Herramienta fundamental
La libertad de prensa es la herramienta fundamental de la libertad de expresión e información de los ciudadanos, sin la cual la representación y la participación son meras entelequias. Hoy se acepta casi unánimemente que la victoria de Trump sobre
en 2016 se debió básicamente a la feroz campaña mediática, basada en mentiras muy burdas contra la candidata demócrata. Si a esta desfachatez se añade la evidencia de que Rusia colaboró en la divulgación global de los mensajes mendaces, se entenderá el riesgo que ha corrido la democracia a manos de sus enemigos. Y la misma argumentación puede aplicarse al Brexit británico, también en 2016, que los votantes adoptaron tras recibir grandes dosis de información sesgada y maliciosa.
Todo esto ha sucedido en pleno declive del sistema informativo mundial. La proliferación de flujos informativos ha facilitado la difusión de bulos, al tiempo que restaba visibilidad a los medios que han cumplido con su deber ético y profesional de servir con lealtad al derecho de información de sus clientes. Porque la prensa juega un papel eminente en la buena marcha del sistema político demoliberal ya que corre a su cargo nada menos que la transparencia del poder. director de Le Monde, manifestó en 1980, apenas en los albores de la globalización, la esencia de aquel compromiso: «Las verdades del poder, poder del Estado, poder de los partidos de oposición, poder del dinero, poder de los que orientan y deciden, no pueden ser las verdades del periodista. El que quiera pensar y escribir como un periodista no tiene más solución que revelar lo que todo poder se esfuerza en ocultar». La prensa ha de ser el watchdog -el perro guardiánde la democracia.
Casi por sorpresa ha irrumpido ahora en el mundo de la comunicación y la información la inteligencia artificial, que permite desarrollar neurotecnologías que afecten a la comprensión humana, a la identidad personal y al libre albedrío, de forma que quien domine la técnica podría ejercer un peligroso dominio sobre el cuerpo social. La UE y otras instancias están ya trabajando en la defensa de una serie de neuroderechos que garanticen la indemnidad de las personas frente a maquinaciones de esta índole. En definitiva, se trata de que los avances tecnológicos estén al servicio de la transparencia y de la información veraz, y no de los manipuladores que utilicen la innovación científica para expandir su poder y esclavizar impunemente a sus víctimas. Este es el gran reto de futuro de quienes gestionamos la comunicación y la información.
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