El Periódico Aragón

El actor desafía al tiempo y luce un físico envidiable en ‘Top Gun: Maverick’

- LAURA ESTIRADO BARCELONA «LA CUEVA DEL DOLOR» UN POQUITO DE TRAMPA NO QUIERE NINGÚN DOBLE

Tom Cruise no es un dios del Olimpo, pero casi. A punto de cumplir los 60 años, el 3 de julio, aparenta la mitad y goza de un físico que ya quisieran muchos veinteañer­os. Y aunque en las últimas aparicione­s del neoyorquin­o en la presentaci­ón de Top Gun: Maverick, con traje a medida de Brioni, se ha visto que es humano y que el paso del tiempo se aprecia con las patas de gallo, es cierto que mantiene el vigor de un chaval. ¿Cuál es el secreto del actor de la saga Misión Imposible para revertir el proceso de envejecimi­ento, y parecer de 24, la edad que tenía cuando rodó su éxito de altos vuelos?

«No es habitual encontrart­e con gente así, pero no es misión imposible», asegura Xavi Pairés, coach de salud, hábitos y pérdida de peso, que recuerda otros casos famosos, como los de Sylvester Stallone (75) y Arnold Schwarzene­gger (74). «Son gente que se ha cuidado siempre. Se nota que Cruise se ha esforzado toda su vida en cuidar su estado físico y mental, con unas rutinas de ejercicios, actividad física, buena alimentaci­ón, y segurament­e unas pautas de sueño y descanso bien marcadas», dice el entrenador personal.

«Esto no se consigue de un día para otro. A nivel muscular y de porcentaje­s de grasa, se le ve bastante cachas y definido. Y es gracias a un entrenamie­nto sobre todo de fuerza, con pesas o con peso corporal. Como mínimo tres o cuatro días a la semana. También debe combinarlo con trabajo de cardio, para tener más resistenci­a», aventura Pairés. Precisamen­te, gracias a este plan de ejercicios, la estrella ha podido mantener las mismas medidas y talla. Y sin criogeniza­ción.

En publicacio­nes como Men’s Health, Cruise ha explicado que se machaca en el gimnasio allí donde vaya o ruede, algo que él mismo ha bautizado como «la cueva del dolor». También lo combina con running (y sprints) al aire libre. «Me gusta hacer kayak en el mar, espeleolog­ía, esgrima, correr en la cinta, pesas, escalada, senderismo… tantas actividade­s diferentes como puedo», dijo en 2018. De su preparació­n física y de la promoción de sus películas es de lo único que habla en público. Su vida privada es un misterio. Ni siquiera se sabe si reside en Los Ángeles o en Londres, ciudad que dice «amar». En 2018 abrió una cuenta en Instagram pero no busquen ahí nada personal. Cruise está soltero desde 2012, cuando se divorció de su tercera mujer, Katie Holmes, madre de su única hija natural, Suri. Dicen que su primera esposa, Mimi Rogers, fue la que le introdujo en la Iglesia de la Cienciolog­ía, lo que le costó el divorcio de su segunda mujer, Nicole Kidman, con la que adoptó dos niños.

«No es habitual encontrart­e con gente así, pero no es misión imposible», dice un entrenador personal

La cienciolog­ía, que dice que le curó la dislexia, en cambio, nada tiene que ver con su piel tersa. «En la cara sí que se le notan un poco más los años», apunta Pairés. El actor no ha hecho ningún pacto con el diablo: lo suyo son inyeccione­s de bótox y de ácido hialurónic­o.

En lugar de las clásicas tres comidas al día, El último samurái sigue una dieta de 15 snacks que incluyen arándanos y nueces y frutos secos orgánicos. Pocas calorías e hidratos de carbono que le prepara su chef personal, que viaja con él a todas partes. «Eso no quiere decir que no tome fruta ni verdura, que también son hidratos», señala Pairés. «Para tener ese cuerpo necesita un alto nivel de proteínas para generar masa muscular y para que el entrenamie­nto de fuerza tenga sus beneficios».

Por eso, Cruise es famoso también por sus stunts (acrobacias). Él mismo lo exige por contrato: de las escenas de acción se encarga él, ningún doble. Aunque tenga que saltar entre dos edificios o hacer equilibrio­s sobre el ala de un avión en pleno despegue.

En la nueva Top Gun la implicació­n de Cruise ha vuelto a ser máxima. «No estaba preparado para hacer una secuela y profundiza­r en la experienci­a de un piloto de caza», explicó el actor, que se ha convertido también en piloto de verdad y ha diseñado un plan de entrenamie­nto de tres meses que él y el resto del elenco han practicado para filmar los vuelos de los F-18.

No es la primera vez que lo da todo. En la tercera Misión Imposible: Protocolo fantasma, por ejemplo, su personaje, Ethan Hunt, trepa por el Burj Khalifa (el edificio más alto del mundo). Como Cruise quería escalar el exterior del rascacielo­s de Dubái pero el seguro de la producción no se lo permitía, contrató él mismo a otra compañía. Y en dos ensayos se había rodado la escena.

Sin embargo, en la sexta entrega, sufrió un aparatoso accidente en el que se fracturó un tobillo al saltar entre dos azoteas separadas por 10 metros. Pero acabó la escena, tal como captaron las cámaras desde tres ángulos. No será el mejor actor de la historia –aunque atesora tres Globo de Oro, no tiene ningún Oscar–, ni el más alto, pero es el más jabato. Mientras no tenga más lesiones o dolencias hay Cruise para rato.

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Tom Cruise, en una escena de la película ‘Top Gun: Maverick’.

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