La DO Campo de Borja teme perder el 25% de la vendimia
El consejo regulador celebra en el Museo de Zaragoza la 19ª Muestra de Garnachas Los viticultores afrontan un año «complicado» después de las pérdidas de 2022
La Denominación de Origen Campo de Borja celebra hasta el miércoles la 19ª edición de la Muestra Garnachas en el Museo de Zaragoza, en horario de 12.00 a 15.00 horas y de 17.00 a 21.00. Una fiesta para dar a conocer el valor de más de 100 vinos de las 12 bodegas de la denominación. Una celebración que coincide en el tiempo con la «preocupación» del presidente del Consejo Regulador y de todos los bodegueros por el impacto de la sequía en sus viñedos. El campo mira al cielo por su futuro mientras trabaja con ahínco y perseverancia para dar a conocer un producto singular, como es el vino elaborado con cepas históricas de garnacha, una variedad seña de identidad del terruño aragonés.
«Entramos en un año muy complicado. Nuestras viñas están en un 80% en el monte, y no ha llovido nada. Llevamos no solo este año malo, sino que el año pasado tuvimos una pluviometría de 180 litros, lo que para un viñedo no es nada. Si no cambian las cosas, tendremos una reducción de la cosecha de un 25% o un 30%» respecto al año anterior, explicó Eduardo Ibáñez, presidente de la DO Campo de Borja, tras la inauguración oficial de la Muestra de las Garnachas en el Museo de Zaragoza, en compañía del presidente de Aragón, Javier Lambán, y del consejero de Agricultura, Joaquín Olona.
La merma en la vendimia significará también que habrá menos botellas en el mercado. «De la cosecha media de entre 24 y 30 millones de kilos de uva, igual nos quedamos como en 2014, con 13 o 14 millones de kilos de uva. Para servir a los mercados será muy difícil», reconoció Ibáñez. Las altas temperaturas y las escasas lluvias han hecho también que «el ciclo del viñedo esté adelantado 15 días» en toda la denominación. Con todo, no se espera una vendimia adelantada: «Nuestra denominación es de vendimia muy tardía y siempre en noviembre estamos todavía recogiendo las uvas de estos vinos singulares de garnachas históricas», manifestó. No en vano, de las 4.000 hectáreas de garnacha
un 10% por debajo de las cifras prepandemia
que cultivan, más de 2.000 tienen edades comprendidas entre 30 y 50 años. Sus producciones son bajas, pero inmensamente apreciadas enológicamente por la complejidad estructural y aromática que proporcionan a los vinos.
Desde el Consejo Regulador explicaron que todavía el sector no ha recuperado los niveles prepandemia de consumo de vino. «Nos queda todavía mucho que recorrer para volver a los niveles prepandemia, el año pasado estuvimos entre un 8 o un 10% por debajo y este año estaello, mos en las mismas cifras. Antes de la pandemia teníamos 20 millones de botellas y ahora esperamos recuperar algo de las garnachas históricas, que es lo que nos da prestigio, y hacer buenos vinos», añadió Ibáñez. La previsión este año es llegar a los «15 o 16 millones de botellas, por lo que hasta los 20 millones de antes, aún nos queda recorrido». La buena noticia es que se van recuperando poco a poco tanto el mercado nacional como el internacional.
Uno de los objetivos de la DO Campo de Borja es que en 2025 puedan ser sede del concurso internacional de garnachas históricas. Para reclaman la colaboración del Ejecutivo aragonés para tener en marcha su nueva sede, en Ainzón.
«Creemos que en 2025 la sede del concurso internacional de garnachas históricas será Campo de Borja, lo que pasa es que nos interesaría tener la sede en Ainzón con una planta remodelada al nivel que requiere el congreso internacional de garnachas históricas», manifestó Ibáñez.
Hasta ahora, reconoció, han contado con la colaboración del Gobierno de Aragón para redactar el proyecto, pero aseguró que necesitan «más dinero a parte de las ayudas de la viticultura» para ejecutarlo. El presupuesto de las obras asciende a entre 500.000 y 600.000 euros, una cifra que la DO no puede asumir en solitario.
Además, con esa fecha en el horizonte, van a elaborar un estudio para saber realmente cuántos años tienen sus viñas más antiguas. «Tenemos documentadas algunas de 35 años, pero hay viñedos que a lo mejor tienen 70 años u 80. Con la Universidad de Pamplona y la de Zaragoza vamos a hacer un estudio de la cepa», destacó.
El presidente aragonés, Javier Lambán, recordó el compromiso del Ejecutivo con el sector vinícola, al que han destinado 40 millones en ayudas desde 2019, y defendió que «el vino es una seña de identidad de nuestra comunidad» y una de las «mejores banderas» para dar a conocer Aragón en el mundo.
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