El Banco de España plantea que solo suban las pensiones mínimas
El organismo opina que la Seguridad Social precisa de nuevos ajustes de ingresos o gastos El regulador ve en la moderación de los salarios y de los beneficios un pacto de rentas «tácito»
El Banco de España considera que las reformas que está acometiendo el Gobierno en el sistema de pensiones no serán suficientes para sanear sus cuentas y que hacer frente al aumento de las prestaciones que se derivará del envejecimiento poblacional «requerirá de nuevas actuaciones en el futuro por el lado de los ingresos [cotizaciones sociales], de los gastos [prestaciones] o de ambos». Además, considera que sería conveniente introducir «mecanismos automáticos de ajuste» que aporten más certeza al saneamiento del sistema, más allá del llamado «mecanismo de equidad intergeneracional» introducido por el Gobierno, donde las posibles medidas de gasto que pudieran ser necesarias a partir de 2032 deberían ser negociadas y aprobadas.
De momento, para 2023 el Banco de España plantea sumar las pensiones al pacto de rentas que reclama para repartir los costes de la inflación. Desde este punto de vista, en 2023 solo deberían subir según el IPC las pensiones mínimas. El organismo advierte de que extender esta práctica al conjunto de los pensionistas –tal como establece la reforma de la Seguridad Social– «conlleva necesariamente que otros agentes de la economía nacional (los perceptores de rentas del trabajo y del capital) tengan que asumir una parte mayor de esos costes». Esa propuesta choca con la decisión del Gobierno, que prevé una subida de las pensiones el año próximo en el entorno del 6%, en línea con la inflación media estimada para este año 2022.
Estas son solo algunas de las observaciones que el Banco de España ha incorporado en su Informe Anual, de 300 páginas, publicado ayer, en el que, más allá de la preocupación por la sostenibilidad de las finanzas públicas –en general– y del sistema de pensiones –en particular–, el organismo supervisor subraya la enorme incertidumbre que la guerra de Ucrania ha añadido a la recuperación económica y los perniciosos efectos de la inflación sobre las rentas de familias y empresas y sobre el crecimiento de la actividad.
Para dar respuesta de políticas económicas a estos desafíos, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, apeló a la construcción de «grandes consensos políticos y sociales» en su presentación del informe.
Tal es la incertidumbre que, después de haber rebajado en abril su previsión de crecimiento para este año de la economía española (del 5,1% al 4,5%), ya se anuncia un nuevo recorte en las perspectivas que el organismo publicará en junio, según adelantó el director general de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán, sin querer precisar si la nueva proyección coincidirá con la última formulada por el Gobierno, del 4,3%, o se acercará más al 4% que ha estimado la Comisión Europea.
El pinchazo del crecimiento del PIB en el primer trimestre está en el origen de esta corrección a la baja. El Banco de España había estimado un crecimiento trimestral del 0,9% que los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) dejaron en apenas el 0,3%. Las nuevas perspectivas también reexaminarán la previsión de inflación (en abril estimó el 7% para este año).
Existe coincidencia en las previsiones de todos los organismos en que la inflación se moderará de forma radical en 2023 para aproximarse al entorno del 2%. En todo caso, el gobernador del Banco de España insiste en la necesidad de que los agentes sociales alcancen un pacto de rentas para que los empresarios y los trabajadores (también los pensionistas) se repartan de forma equitativa el empobrecimiento derivado de la inflación importada del exterior a través de la factura energética, alimentaria y de materias primas.