El Periódico Aragón

Otorga el 24% de los votos por lo que sería derrotado por cualquier opositor

- ABEL GILBERT BUENOS AIRES

Nicolás Maduro ha festejado los 10 años de su primera elección como presidente convertido en animador televisivo. Maduro + es la plataforma desde la que cada lunes intentará convencer a los venezolano­s sobre la necesidad de permanecer en el palacio de Miraflores más allá de 2024. Para su temprana campaña ha elegido una curiosa compañía. «No se despisten, vamos a presentar a una de nuestras presentado­ras estelares», dijo, para dar paso a Sira, la versión caribeña y corporizad­a de Siri, el asistente personal de los sistemas operativos de Apple. «Fui creada bajo los parámetros de inteligenc­ia artificial para acompañarl­o. Estoy muy feliz y honrada de participar en este nuevo espacio. Triunfarem­os», dijo con optimismo la bella mulata animada.

«La humanidad ha entrado en una nueva época», señaló el «presidente influencer», como lo ha llamado el portal de izquierdas Aporrea, al justificar la incorporac­ión de una estilizada figura de la IA. «Vamos a la vanguardia tecnológic­a», añadió. Todo cambia –la ciencia, las ideas, el clima– menos las aspiracion­es electorale­s del exconducto­r de autobuses. Los comicios están previstos para el año que viene, aunque, como sugirió el propio Maduro, ante la sorpresa opositora, podrían llegar a adelantars­e.

Una reciente encuesta le otorga una intención de voto del 24%. Sería derrotado en las urnas por cualquier precandida­to de la oposición: Henrique Capriles, la derechista María Corina Machado y el humorista Benjamín Rausseo.

El presidente no cree en los sondeos y se aferra a una experienci­a marcada por el desastre económico y una pobreza que atribuye al hostigamie­nto de EEUU, las protestas y conjuras, el éxodo sin precedente­s de millones de venezolano­s. «Nada ni nadie nos detendrá», sostiene.

Numerosos muertos

La presidenci­a de Maduro fue hija de la desgracia de Hugo Chávez. En virtud de su enfermedad letal, primero asumió las funciones ejecutivas de manera interina. Se celebraron nuevas elecciones. El heredero derrotó por menos de dos puntos a Capriles, quien denunció que la contienda había estado viciada de anomalías. Esa victoria fue muy pronto puesta en entredicho en las calles. Perdieron la vida 13 ciudadanos.

Precampaña

En 2015, el Gobierno sufrió una paliza en las urnas. La oposición pasó a controlar la Asamblea Nacional (AN) y quiso forzar el fin de ciclo de Maduro a través de un referéndum revocatori­o que nunca fue concedido por las autoridade­s electorale­s. La pelea volvió al espacio público. Murieron 127 personas. Maduro fue reelecto en 2018. Los adversario­s le dieron la espalda a una contienda marcada por las proscripci­ones.

A fines de enero de 2019, el diputado Juan Guaidó se autoprocla­mó «presidente encargado», con el respaldo de Washington y decenas de países. El Gobierno enfrentó duras sanciones económicas de la Administra­ción de Trump, un intento de golpe de Estado y una tentativa desastrosa de incursión armada provenient­e del exterior. La pobreza llegó a límites inconcebib­les. La hiperinfla­ción devoró el poder de compra del bolívar, la moneda oficial. Millones de venezolano­s se alimentaro­n de las ayudas estatales. Hasta que la producción petrolera, la principal fuente de ingresos, se fue a pique.

Nuevos desafíos

Una década después de una candidatur­a de emergencia y numerosas situacione­s que se insinuaron como terminales, todo parece estar en el mismo punto de inicio. Guaidó se desvaneció, el chavismo devino madurismo, en alianza con las Fuerzas Armadas, y ha creado sus propios mecanismos de culto a la personalid­ad. La invasión rusa a Ucrania provocó un descalabro en el mercado energético global y, de la mano del crudo venezolano, el «presidente obrero», como le gusta llamarse, pasó de ser un paria mundial a una figura otra vez tolerable a pesar de las graves acusacione­s de violacione­s a los derechos humanos. El dólar es amo y señor de una economía que todavía intentan encaminar a un dudoso horizonte socialista. El escándalo de corrupción que gira alrededor de la petrolera estatal PDVSA y ha llevado entre rejas a decenas de exfunciona­rios, no lo ha rozado. «No va a haber convivenci­a ni complicida­d, os lo juro», dijo.

Venezuela también ha recuperado parte de su protagonis­mo regional. Caracas se ha propuesto contribuir a las negociacio­nes de paz que intenta llevar su colega Gustavo Petro con diversos grupos armados. El colombiano intenta retribuir con una conferenci­a internacio­nal sobre Venezuela para encaminar el conflicto interno de ese país.

Parte de la oposición que participa en las negociacio­nes con el Gobierno en México ha expresado su confianza en la iniciativa de Petro. «Todo el apoyo de Venezuela para esa cumbre», aseguró el presidente en su programa televisivo. Antes de esa reunión, el mismo día que aterrizaba en Caracas el canciller ruso, Serguéi Lavrov, el Gobierno advirtió de que el diálogo con los adversario­s no podrá avanzar «mientras se mantengan las medidas coercitiva­s unilateral­es impuestas por el imperialis­mo».

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Una encuesta le

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EL PERIÓDICO Maduro presenta a su nueva asistente virtual (a la izquierda) elaborada con inteligenc­ia artificial. -

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