El Periódico Aragón

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BOTÓN DE NÁCAR Por Aloma Rodríguez

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Mercè Rodoreda

murió hace 40 años, el 13 de abril de 1983, unos seis meses antes de que yo naciera. Entonces mi padre no era periodista aún, pero ya vivía por y para los libros, los de los demás y los que escribiría él. El caso es que el nombre de protagonis­ta de la novela homónima de Rodoreda, les debió de caer a mis padres casi sobre los pies cuando andaban buscando nombre para su segunda hija. Muy al principio de la novela, Rodoreda desvela de dónde toma el nombre para su protagonis­ta: de Libro de Evast y Blanquerna, de El tío de la madre es quien lee en Llull: «Todas las condicione­s que Evast deseaba en su mujer estaban en Aloma, y aquellos que buscaban mujer para Evast según su voluntad certificar­on las buenas costumbres de Aloma». La Aloma de Rodoreda es una muchacha que confiesa al inicio de la novela que el amor le da asco; al final experiment­a las consecuenc­ias de vivir el amor, por el camino ha descubiert­o que en realidad no le da asco, los que damos asco somos los humanos.

Rodoreda, que revisó y retocó la novela en 1968, se había publicado originalme­nte en 1936, decía que es una novela menor. Lo es en cuanto al tema: Aloma es un drama íntimo, no tiene la ambición de contar la Barcelona de la posguerra inmediata

Aloma, Ramon Llull.

de La plaza del Diamante. Aloma comienza la novela cometiendo varias transgresi­ones leves: se va de casa sin que lo sepa su sobrino, el niño, y, además del recado que ha ido a hacer, compra un libro en el que luego esconderá cartas que escribe dirigidas a nadie, pero en las que da rienda suelta a su deseo de amar y de vivir intensamen­te. Edhasa ha recuperado la obra con traducción de

En la portada hay un fardo de sobres atados con una cuerda: en la novela, las cartas son importante­s, no solo las que escribe Aloma a personajes imaginario­s.

En 1980, entrevistó a Rodoreda en A fondo. Lo primero que hace la escritora catalana es ponerse a hablar de un crisantemo de su infancia, luego habla de su abuelo, de sus padres, de su huida del París ocupado, de los años en Ginebra, de sus libros y de su jardín. Siempre le apetece más regarlo que ponerse a corregir los capítulos que quiere arreglar. También dice, como le dijo también a

que escribir es un esforzado trabajo que le da tremendas alegrías. Según recoge Roig, Rodoreda dijo sobre escribir: «Lo necesito, porque se tiene que hacer una cosa u otra en la vida. Pero lo que a mí me gusta es entusiasma­rme ante el paso de las nubes».

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Martínez. Sergio Fernández

Se acaban de cumplir 40 años de la muerte de la autora de ‘La plaza del diamante’ y de ‘Aloma’

Joaquín Soler Serrano Montserrat Roig,

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