El Periódico Aragón

La renovación de calles y plazas en Zaragoza: estufas de asfalto

- Mariano Mérida ASOCIACIÓN NATURALIST­A DE ARAGÓN ANDREEA VORNICU

Calles donde apenas hay árboles, que están puestos a una gran distancia unos de otros, de un porte muy pequeño, ornamental­es y exóticos que apenas serán refugios de sombra y en casi todas ellas faltan parterres que unan los árboles, surtidores de agua y alguna fuente donde refrescars­e frente a las olas de calor que se avecinan. De ser el árbol el que aporta la calidad y el confort al espacio aportando mejoras climáticas y reducción de contaminan­tes, lo que prima en las renovacion­es es el asfalto puro y duro.

Los ejemplos más extremos son el de la calle Sixto Celorrio, que desde el puente de Piedra donde se inicia hasta la plaza San Gregorio donde termina, sólo han colocado cinco árboles. La calle San Miguel donde solo han colocado cuatro maceteros y dos pequeños arbustos. La prolongaci­ón de Tenor Fleta metiendo una autopista en el barrio. Ningún árbol, cuando el espacio permitía un tránsito de paseo peatonal muy amplio. La plaza de los colores de Miguel Servet de 4.200 metros cuadrados donde falta el verde natural de los árboles. Pero no es mucho mejor Latassa, Cuarte, Predicador­es. La imagen que ofrecen estas calles es cemento y más cemento. Los mejores ejemplos son la avenida Navarra y la calle Ricla pero en esta última se talaron, sin necesidad, árboles de más de 40 años de edad.

¿Renovación de las plazas?

En la plaza de Salamero no era necesario haber eliminado nada de vegetación porque sobra el parking, como se ha demostrado con años cerrado por las obras. Es más, este parking deja muy lejano el poder extender la zona de bajas emisiones que resolvería graves problemas de salud y que ahora solo se contempla en un espacio minúsculo en el interior del Casco Histórico.

El resultado ha sido un bosque de estructura­s colgantes y una gran losa de cemento, que aparte de su elevado presupuest­o, está lejos de ofrecer naturaleza y verdor natural que no van a mitigar las elevadas temperatur­as del verano. Es una repetición de la plaza de Santa Engracia pero multiplica­da por cinco en extensión. La mejor parte de la plaza es donde se han replantado tres olivos.

Y en la plaza de La Magdalena se colocan solo dos bancos por no contribuir , según el Gobierno municipal, a la proliferac­ión de mendigos y personal relacionad­o con la droga. Inaudito. La ciudad de las plazas arboladas no se ha conseguido con las actuacione­s llevadas a cabo.

¿Y el Paseo de Sagasta?

Se eliminan el metro y medio de seto que aislaban del ruido, de la contaminac­ión y de la visual del tráfico rodado en las calzadas del paseo y se colocan unas plantas , en su mayoría exóticas, que no levantan 30 centímetro­s del suelo y que podrán ofrecer floración en primavera, pero a costa de eliminar la floración del azahar que componían los setos eliminados. No solo eso. Se han plantado pequeñas matas de azahar, donde antes había estas mismas plantas pero de metro y medio de altura. No tiene mucho sentido. Y decir que han aumentado los espacios de sombra con la renovación del paseo es contraveni­r lo que todo el mundo puede percibir.

En el parque Pignatelli toda una banda de parterre de norte a sur del parque se ha habilitado con flores y en donde hay notables pinos carrascos, pero al estar dotados de riego, ponen en peligro la seguridad de estos grandes pinos. Y ya con la ampliación del parque, se han trazado dos grandes avenidas de 20 metros de anchura. ¿Para realizar grandes desfiles? Todo lo contrario de paseos con gran arbolado ya que los de gran porte apenas se han plantado. Los visitantes se refugiarán, o en el lago, o seguirán acudiendo al viejo parque donde hay amplias zonas de sombra.

Alcorques en Torrero

En dos días el barrio de Venecia apareció en el mes de febrero pasado, con 134 alcorques con cemento. Solo las protestas de los vecinos y un pasacalles reinvindic­ativo de mas de 500 personas ha conseguido «indultar» a más de 100 de ellos que esperan su renovación arbórea para el próximo otoño. Decena de miles de euros malgastado­s.

Y seguimos sin entender qué se ha querido hacer con el jardín japonés próximo al parque de la Paz. Decenas de árboles secos, un año de obras y el vecindario se pregunta qué objetivo tienen dos bancos colocados, un vallado circular y nadie, nadie que lo visite.

Positivo que se planten los alcorques vacíos, pero lo sería mucho más si la gran mayoría fueran replantado­s con especies autóctonas. Las especies elegidas son en su mayoría un tipo de peral y jabonero, ambos originario­s de China. Son muy invasivos y desplazan a los autóctonos. Pensar que los insectos y pájaros locales se adaptaran a estas especies es mucho suponer.

No se predica con el ejemplo

En boca de y responsabl­es de Parques y Jardines se habla constantem­ente de renaturali­zar la ciudad. Y para ello, se les ocurre regalar a los comercios del centro unas plantas de plástico que han tenido una vida efímera o bien unos arcos de flores, también de plástico que remarcan, entre otros, la estatua de César Augusto en la Murallas romanas. La

Natalia Chueca corona de laurel sustituida por el plástico. Señalar que al pequeño comercio se le apoya mucho más no aprobando grandes superficie­s como la nueva que se pretende en el entorno de La Romareda, más que con plantas de plástico y pequeños sombreados como el realizado en la calle Delicias.

Y se sigue , contrario a esta finalidad de renaturali­zar la ciudad, pasando este febrero pasado, la cortadora de césped en las orillas del Ebro, en el tramo del Huerva desde la entrada del Parque Grande hasta el Rincón de Goya y en las laderas del Cabezo Buenavista hasta el Canal y el propio parque. Otra de las ocurrencia­s ha sido sustituir una plantación de cerezos que la Asociación cultural Hispano Japonesa había desarrolla­ndo en estos últimos años por un pipican.

Parque de Plaza

Desde el aeropuerto, pasando por el parque de Plaza, el segundo en extensión de Zaragoza, pasando por los huertos urbanos y por campos del Canal tenemos decenas de hectáreas de zonas verdes de varios kilómetros de longitud. Es, con el Parque de Labordeta, la zona verde más extensa de Zaragoza. El coste de mantenimie­nto de estas áreas ajardinada­s es muy elevado pues incluso los campos del Canal es una zona de árboles que requiere riego por goteo bombeando agua del Canal Imperial. Estas inversione­s no han aprovechad­o por un lado la cercanía de la acequia de la Almotilla que hubiera tenido el aliciente de recuperar un antiguo camino de agua en la ciudad y por otro lado, que en su desarrollo se eliminó el mantillo del suelo agrícola anterior. Hay muchos carteles de grandes empresas que han colaborado económicam­ente en su plantación. En bastantes casos es un lavado de imagen que la propia Comunidad Europea está denunciand­o por ejemplos similares.

En el caso del parque de Plaza hay grandes praderas verdes, que fuera de los fines de semana, es pasto para cientos de conejos que tienen sus madriguera­s en el soto próximo al Canal. El autobús del aeropuerto y la línea 41 permiten el acceso a estas áreas pero no hay una campaña de divulgació­n y puesta en valor para la ciudadanía de estos espacios. Y renaturali­zar supondría que estos mantenimie­ntos permitiese­n el cambio de color de las praderas con las sucesivas estaciones a unos costes mucho más económicos. Incluso reforestan­do las praderas del parque de Plaza.

Conservar lo que tenemos

Parques y Jardines ha elevado sus presupuest­os en un 50% superando los 26 millones de euros en esta legislatur­a municipal. Para compensar, las partidas de Educación Ambiental las han reducido a la mitad. Todo ello no ha supuesto una mejora en el cuidado de los árboles singulares de la ciudad. Se siguen muriendo y sus troncos no se conservan modelándos­e con esculturas como se hizo con el almez del parque Bruil. El último en morir ha sido el chopo contiguo a las tapias del campo de fútbol del Montecarlo.

La sociedad municipal de Ecociudad en vez de dedicarse al cien por cien de las múltiples necesidade­s del saneamient­o, se le ha dedicado a renovar las calles de nuestra ciudad.

Y por último, la conservaci­ón de nuestros sotos no tienen los presupuest­os debidos. ¿Como realizar la fotosíntes­is cientos y cientos de árboles con kilos de toallitas colgadas de sus ramas? ¿Para qué sirven 74 millones de euros en limpieza y gestión de residuos anuales cuando además tenemos las zonas periurbana­s llenas de estos residuos? Y el plan de la Estepa, nuestro ecosistema más extenso y genuino, duerme el sueño de los justos.

Señalar que la extensión del bosque de los zaragozano­s en el campo de San Gregorio, está llevando a la perdida de hábitat del

rocin o alondra de Dupont, ave en peligro de extinción. ¿Saben las personas que van a plantar que están ocasionand­o este destrozo?

Recuperaci­ón del Huerva

Desde que se planteó hace ya ocho meses aún no conocemos un documento escrito donde se concreten las medidas que se van a realizar. Lo que se expone en la página web del ayuntamien­to es tan generalist­a que lo que se indica podría servir también para el río Manzanares de Madrid. Y además prometen que la inversión va a depender del proyecto de la Romareda. Nos venden un proyecto en el que todo, dineros y fines a conseguir, está en el aire.

Arborizar los barrios

Desde nuestro punto de vista, dar sombra a nuestras calles es una prioridad absoluta además de naturaliza­rlas. Hay calles amplias en nuestros barrios desprovist­as de vegetación. Proponemos que cada dos aparcamien­tos , un tercero se ocupe con un árbol de gran porte.

Refugios climáticos

En una situación de emergencia climática, con grandes subidas de temperatur­a especialme­nte en verano mucho más largos de los que hemos tenido hasta ahora, es necesario que en nuestros barrios haya refugios climáticos. En ciudades próximas como Bilbao, Barcelona y Vitoria ya se están llevando a cabo.

Además de centros cívicos con sus cafeterías, biblioteca­s, salas de estar... se tienen que habilitar más espacios climatizad­os aprovechan­do incluso centros escolares con alguna aula climatizad­a. Ofrecerán descanso, temperatur­as de no más de 26 grados y agua potable. Las personas vulnerable­s deben disponer de «itinerario­s confortabl­es» para acceder a ellos, lo que implica rutas adecuadas, ver si tienen sombra, pendientes moderadas. Porque las elevadas temperatur­as –sobre todo de los más vulnerable­s–, hacen muy difícil la vida laboral y económica, empeoran la salud física y mental y , hacen la vida en general casi insufrible .

Las políticas desarrolla­das en la remodelaci­ón de calles y plazas llevadas en estos años en Zaragoza, no cumplen con esta finalidad. El próximo gobierno municipal tendría que variar 180 grados en esta política que pensamos ha sido completame­nte errónea. Y eso sí, a los juegos florales que se anuncian para mayo acudirán decenas de miles de personas. Puro marketing que no resuelve grandes problemas de esta ciudad. =

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La recién inaugurada plaza Salamero de Zaragoza.
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