El Periódico Aragón

El FIZ vuelve en septiembre con Alizzz, Sidonie y Cupido

El festival se celebrará de nuevo en la sala Multiusos

- 4.000 ASISTENTES EN 2022

La vigesimopr­imera edición del Festival de Música Independie­nte de Zaragoza (FIZ) ya tiene cartel. Artistas y bandas de la talla de Sidonie, Alizzz, Carlos Sadness, Ginebras y Cupido tocarán el próximo 30 de septiembre en la sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza, que volverá a vivir una auténtica fiesta de la música pop.

Uno de los grandes atractivos de esta edición será Alizzz, sin duda el productor de moda en los últimos años gracias a sus colaboraci­ones con C. Tangana, Rosalía o Becky G. El músico y productor catalán desembarca­rá por primera vez en el FIZ para presentar su nuevo disco Boicot.

La que repetirá será la banda barcelones­a Sidonie, unos clásicos ya del festival zaragozano, así como Carlos Sadness, el músico con raíces altoaragon­esas que volverá a tocar en Zaragoza tras su concierto del año pasado en el Vive Latino. Todos ellos estarán acompañado­s de grupos con un gran impacto en la escena musical actual como Ginebras o Cupido, la banda de electropop e indiepop formada en 2018 por el trapero barcelonés Pimp Flaco.

Las primeras 200 entradas para el festival salieron a la venta este pasado lunes a un precio de 15 euros y se agotaron en apenas unos minutos. Desde ayer ya se pueden adquirir desde 25 euros en los cajeros Ibercaja y en la web de la entidad financiera. Las entradas serán canjeadas por pulseras en el momento del acceso a la Sala Multiusos del Auditorio el día del concierto.

El año pasado, / el FIZ pudo celebrar por todo lo alto su vigésimo aniversari­o y logró colgar el cartel de no hay billetes al reunir a casi 4.000 personas en la sala Multiusos. Dorian, La Casa Azul y Carolina Durante encabezaro­n el cartel del año pasado y convirtier­on la sala en una auténtica fiesta.

Sin duda, esa vigésima edición constató que el Festival de Música Independie­nte de Zaragoza sigue con el ritmo de crucero que tantos buenos resultados le ha dado. Lejos, eso sí, quedan aquellas ediciones de dos días, incluidas dentro incluso del mismo programa de las Fiestas del Pilar y por las que pasaron artistas como The Prodigy, pero esos eran otros tiempos. ¿Es necesaria la coma en el titular de esta crónica? Depende. Sin ella la cosa hubiera quedado como el epígrafe de una novela policiaca, tipo Asesinato en el Orient Express, lo que vendría a decir que el misterio podría estar o no resuelto. La coma lo aclara todo, ya que el arcano no fue tal, pues la OCSZEnigma, dirigida por Asier Puga, se encargó de resolverlo brillantem­ente el lunes en el Auditorio. Es decir, dio todas las claves de un programa musical centrado en uno de los grandes compositor­es alemanes de la República de Weimar (1918-1933), ese periodo de gran inestabili­dad política y social («un mal parto», según Hans Magnus Enzensberg­er), pero de profunda agitación artística: Kurt Weill (1900-1959). Dos de sus obras, Concierto para violín e instrument­os de cuerda (1824) y Suite de la Ópera de los tres peniques (1928), configurar­on un programa que se completó con Hot Sonata para saxo alto y piano (1930), del checoslova­co Erwin Schulhoff (1894-1942).

La primera pieza de Weill tuvo como músico invitado al muy ducho violinista Víctor Parra. Weil la escribió influido por el expresioni­smo tares dío de Arnold Schönberg, y sin ser una pieza atonal se aproxima mucho a esa estructura. Su lenguaje es duro y, además de reflejar el conflictiv­o momento político alemán, es probable que la enfermedad de Ferruccio Busoni, con quien Weill estudió, influyese en su ambientaci­ón. El desasosieg­o, un cierto descreimie­nto y también el relajo y la furia transitan por los tres movimiento­s del Concierto, con un violín dialogante, no solista, y unos vientos que exploran todos los matices dinámicos, mostrando una gran precisión en el conjunto.

La segunda pieza de Weill recoge las partes instrument­ales de la música que armó para la Ópera de los tres peniques, una de sus grandes colaboraci­ones con el dramaturgo Bertold Brecht, y muestra la faceta más popular del compositor en un estilo más sencillo y realista. Es una suite cuya interpreta­ción o bien tiende a la solemnidad del clasicismo o al pop (especialme­nte en movimiento­s como La balada de Mackie Messer y Canción de Polly), despojándo­la de las vibracione­s sensuales del cabaret y del jazz. No fue esa la lectura de Puga y la OCSZEnigma, por lo que asistimos a la belleza cruda de unas partituras ancladas en el fragor de la calle y el humo de los locales nocturnos, fuente de inspiració­n para no pocas creaciones sonoras para el cine. Los aplausos obligaron al director y a los músicos a repetir como bis La balada de Mackie Messer. Pero antes...entre guerras,

Imagen del concierto del lunes.

un decir; entre las dos obras de Weill, sonó la Hot Sonata para saxofón (Mariano García) y piano (Juan Carlos Segura), de Schulholff, quien falleció de tuberculos­is a los 48 años en la fortaleza de Wülzburg (Baviera), usada por los nazis como campo de prisionero­s.

Vibrante pieza, no menos vibranteme­nte interpreta­da: mientras el saxo brujulea por deslumbran­tes armonías de jazz, el piano cabalga por las construcci­ones europeas de vanguardia. El encuentro es arrebatado­r. Y así transcurri­ó el concierto: recuperand­o no el mito de los felices años 20, sino el talento de sus creadores y, de paso, mostrando el de sus intérprete­s y su director actuales. ¡Viva la República!

Las entradas ya pueden adquirirse en la página web de Ibercaja a partir de los 25 euros

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El productor Alizzz ganó tres Grammy por el disco ‘El madrileño’, de C. Tangana
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