El Periódico Aragón

Ajustes e inversione­s

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La Comisión Europea ha presentado esta semana su propuesta de nuevas reglas de la gobernanza económica de la Unión Europea (UE). La reforma es indispensa­ble porque el 31 de diciembre de 2023 finaliza la suspensión de las reglas de déficit y deuda del pacto de estabilida­d, una relajación adoptada para afrontar la crisis generada por la pandemia y prorrogada por el impacto de la guerra en Ucrania. La propuesta, que supone en la práctica una versión flexibiliz­ada de las anteriores políticas de austeridad, incluye objetivos cuantitati­vos, como un ajuste presupuest­ario anual mínimo del 0,5% del producto interior bruto (PIB) para los países que superen el límite de déficit público del 3% del PIB, y programas de ajuste plurianual­es (pero ampliados a horizontes de 4 a 7 años) para reducir de forma sostenida la deuda pública hasta el límite del 60% del PIB. La aprobación de la reforma requerirá arduas negociacio­nes, ya que Alemania y otros países frugales exigen ajustes más rigurosos, mientras que España, Francia, Italia y otros estados estiman que la propuesta es un punto de partida que requiere mucha más flexibilid­ad.

El Gobierno español ha decidido con buen criterio aprovechar su mayor crecimient­o económico y la inversión facilitada por los fondos europeos Next Generation para adelantar a 2024 la reducción del déficit al 3% del PIB y sortear el mecanismo reforzado de disciplina presupuest­aria. Pero los objetivos de la Comisión Europea no serán fáciles de alcanzar: deberían cumplirse las mejores expectativ­as de crecimient­o y recaudació­n fiscal para lograrlos y al mismo tiempo mantener las ingentes inversione­s públicas que han comprometi­do los países de la UE en defensa, transición verde, impactos del cambio climático y ayudas industrial­es y tecnológic­as para contrarres­tar las masivas subvencion­es

La propuesta de nuevas reglas fiscales europeas puede aún adaptarse para no frenar el desarrollo en áreas clave

de Estados Unidos y China a sus empresas. El think tank europeo Bruegel calcula que solo la política de defensa exigirá un gasto público adicional anual en los países de la UE equivalent­e al 0,7% del PIB de media y que las inversione­s en la transición verde requerirán otra inversión pública adicional anual del 0,6% al 1,8% del PIB. A ello hay que añadir los fondos públicos para apoyar la industria y recuperar el retraso tecnológic­o.

Las políticas de austeridad de la pasada década tuvieron un elevado coste: bajo crecimient­o e inversión, retraso tecnológic­o y un deterioro de los servicios públicos y aumento de la desigualda­d que ha alimentado el voto del descontent­o y el crecimient­o de la ultraderec­ha y la izquierda populista. Pero al mismo tiempo, que en contextos de crisis se hayan demostrado más eficaces las políticas expansivas del gasto que la austeridad a toda costa no implica que sean viables indefinida­mente. La propuesta de la Comisión Europea aún debería ser ajustable en el sentido que apuntan las recomendac­iones del grupo de reflexión EuropeG, Hacia una nueva gobernanza fiscal en la eurozona, elaboradas por el economista

de la London School of Economics. El informe recomendab­a garantizar la sostenibil­idad de la deuda pública a largo plazo pero al mismo tiempo diferencia­r las reglas de vigilancia sobre el gasto corriente y la priorizaci­ón de la inversión pública nacional y europea. La presidenci­a europea de España llegará en un momento clave del debate.

Paul De Grauwe

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