El Periódico Aragón

Felices, muy felices

- MARÍA JESÚS Ruiz*

Me asombró un poco leer esta semana que el Instituto Nacional de Estadístic­a haya concluido con sus estudios que dos de cada tres españoles son felices siempre o casi siempre, el 67,3% de la población. Es cierto que el concepto de felicidad es muy subjetivo como cualquier emoción, pero ¿tan felices somos? Ojalá así sea, pero yo diría que en esta moda de banalizar conceptos tan importante­s en la vida como la libertad, se está haciendo lo mismo con la felicidad, o simplement­e la tiranía a la que nos someten las redes y la presión social nos obligan a decir que si cuando nos preguntan ¿es usted feliz?

En muchas ocasiones escuchaba de cría y ahora yo repito a los adolescent­es de la familia el mantra de con nada os conformáis, con lo poco que teníamos nosotros y lo felices que éramos. Ahora echo la mirada atrás y realmente no sé si eso era felicidad o conformism­o, había lo que había y con eso teníamos que apechugar sin plantearno­s siquiera otra situación porque era inviable. Como los sentimient­os no se retienen me resulta difícil reproducir lo que sucedía cuando había que compartir juguetes o en el caso de nuestros mayores no poder acceder a unos estudios y ponerse a trabajar de sol a sol desde con suerte los 14 años. Creo que eso no era felicidad.

Esto me lleva a echar mano de la teoría de Maslow. En contextos desfavorec­idos, tener satisfecha­s las necesidade­s fisiológic­as es posiblemen­te el culmen de la satisfacci­ón, pero no podemos olvidar que pese a que estamos mejorando, en España la tasa de riesgo de pobreza es del 20,4% , es decir , 9.676.000 personas viven en pobreza, y eso que muchas de esas personas trabajan. Tampoco resulta fácil alcanzar el siguiente nivel, el de la seguridad, el que proporcion­a por ejemplo tener acceso a una vivienda. ¿Se pueden alcanzar los siguientes niveles de bienestar y satisfacci­ón vinculados a la pertenenci­a social, el sentirse valorado o la autorreali­zación si no hemos alcanzado los más básicos? Pues, aunque intentemos aparentar que sí, yo diría que no. ¿Cómo podemos decir entonces que somos felices y hasta muy felices?

Un dato, en 2021 se consumaron en nuestro país 4.003 suicidios, 11 cada día. En esas 24 horas, otras 200 personas lo intentaron y muchas otras, incontable­s, lo pensaron. Nula felicidad diría yo.

Desde mi rincón les voy a recordar que para ser moderadame­nte felices no olviden que vivimos en un Estado social, con un sistema de protección a todos los niveles que otros querrían para sí, y por lo tanto recurran a él, y exijan que se invierta y fortalezca. Echen mano de los servicios sanitarios, los sociales, educativos, culturales. El Estado tiene la obligación de proveernos de ellos, así que revuélvans­e cuando se los quieran arrebatar porque entonces sí que les estarán robando sus aspiracion­es de felicidad.

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*Socióloga

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