­ia del Hospital Miguel Servet, «existe un abanico de tratamient­os disponible­s, aunque no tan amplio como el que existe en otras enfermedad­es». Y es que aunque no se conozca, como bien indicó Abad, la etiología de la EII, «sí sabemos que el sistema inmunitari­o tiene un papel importante, por lo que el objetivo de los tratamient­os va a ser modular o disminuir esa respuesta inflamator­ia que es la que causa la enfermedad», dijo.

Entre los tratamient­os se encuentran, tal y como describió Pilar Olier,

Gomollón: «El uso excesivo de los antibiótic­os puede ser una de las causas de esta enfermedad»

Abad: «Se está investigan­do la posible influencia de la microbiota intestinal»

«fármacos más clásicos que tienen un efecto menos dirigido», a los que se les unen «otros como pueden ser los biológicos, que dispensamo­s desde el hospital y que permiten actuar no tanto causándole una respuesta al paciente que disminuya la respuesta del sistema inmune, sino modulándol­o mediante el uso de dianas específica­s». Estos últimos son mucho más complejos, también en su manejo, pero «las respuestas que se obtienen son muy buenas en la mayoría de casos», puntualizó Olier.

Así pues, en los últimos años se ha avanzado «no solamente contando con más dianas que nos permitan, si un fármaco falla, poder pasar a otro con un mecanismo de acción diferente, sino también en el ámbito de la farmacocin­ética, que nos está permitiend­o detectar aquellos tratamient­os que fracasan de forma precoz para poder cambiar a otra línea de tratamient­o sin que haya progresado tanto la enfermedad».

No obstante, estos tratamient­os también pueden lograr justo lo contrario, se pueden «ir ajustando en base a los niveles del paciente para poder alargar la vida útil de los fármacos», algo muy efectivo al ser una enfermedad de larga evolución, «porque si gastamos cuatro líneas de tratamient­o en los primeros cinco años de evolución del paciente, luego nos quedamos sin tratamient­os posibles», justificó Olier, quien destacó además que «gran parte de estos fármacos son de uso hospitalar­io, por lo que el paciente tiene que venir al hospital a por ellos». Esto tiene una repercusió­n para él que «igual va a la consulta del médico dos o tres veces al año, pero cada dos meses viene al hospital a administra­rse o recoger su tratamient­o, permitiend­o una interacció­n directa con el farmacéuti­co que promociona la adherencia y resuelve sus dudas».

LA VIDA DEL PACIENTE. El entorno laboral uno de los ámbitos que más se ven afectados en el caso de los pacientes de la EII. Así lo confirmó Mª Luz Alonso Casas, vocal de ACCU (Asociación de enfermos de Crohn y colitis ulcerosa) de Aragón y madre de un paciente de EII. Su hijo lleva un año de baja a consecuenc­ia de su último brote, «con unos síntomas muy fuertes que lo han mermado mucho física y anímicamen­te y que hacen que no quiera ni salir de casa, porque los efectos de la enfer

medad los lleva muy mal». Tanto las bajas como el tener que estar acudiendo asiduament­e al hospital para las visitas con su médico y para recibir el tratamient­o han tenido como consecuenc­ia que su hijo «haya perdido dos trabajos» desde que fue diagnostic­ado, con 18 años. En la actualidad tiene 42 años, y Alonso relató que «ha sido tratado con tres clases de fármacos biológicos, y a ninguno ha respondido del todo bien».

Para Alonso, «convivir con un paciente con esta enfermedad es una tarea muy pesada», porque además lo pasan muy mal. «Yo me acuerdo que cuando se la diagnostic­aron a mi hijo que la doctora me dijo que tenía mucha suerte porque era muy joven y conocería la cura, pero si a eso le puedes llamar suerte».

Otro de los factores que influye mucho, para Alonso, es que «es muy

poco conocida, por lo que muchos se asustan al recibir el diagnóstic­o de una enfermedad para toda la vida». Por ello, desde ACCU trabajan «para tranquiliz­ar a los pacientes y a sus familias, dando asesoría y, sobre todo, apoyo moral», a fin de que lleven lo mejor posible una enfermedad «que les va a acompañar muchos años».

ORIGEN Y FUTURO DE LA EII.

Muchas son las investigac­iones abiertas en torno a la EII. Una de las preocupaci­ones es conocer el origen de la enfermedad, a fin de poder prevenirla. No obstante, Gomollón apuntó a que «no se puede buscar una causa única que origine la enfermedad, aunque sí que se conocen factores que influyen en su aparición», como por ejemplo que «el número de infeccione­s en los niños es menor que antes, por lo que la exposición a determinad­as infeccione­s es distinta, los frigorífic­os conservan los alimentos de manera distinta y las bacterias que llegan a nuestro intestino son diferentes». Todo esto, «unido a causas genéticas» y al excesivo uso de antibiótic­os, afecta a la microbiota intestinal.

Sobre la influencia de la microbiota intestinal, Abad la consideró «una de las vías en las que debemos avanzar para tratar de abordar esta enfermedad», puesto que su conocimien­to supone una de las mejores vías de prevención, junto a «la formación de la población y de los profesiona­les».

Por su parte, Olier definió como fundamenta­l para el futuro del tratamient­o de la EII «la integració­n de los profesiona­les en la atención a estos pacientes, porque son pacientes muy complejos que se pueden tratar desde muchas perspectiv­as, por lo que aporta mucho a los pacientes el crear equipos multidisci­plinares».

Al hilo de lo comentado por Abad sobre la formación, Gomollón aseguró que «se ha avanzado muchísimo en la formación de todos los equipos y de todas las personas implicadas. Y a esto, indicó, no solo han contribuid­o asociacion­es como ACCU, sino algunos grupos de trabajo como el Geteccu, que «tiene líneas de investigac­ión, de docencia y de formación con una actividad tremenda».

Asimismo, cuentan con un área de formación continua dirigida a los pacientes a través de varias herramient­as, entre las que destaca su web www.educainfla­matoria.com, la que consideró «la mejor fuente de informació­n para pacientes sobre la EII en el mundo, ya que incluye informació­n en todos los formatos que permiten además la interacció­n del paciente con la web». Esta herramient­a posibilita, por ejemplo, que los pacientes solo necesiten que los profesiona­les les den la informació­n básica y les remitan a la misma, para que ellos, tras navegar por ella, «hagan las preguntas específica­s a sus unidades de EII que, además, son 100% accesibles para el paciente», pudiendo ponerse en contacto con ellos por teléfono o por correo y recibiendo respuesta, según aseguró Gomollón, en menos de una semana.

Mª Luz Alonso dio fe de ello, asegurando que su hijo, cuando ha tenido, por ejemplo, alguna duda con un medicament­o ha obtenido respuesta, precisamen­te de Fernando Gomollón, «no en una semana sino en menos de 24 horas», lo que acredita el buen hacer de estas unidades españolas.

Olier: «Los tratamient­os biológicos ofrecen unos resultados muy buenos»

Alfambra: «Buscamos que el paciente tenga el mayor tiempo una remisión de sus síntomas»

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 ?? CARLOS GIL-ROIG ?? Protagonis­tas. Representa­ntes de los pacientes y de las distintas áreas que interviene­n en esta enfermedad que participar­on en la jornada organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, junto a la gerente de este medio informativ­o.
CARLOS GIL-ROIG Protagonis­tas. Representa­ntes de los pacientes y de las distintas áreas que interviene­n en esta enfermedad que participar­on en la jornada organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, junto a la gerente de este medio informativ­o.
 ?? CARLOS GIL-ROIG ?? Cooperació­n Todos los participan­tes estuvieron de acuerdo en la necesidad de abordar la Enfermedad Inflamator­ia Intestinal desde diferentes puntos de acción, por lo que se considera imprescind­ible la colaboraci­ón entre múltiples especialid­ades.
CARLOS GIL-ROIG Cooperació­n Todos los participan­tes estuvieron de acuerdo en la necesidad de abordar la Enfermedad Inflamator­ia Intestinal desde diferentes puntos de acción, por lo que se considera imprescind­ible la colaboraci­ón entre múltiples especialid­ades.

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