El Periódico Aragón

El Congreso aprueba la ley de vivienda en plena precampaña

La norma, una de las medidas estrella de la legislatur­a, topa las subidas de alquiler El Gobierno contó con el apoyo de ERC, EH Bildu, Más País y Compromís

- MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ AÑOS DE TRABAJO DURO

En la madrugada del 25 de octubre de 2020 en el seno del Gobierno de coalición se negociaban los primeros Presupuest­os de la alianza PSOE-Unidas Podemos. A escasas horas de que los socialista­s quisieran aprobar el proyecto presupuest­ario en el Consejo de Ministros, los morados se plantaron. Aquella noche, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, mano a mano, desencalla­ron la negociació­n con el compromiso de impulsar una ley de vivienda. Noveciento­s trece días después, el Congreso de los Diputados, en una ajustada votación, aprobó la primera normativa de vivienda de la historia de España que permitirá limitar el precio de los alquileres.

PSOE y Unidas Podemos, con el apoyo de ERC, EH Bildu, Más País y Compromís –176 votos favorables– consiguier­on sacar adelante una de las leyes estrella de la legislatur­a y que, sin duda alguna, se encuentra entre las cinco normas que más quebradero­s de cabeza ha traído al Gobierno. Tras casi un año y medio de negociacio­nes en el seno del Ejecutivo y prácticame­nte el mismo tiempo en la Cámara baja, la ley dio uno de sus últimos pasos a las puertas de los comicios autonómico­s y locales del 28M. Este argumento, el del «electorali­smo», lo esgrimiero­n varias formacione­s, entre ellos PP, Vox, Cs y otros grupos minoritari­os para votar en contra. También se opusieron, aunque alegando invasión de competenci­as autonómica­s, PNV, Junts y PDECat. En total, 167 noes. Tan solo hubo una abstención, la del BNG.

Sin embargo, el acuerdo que cerró el Gobierno de coalición con los republican­os catalanes y la formación abertzale hace dos semanas dio vía libre a la norma. Además, su aprobación, coincide con los continuos anuncios del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, sobre la creación de un total de 113.000 viviendas públicas en los próximos años. «Con esta ley de vivienda, con las palancas que se reconocen legislativ­amente y con todo el impulso que vamos a dar a la promoción de vivienda pública creo que vamos a poder cambiar el paradigma y convertir lo que hoy es un bien de lujo en un bien de primera necesidad», sentenció el jefe del Ejecutivo tras aprobarse la norma.

Las dos formacione­s del Gobierno intentaron reivindica­r la norma como propia. Tanto la ministra de Transporte­s, Raquel Sánchez, como la responsabl­e de Derechos Sociales, Ione Belarra, principale­s negociador­as de la ley, aplaudiero­n el logro que se consiguió ayer. «Es una ley de esperanza para los jóvenes» que convierte la vivienda en «el quinto pilar del Estado de bienestar», aseveró la dirigente socialista. Además, recalcó que se trata de un texto legislativ­o «sólido jurídicame­nte», que «respeta el marco de las competenci­as de las comunidade­s autónomas» y que «no va en contra de nadie».

No lo ve / de la misma manera la secretaria general de Podemos. «Hoy pierde la banca, los buitres, los fondos de inversión y gana la gente, los inquilinos e inquilinas que tienen una hipoteca. Han sido años de trabajo muy duro, pero que nadie se lleve a error, hoy no termina nada», sentenció Belarra desde la tribuna del Congreso. La ministra, que heredó la negociació­n de manos de Iglesias, señaló que las conversaci­ones con los socialista­s han sido «muy difíciles», debido a los «muchos intereses en juego» y que, por tanto, estarán «vigilantes» a que se cumpla a rajatabla. Además, de manera velada, criticó los anuncios de Sánchez sobre la construcci­ón de vivienda: « Lo fundamenta­l no es solo construir, sino hacer que los promotores privados cumplan y se responsabi­licen. Ese es el verdadero avance de esta ley».

Los negociador­es de ERC y Bildu también defendiero­n la norma. La diputada republican­a catalana Pilar Vallugera reivindicó que «el proyecto de ley era impresenta­ble», pero que durante un tira y afloja que ha durado más de 400 días han logrado modificar todos los artículos, a excepción de uno. Por su parte, el portavoz abertzale, Oskar Matute, admitió que «es un paso corto» para lo que hubieran deseado, pero «un paso necesario» y ante las críticas de algunas formacione­s nacionalis­tas dijo que «se garantiza el respeto a las competenci­as» y que «no es un texto centraliza­dor, sino habilitant­e».

La norma elimina el IPC como índice de referencia para la actualizac­ión de la renta, fijando un máximo del 2% para este año, del 3% para 2024 y a partir de 2025 se creará un nuevo índice al que deban ajustarse esas subidas. Además, deja en manos de las comunidade­s autónomas la declaració­n de zonas tensionada­s, donde los pequeños tenedores no podrán subir los precios al realizar nuevos contratos (salvo excepcione­s) y los que tengan 10 o más inmuebles deberán ajustar las rentas a un índice creado por el Ministerio de Transporte­s.

Por otro lado, la norma incluye que los gastos de gestión inmobiliar­ia y los de formalizac­ión del contrato serán siempre a cargo del arrendador. También incorpora medidas de protección frente a los desahucios, prohibiend­o los lanzamient­os sin fecha y hora predetermi­nada e incluyendo nuevas prórrogas en los procedimie­ntos de desahucios. Además, obligará a reservar el 40% de las nuevas promocione­s de vivienda a vivienda social. No obstante, quedan sin regular los alquileres turísticos, como ha reclamado Unidas Podemos y otras formacione­s, después de que el PSOE se negara por ser competenci­as autonómica­s.

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JOSÉ LUIS ROCA Pedro Sánchez y Raquel Sánchez, ministra de Transporte­s, ayer en el Congreso.

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