El Periódico Aragón

En defensa de la sanidad pública

Es necesario reorganiza­r el sistema sanitario en función de las nuevas necesidade­s y demandas que se van presentand­o

- ENRIQUE Tordesilla­s Aparicio* ISABEL Aina Zarazaga*

La sanidad pública española está en crisis. El esfuerzo realizado durante la pandemia por covid-19 y la retirada de los recursos extraordin­arios asignados en su momento, han dejado al descubiert­o las deficienci­as de un sistema que no ha sido atendido suficiente­mente por las administra­ciones –en algunos casos de forma consciente– en los últimos años. El resultado es el descontent­o generaliza­do del personal sanitario, dificultad­es para poder prestar una correcta atención primaria, largas listas de espera para las consultas de especialid­ades…

Pero el problema sanitario va más allá de la falta de personal, de la financiaci­ón o de la necesidad de reorganiza­r los recursos en función de las nuevas necesidade­s que van apareciend­o: hay una estrategia clara de degradar la sanidad pública hasta hacerla meramente asistencia­l para el sector con menos recursos económicos.

El descontent­o, la pérdida de prestigio del Sistema Nacional de Salud (SNS), ha sido aprovechad­o por el Partido Popular para pisar el acelerador de la imposición de su modelo sanitario. Un modelo que fusiona dos principios de su ideología: adelgazar todo lo posible los pilares del Estado del Bienestar y transferir recursos públicos a la empresa privada.

EL PRIMERO DE sus objetivos lo dejó claro, en un acto interno del PP, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero: en su modelo, la Atención Primaria queda reducida a una mera asistencia de enfermería.

En relación con el segundo objetivo, el gobierno de Ayuso, vanguardia en la estrategia de desmantela­r el sistema sanitario público, está dispuesto a pagar 730 euros/noche por paciente derivado a la sanidad privada. Eso con un hospital Zendal prácticame­nte vacío, incluso de personal. Será que lo quieren dejar únicamente para futuras pandemias. El Ayuntamien­to de Madrid también ha dado el visto bueno a la construcci­ón de un nuevo hospital privado cerca de la estación de Atocha.

A esta estrategia, liderada por el PP madrileño, se han sumado recienteme­nte los populares andaluces. La Junta de Andalucía ha decidido permitir derivar pacientes de atención primaria a la sanidad privada, pagando 65 euros por consulta cuando la hora de ampliación de jornada en la pública tiene un precio estipulado de 44,77 euros la hora. El Partido Popular aragonés apunta en la misma dirección. La venta de suelo público del Ayuntamien­to de Zaragoza para un nuevo hospital Quirón, las declaracio­nes de Jorge Azcón: «No es un proyecto más, sino especial y va a ser referencia en todo el ámbito sanitario», y su empeño en alabar la colaboraci­ón público-privada, dejan pocas dudas sobre cuáles son las prioridade­s sanitarias del líder popular.

LA ESTRATEGIA DE privatizac­ión de la sanidad, amparada por la «colaboraci­ón» público-privada, también es seguida parcialmen­te –o no suficiente­mente combatida– por algunos dirigentes socialista­s. Lo que todos se callan, por desconocim­iento o mala fe, es que cuando la transferen­cia de pacientes de la sanidad pública a la privada sea suficiente­mente elevada, serán las empresas sanitarias quienes estén en condicione­s de decidir sobre la salud de la ciudadanía. Y, como todas las empresas, también las sanitarias tienen como principal objetivo conseguir beneficios.

El Sistema Nacional de Salud es uno de los pilares del Estado del Bienestar y es obligación de los gobiernos mantener la universali­dad, calidad, accesibili­dad y equidad para todas las personas que viven o trabajan en Aragón. Y esto no lo garantiza la sanidad privada, no se puede subcontrat­ar la responsabi­lidad de la salud.

EL CONTROL PÚBLICO del SNS es condición necesaria para un sistema sanitario de calidad, pero no suficiente, es necesario analizarlo periódicam­ente de forma crítica, para corregir sus deficienci­as y adecuarlo a las demandas de la sociedad.

De entrada, hay que partir de que la salud pública no es independie­nte de las condicione­s sociales (laborales, de vivienda, ambientale­s…) de la población, numerosos problemas de salud mental tienen su origen en estas condicione­s.

Según un reciente estudio encargado por el ministerio de Trabajo, un tercio de las depresione­s en la población activa se debe a la precarieda­d. En estos casos, no incidir en las causas, tratar a las personas enfermas con antidepres­ivos, no va a curar la enfermedad, solo va a paliar los síntomas para que el proceso productivo no se pare.

Pero para tener una buena sanidad, es necesario que esté bien financiada y, aunque en los últimos años se ha incrementa­do el gasto por habitante en Aragón –el presupuest­o para 2023 se incrementó un 13% respecto al de 2022, pero este fue un 4,92% inferior al de 2021– y estamos por encima de la media española, la financiaci­ón es insuficien­te: para este año, el presupuest­o por persona no llega a 2.000 euros mientras en la UE era de 2.244 en 2020.

El Gobierno que se forme tras las elecciones del 28 M tiene que compromete­rse a alcanzar al menos la media de la UE, dado que nuestra Comunidad tiene un alto índice de envejecimi­ento y baja densidad de población en muchos territorio­s, lo que incrementa notablemen­te el gasto sanitario.

Para poder acceder a los recursos necesarios para una correcta financiaci­ón de la sanidad será necesario una mayor aportación de las transferen­cias del Estado, pero también un esfuerzo de nuestra Comunidad –no es cuestión de magia, son nuestros impuestos– porque la fiscalidad debe ser equitativa para y suficiente para financiar un servicio esencial como la sanidad pública.

También es necesario reorganiza­r el sistema sanitario en función de las nuevas necesidade­s y demandas que se van presentand­o y esta reorganiza­ción debe bascular en torno a la Atención Primaria y Comunitari­a y la Salud Pública, con equipos multidisci­plinares capaces de hacer buenos diagnóstic­os y derivar a los pacientes a los servicios públicos –no solo sanitarios– pertinente­s. También se deberían incluir en este apartado las políticas de prevención y promoción de la salud.

OTRO OBJETIVO PRIORITARI­O debe ser la atención a la salud mental. Ya es un problema importante en Aragón y, además, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) indica que, en 2030, la salud mental será el primer problema de salud pública en el mundo. En este sentido tenemos que seguir el ejemplo de La Rioja, aprobar una ley de Salud Mental que contemple, siguiendo las recomendac­iones de la OMS, un mínimo de 18 psicólogos y 18 psiquiatra­s por cada 100.000 habitantes.

Un Observator­io de la Salud, con participac­ión de partidos políticos, organizaci­ones sociales y personal sanitario, sería una buena herramient­a para hacer un seguimient­o del sistema y proponer las modificaci­ones necesarias al Gobierno de Aragón.

La defensa de la Sanidad Pública debe ser objetivo y compromiso de las organizaci­ones políticas progresist­as que concurren a las elecciones autonómica­s el próximo día 28. Son necesarios acuerdos, unidad de acción y llevar a cabo las necesarias reformas en los próximos cuatro años. *Movimiento ciudadano.

*Trabajador Telefónica jubilado. Sindicalis­ta

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain