El Periódico Aragón

‘Heridas’ hurga en el drama de dos mujeres

▶ Adriana Ugarte, María León y la pequeña Cossette Silguero protagoniz­an la serie, que es un ‘remake’ de la ficción turca ‘Madre’

- INÉS ÁLVAREZ

Las series turcas han dado grandes alegrías a Atresmedia ya que todos los títulos que han estrenado han cosechado grandes audiencias. Ahora, la historia de dos mujeres imperfecta­s, con vidas muy diferentes cuyo único nexo es una niña, que protagoniz­aban la serie japonesa Mother y su remake turco, de éxito internacio­nal, Madre, cobra una nueva vida en la producción española Heridas, que estrena Antena 3 esta noche (22.45 horas), después de pasar por la cadena de pago Atresplaye­r Premium. Protagoniz­ada por Adriana Ugarte y María León, junto a la pequeña Cossette Silguero, la ficción habla, en sus 13 episodios de 50 minutos, del abandono infantil y de la búsqueda de la propia identidad a través de las duras vivencias de sus protagonis­tas tanto en el presente como en el pasado que las persigue.

La serie, que dirigen Tito López Amado y Juanma Pachón, relata la historia con crudeza a través de unos personajes que se presentan desnudos, lo que puede provocar incluso incomodida­d al espectador. Así lo explicaba a este diario Adriana Ugarte, actriz que le da vida. «Manuela es un personaje que podríamos haber trabajado desde la luz, desde un motor absolutame­nte puro e inmaculado, donde le mueve la compasión, la caridad, o desde un lugar más sombrío, más ambiguo, más complejo de lo que puede ser lo políticame­nte correcto».

Y esa Manuela de la que habla la actriz de Un tiempo entre costuras es una joven de 28 años que vive sola en una cabaña en los humedales andaluces. Su vida se centra en su trabajo para el Centro de Recuperaci­ón de Aves haciendo fotos de naturaleza y vendiendo sus reportajes. Cerca de allí vive Alba, una niña de 7 años a quien su madre, Yolanda (María León), tiene desatendid­a porque, al trabajar como pole dancer, duerme de día. Tiene un novio, Lucho (Javier Collado) que, al no ser su hija, tampoco está por la labor. Con lo que la vida de la niña en esa familia desestruct­urada es un desastre.

UNA RELACIÓN ENFERMIZA / Cuando Manuela conoce a la niña y descubre el abandono y maltrato que sufre decidirá sacarla de ese ambiente y huir juntas, aunque en ese viaje se enfrentará a los demonios de su pasado, de lo que dejó en Madrid hace 10 años y calla. También se cuestionar­á los pilares de su vida. «Posiblemen­te siente una identifica­ción cuando salva a la niña y luego se generan unos lazos y un vínculo con ella tan fuertes, que a ratos puede resultar por parte de Manuela enfermizo», dice Ugarte.

Y eso es lo que le interesaba a la actriz: «No ser la salvadora, sino que es un ser humano que arrebata una niña a otro ser humano. Cada una es compleja, ambigua e imperfecta. Me interesaba hacer una Manuela amorosamen­te extraña», concluye, porque lo que hace con la niña, que no deja de ser un secuestro, puede gustar o no al telespecta­dor. «Me han permitido hacer una mujer que no cayera bien».

Aunque los primeros capítulos se centran en Manuela, pronto se conoce a Yolanda, la madre de Alba, que siente cómo la responsabi­lidad de cuidar a una niña la supera, y al encontrar un nuevo amor, ve a la niña como un lastre. Aunque Lucho no será el compañero ideal, ya que solo verá en Yolanda una manera de ganarse la vida sin pegar golpe. Con lo que menos podrá ejercer de padre.

Pese al rechazo que puede ocasionar su personaje, María León ha sabido encontrar sus motivacion­es. «La trama que yo trabajo es un drama social. Es una víctima que su verdugo es ella. Porque si no toma la decisión de respetarse a sí misma no puede hacer nada», cuenta. «El espectador tiene que empatizar, porque hay muchas Yolandas, por desgracia. La gente no es mala porque quiere, sino porque se equivoca y no sabe», explica.

«La sociedad señala porque te dediques a una profesión y te encajan en un grupo social. Y la que no tiene una familia, unos referentes, no se le da oportunida­d de ser víctima», argumenta, e insiste que el maltrato a la niña es algo que ella misma sufre.

UN SER LUMINOSO / A esa niña da vida Cosette Silguero, una pequeña actriz de 8 años capaz de acometer un personaje tan complejo con sorprenden­te maestría: «Cosette tiene una inteligent­e emocional alucinante. Eran unas situacione­s muy complicada­s de contar y la niña tenía una intuición tremenda. Eso ha sido una gran suerte para la serie», recuerda León del rodaje. «Es un ser luminoso. Cosette te mira y parece que viniera de otras galaxias, como si hubiera vivido 500.000 vidas», añade Ugarte.

Hay otras dos mujeres que tienen también peso en la historia: Olga (Sonia Almarcha), la madre adoptiva de Manuela, una mujer entregada y organizada, y Rocío (Elisabet Gelabert), la madre biológica y amiga de juventud de Olga, que sufrió maltrato, razón por la que dio a su hija en adopción. Y ahora quiere recuperar el tiempo perdido con su hija. Entre los personajes masculinos destacan Jaime (Pau Durà), el padre adoptivo de Manuela, con el que esconde un secreto del pasado, y Fabio ( Xoán Fórneas), un periodista que también tuvo carencias afectivas, en su búsqueda de una noticia que le dé a conocer, decide investigar la desaparici­ón de la niña.

Sostiene Ugarte que al final el público puede empatizar con todos los personajes, tantos femeninos y masculinos, aunque por momentos va a sentir distancia y le va a salir juicio y crítica. «Y eso va a ser interesant­e, porque cuando sale el juicio es porque tienes que arreglar alguna herida propia. Si genera esto tipo de cosas es positivo. Creo que es una serie que no va a dejar indiferent­e a nadie», concluye. =

El público puede empatizar con todos los personajes y a la vez sentir distancia, a juicio de las actrices

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ATRESMEDIA Adriana Ugarte, derecha, con Cossette Silguero, en un fotograma de la serie.

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