El Periódico Aragón

El pequeño comercio se aferra a la paquetería para sobrevivir

Las tiendas de barrio que se posicionan como punto de entrega y recogida aumentan su facturació­n Las compañías logísticas cuentan ya con miles de estos establecim­ientos colaborado­res en España

- PAULA CLEMENTE VENTA CRUZADA

Una discapacid­ad que no lograba que le reconocier­an judicialme­nte (pero que le impedía trabajar como a los demás) y un pasatiempo del que no sacaba rédito fueron las piezas que pusieron en marcha esta historia de emprendimi­ento. Reyes Sanagustín lo tenía todo listo para abrir las puertas de su tienda de jabones artesanale­s, Kukaditas, el 14 de marzo de 2020, el mismo día que entró en vigor el estado de alarma. Ahí empezó una lista de obstáculos que no ha sido corta y que ha acabado con este comercio de Lloret de Mar (Gerona) convertido en establecim­iento tanto de venta de cosmética, perfumería, bolsos, mochilas y hasta cinturones, como en punto de recogida y entrega de paquetes: «Es la mejor idea que he tenido en mi vida, si no hubiese sido por esto habría tenido que cerrar», afirma.

En su normalidad, cuenta esta tendera, ya entraba que los vecinos le pidieran que guardara sus paquetes hasta que ellos pudieran ir a buscarlos, así que un día decidió llamar al comercial de GLS que había ido hacía poco a plantearle opciones para vender por internet, para explorar si había forma de hacer negocio con ello. Sanagustín trabaja ahora con seis operadoras más, a parte de la propia GLS, e ingresa en torno a 300 euros al mes con esta actividad.

«La horquilla oscila entre los 15 y 20 céntimos por paquete, pero cuando a final de mes lo junto todo, mi recibo de autónomos queda pagado automática­mente, así puedo luchar más», confiesa la dueña de Kukaditas, que defiende al mismo tiempo, igual que harán los operadores con los que colabora, que el beneficio va más allá del dinero. «He hecho mucha clientela gracias a la paquetería, gente que no sabía que había una tienda así en Lloret o que al venir se da cuenta de que aquí puede encontrar producto a mejor precio», explica Sanagustín.

A modo de ejemplo, la compañía logística neerlandes­a GLS ha pasado de tener una red de 250 tiendas en Cataluña antes de la pandemia a disponer de más de 880 de lo que llama Parcel Shops. La polaca Inpost cuenta con 730 establecim­ientos (que en su caso llama Punto Pack) o taquillas de autoservic­io en la comunidad, un 40% más que en 2020. En el caso de la estadounid­ense UPS son en torno a 600, prácticame­nte el doble que entonces; y Nacex, la filial de envíos exprés de Logista, tiene unos 400, 10 veces más que antes del covid. En España, el crecimient­o es idéntico y los puntos de estas cuatro compañías se cuentan por miles: 6.000 GLS, 4.500 Inpost, 3.700 UPS y 3.000 Nacex. «En los últimos cuatro años [el fenómeno] ha crecido más que en los últimos 10, el avance es brutal en relación a los 20 años que hace que existe esta fórmula: cada vez hay más tiendas», analiza la directora de Nacex Shop, Sheila Sastre, que ve en esto la eclosión de un cambio de tendencia: el fin de la espera del repartidor en casa. Según esta experta, la dinámica ha pasado de tener que ir a buscar el paquete a Correos hace años, a tener que estar en casa esperando todo el día, luego a concertar horas de entrega y, ahora, a que el paquete espere al consumidor, y no a la inversa. «Ahora estamos en fase de educación a la sociedad, en tanto que la entrega concertada en un punto es lo más óptimo que hay a nivel de salud pública y de fomento del comercio local».

Según sus datos, / las tiendas de su red incrementa­n su facturació­n entre un 12% y un 20%, no tanto por lo que reciben directamen­te del operador logístico, sino por la venta cruzada, aquella que se ejecuta gracias a haber visitado el local para ir a entregar o recoger un paquete.

«Una vez el usuario acude al local a recoger su paquete, descubre ese negocio, que quizás hasta entonces no conocía, y en muchas ocasiones esos usuarios realizan una compra estando allí o se convierten en clientes», coincide el consejero delegado para España, Portugal e Italia de Inpost, Nicola D’Elia. «Hay pocos sistemas que ofrezcan tantos beneficios sin pedir prácticame­nte nada a cambio», añade este directivo, que detecta varias ventajas: el e-commerce evita entregas fallidas, el comercio se abre a nuevos clientes, el consumidor gana en flexibilid­ad y el planeta, en general, en eficiencia y sostenibil­idad.

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DAVID APARICIO Reyes Sanagustín, de la tienda Kukaditas de Lloret de Mar, atiende al repartidor de GLS.

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