Dignificar el trabajo, un reto necesario
El desafío del pleno empleo no es tan importante para Aragón como el de mejorar un mercado laboral del que depende su futuro
Aragón llega al final de la legislatura como un alumno aventajado en materia de empleo. No era una tarea menor, ya que por el camino se ha encontrado importantes escollos como la pandemia, la crisis de los semiconductores, una logística internacional que colapsó el tráfico de mercancías y una guerra en Ucrania que ha convulsionado la economía global. Pese a ello, la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al primer trimestre del año, arroja unas cifras que sitúan a Aragón como la segunda autonomía con menor tasa de paro (8,9%), solo por detrás del País Vasco. Los datos, que también reflejan una ocupación superior a los 591.000 trabajadores, no solo confirman que la tendencia en el último año ha sido positiva sino que posiciona a la comunidad como una tierra de oportunidades.
Pero abrazar este éxito sin mirar más allá sería un error. Quedarse solo en el valor de lo cuantitativo amputaría cualquier atisbo de progreso. El reto, a partir de ahora, debería ser dignificar y elevar la calidad de ese empleo, y por tanto, su tejido productivo. El desafío implica a todas las esferas de la sociedad (políticos, instituciones, empresarios y sindicatos) y consiste en exprimir los verdaderos activos que tiene Aragón y aprovechar sus ventajas competitivas. El objetivo final no debería ser tanto alcanzar cotas de pleno empleo –el paro afecta todavía a 58.000 personas– como avanzar en un cambio de modelo productivo que ya está en marcha y que ha de tener un efecto contagio en el mercado de trabajo.
La metamorfosis que afronta una sociedad avanzada debe llevar asociados cambios en el día a día de las personas, en su forma de desplazarse, de consumir, de participar en la vida pública, pero también en su relación directa con el trabajo. En definitiva, un cambio de paradigma en las relaciones laborales. El hecho de que Aragón vea cómo se robustecen sectores como la industria y los servicios indica que el camino escogido en los últimos años es el correcto. Las actividades intensivas en conocimiento, tecnología, innovación y talento son las que aportan un mayor valor añadido y, por tanto, las que ofrecen un mayor margen para reinvertir esos beneficios en tecnología y capital humano, subir salarios, implementar medidas de conciliación y proteger a lo más valioso de la empresa: sus empleados.
Precisamente, mañana se celebra el Día Internacional del Trabajo, una cita a la que España llega con muchos deberes pendientes, a pesar de que la reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz, ha conseguido cerrar alguna de las grandes heridas que arrastraba el mercado laboral a raíz de la
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intermitentes, ni pilotos. El Ayuntamiento de Zaragoza paga millones de dinero público y lo que recibe de los billetes de los viajeros.
han considerado necesario hasta ahora crear ese ministerio, ¿a qué se espera?
La soledad no afecta sólo a las personas mayores, también a los jóvenes y a las mujeres.
El problema de la soledad se intensificará porque las generaciones más jóvenes tendrán mayor dependencia de la tecnología como sustituto de las relaciones presenciales y el trabajo en casa contribuye en gran medida a aislar al empleado.
Gran Depresión de 2008. Pero todavía queda mucho recorrido por andar.
Aragón llega a esta jornada reivindicativa en buena forma, pero con nóminas todavía menguadas en algunas empresas y sectores, una brecha cada vez mayor entre los asalariados, y una capacidad de compra castigada duramente por el incremento de los precios registrado en los últimos meses. El convenio colectivo pactado entre la dirección y los trabajadores de Stellantis supone una referencia ineludible que debe servir como acicate y que han de marcar el paso del resto de compañías. Más flexibilidad, pero también mejores salarios. No es el único ejemplo de ello, hay más en la comunidad.
El mercado de trabajo en Aragón durante los próximos años estará marcado por dos factores clave: la capacidad para atraer talento y profesionales cualificados, pero también por el impulso de una formación que permita nutrir a las empresas de personal que les haga crecer, mejorar su organización, sus procesos, su internacionalización y su productividad. Eso sí, para que la receta funcione será imprescindible pagar al empleado lo que verdaderamente vale su trabajo.
Mañana se celebra del Día Internacional del Trabajo. Quizá es el mejor momento para reflexionar dónde quiere estar Aragón y los aragoneses en los próximos años. El reto no es imposible, es necesario.
= *Subdirector de El Periódico de Aragón
La capacidad para atraer talento e impulsar la formación serán claves en los próximos años