El Periódico Aragón

La reforma de la ley del tabaco se estanca y suma dos años de retraso

Los expertos piden reactivar el plan integral de control de la adicción que debió empezar en 2021 La parálisis legal y las nuevas formas de consumo hacen necesarias medidas ambiciosas de Sanidad

- ÁGATHA DE SANTOS

Aestas alturas, nadie duda del impacto de la ley antitabaco en la lucha contra el tabaquismo. La legislació­n de 2005 y su ampliación en 2010, a través de la cual se aumentaron los espacios libres de humos –se prohibió fumar en los parques infantiles, y en los recintos de centros docentes y formativos dedicados a menores de edad y de centros sanitarios– fueron de las más avanzadas de Europa. Sin embargo, la falta de nuevas medidas en la última década ha hecho que España retroceda en la lista de políticas para el control del tabaco.

Según los expertos, la estabiliza­ción en la reducción de la prevalenci­a en el consumo del tabaco y el aumento de productos relacionad­os con el mismo; la exposición en general, y en particular de los jóvenes, a nuevas formas de consumo de nicotina; la falta de adecuación de la normativa actual a la oferta de nuevos productos de tabaco; el mantenimie­nto del atractivo del envasado del tabaco, y las carencias en la regulación de los cigarrillo­s electrónic­os hacen necesario acometer medidas más ambiciosas.

Adaptar la norma a esta realidad, muy distinta a la que se daba en 2010, es el objetivo del borrador del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025, un documento consensuad­o por sociedades científica­s, expertos en tabaquismo y asociacion­es de pacientes y que lleva ya dos años de retraso.

Paralelame­nte, el Gobierno prepara una reforma de la ley antitabaco, cuya consulta popular se cerró hace unos días, que pone el foco en el etiquetado genérico y en la regulación de los productos emergentes del tabaco; dos medidas que entidades como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) llevan años demandando, aunque son insuficien­tes, advierten, para hacer frente al mayor problema de salud pública del país y la primera causa de muerte evitable: entre 2020 y 2021 el tabaquismo se cobró la vida de 120.000 españoles (unas 5.000 muertes más que el covid).

Para el neumólogo Carlos Rábade Castedo, coordinado­r del comité ejecutivo del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, las medidas que propone el Ministerio de Sanidad son menores. «Es cierto que las medidas que plantea este reglamento son importante­s, como la regulación de los cigarrillo­s electrónic­os y el empaquetad­o genérico, pero no dejan de ser medidas que ya están en el plan integral, que contempla medidas mucho más amplias para resolver el problema del tabaquismo. No estamos ante un problema menor, por lo que no podemos tomar medidas menores. Sin embargo, no vemos voluntad para ponerlo en marcha y que desemboque en una nueva ley antitabaco», afirma.

MEDIDAS A ACOMETER Entre las / medidas que son irrenuncia­bles para Rábade se encuentran la extensión de la prohibició­n de fumar o vapear en espacios públicos abiertos como las terrazas; garantizar una prestación de la asistencia al fumador en toda España; sensibiliz­ar a la población en relación con el tabaquismo y sus productos emergentes, y dificultar el acceso a todos los productos del tabaco con medidas como la subida del precio. De hecho, aumentar los precios al incrementa­r los impuestos está considerad­o por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) como la medida individual más efectiva para reducir el consumo de tabaco. «España es un país muy barato para fumar», afirma Rábade.

Los efectos de que no se hayan aprobado nuevas medidas desde 2010 se reflejan en las últimas encuestas , tanto Edades como Estudes, que revelan que hubo una reducción de la prevalenci­a del tabaquismo, sobre todo durante los primeros años de vigor de la ley, pero que se ha estancado.

La doctora Mónica Pérez Ríos, profesora titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universida­d de Santiago (USC), recuerda que en España el impacto del consumo de tabaco en la mortalidad se estima en unas 60.000 muertes anuales, de las que 8 de cada 10 suceden en hombres. Asimismo, la estimación de la mortalidad atribuida a la exposición al humo del tabaco ronda las 750 muertes. Aboga por desnormali­zar el consumo a través de campañas dirigidas a los más jóvenes. =

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JOAN CORTADELLA­S Una chica se enciende un cigarro en una terraza de un bar.

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