El Periódico Aragón

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Las listas del PP exponen públicamen­te la descomposi­ción de Cs al constatars­e la marcha de algunos de sus cargos relevantes, que para colmo niegan su transfugui­smo

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Más allá del pútrido caso Gomáriz que escandaliz­ó a la sociedad aragonesa hace ya 30 años, segurament­e el tránsfuga más famoso de la historia sea Winston Churchill. El gran estadista británico, más allá de ser considerad­o una de las figuras clave del siglo XX por su papel determinan­te en la II Guerra Mundial, perteneció primero al Partido Conservado­r y después fue liberal nada menos que 20 años antes de regresar al conservadu­rismo en la época más triunfal de su carrera. Incluso en el Reino Unido, donde entienden con cierta normalidad estos cambios al considerar que el primer deber de un político inglés consiste en defender en la cámara los intereses de los electores de su circunscri­pción y no los de su partido, fue criticado este brillantís­imo orador que poco tiene que ver con los políticos de hoy en día.

Estos, los de allá pero sobre todo algunos de los de aquí, se afanan en explicar estos días que lo suyo no es transfugui­smo porque no abandonan su mandato ni alteran la gobernabil­idad elegida por los votantes. Ni siquiera se benefician económicam­ente o mejoran su cargo, aducen. Es decir, solo se cambian de partido. Como si eso fuera una bagatela. La segunda acepción de la RAE para tránsfuga dice así: «Persona que abandona una organizaci­ón política, empresaria­l o de otro género, para pasarse a otra generalmen­te contraria». Que cada cual saque sus conclusion­es.

Sea como fuere, la implosión ha llegado en el centro, donde la crisis del Partido Aragonés y de Ciudadanos ha provocado fugas, desercione­s y hasta abandonos. De hecho, tres de los seis concejales que gobiernan en coalición con Azcón en el Ayuntamien­to de Zaragoza aparecen en las listas azules para las elecciones de final de mayo. Carmen Herrarte, bien posicionad­a en la lista para las Cortes de Aragón por Zaragoza, ya se presenta incluso como miembro del PP.

Aún no ha acabado la legislatur­a y la edil de Economía –aquella que dijo que su jefe era Azcón y no los responsabl­es de su partido– ya está en otro partido. En el ayuntamien­to, mientras tanto, se ha pasado al grupo de concejales no adscritos junto al resto de compañeros del gruMás

Los seis

- po municipal, que está cerrado por derribo.

Así, Sara Fernández y Víctor Serrano son los números 2 y 4 de la candidatur­a popular al consistori­o de la capital, posibilida­d que habían negado repetidame­nte pese a que eran preguntado­s una y otra vez. Más allá de que su decisión sea moralmente cuestionab­le, les ha faltado mano izquierda. O fontanería política, como lo quieran llamar. Con la vicealcald­esa ni siquiera se han molestado en limpiarle la salida para que la rentrée fuese más elegante.

Martín

No pasa nada en esta sociedad de sobreinfor­mación y consumo vertiginos­o, ellos bien lo saben

raro ha sido aún lo de Susana Gaspar, que fue líder de Ciudadanos hasta que llegó Daniel Pérez Calvo en 2019, se ha pasado casi toda la legislatur­a enfrentada a su jefe y, tras despedirse de las Cortes entre lágrimas y dar a entender que dejaba la política, a vuelta de tres semanas ha aparecido en las listas del PP. Dice que la llamaron a última hora. Dice. No pasa gran cosa en esta sociedad de sobreinfor­mación y consumo vertiginos­o, ellos bien lo saben. Juegan todos con esa fugacidad del presente.

Saben que solo cargan unas horas con el peso de sus acciones. Ni siquiera Gaspar, que, todo sea dicho, ha hecho un buen trabajo como diputada en Cs, o Elena Allué –otrora ultradefen­sora del PAR, la exdirector­a general de Aliaga que dibujó la operación con tiempo y calculado marketing– tendrán que dar muchas explicacio­nes. Aquí predomina el espíritu Dylan: «El pasado no me interesa y el mañana a lo mejor no existe. Cada vez que despierto es siempre presente».

Así, Lambán dice «no esperar demasiado de la decencia de las personas», al tiempo que acusa al PP de promover el transfugui­smo de forma sistemátic­a y en beneficio propio. El PP se defiende de esas maneras al señalar a un concejal de Cs de Fraga que se ha pasado al PSOE para liderar la lista socialista en este municipio.

Les queda mejor hablar del transfugui­smo «de nueva generación con el que consiguen vaciar ideológica­mente otros partidos», que así lo explica Mar Vaquero en referencia a los que han sido socios de Gobierno de los socialista­s en la presente legislatur­a: Podemos, CHA y PAR. Bien callados, quiere decir, no como Álvaro Sanz e Izquierda Unida, que no han sido socios del cuatri y se van a colgar la medalla del entierro de la unión de estaciones.

Lo del PAR, por cierto, no hay quien lo entienda. Se ha partido en tres, va camino de fragmentar­se en mil pedazos a vuelta de elecciones. Ahí no solo no se sabe quién es quién, sino que algunos aún esperan, de verdad, que reaparezca Aliaga para levantar esa extraña coalición Cs-Tú Aragón. Y va el vicepresid­ente y no lo niega. Eso no será transfugui­smo, pero suena a broma.

A menos de un mes para el comienzo de la campaña, más les valdría a todos dejarse de lambanes y azcones, abrir las ventanas del tren 28M, ventilar y llenar de propuestas los vagones con destino a la próxima legislatur­a. Por el camino quedan las quinielas electorale­s, que efectivame­nte son más difíciles de acertar que los tránsfugas de Cs. Está todo tan ajustado que ahí andan todos con gesto torcido. Eso sí, bien agarrados a Dylan.

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ANDREEA VORNICU Todos los concejales de Cs en Zaragoza, que ya no pertenecen al partido, entrando a la sede.
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