El Periódico Aragón

Medidas polémicas pero necesarias

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Es probable que el día que daba comienzo la campaña electoral de las elecciones municipale­s y autonómica­s no fuera el más acertado para reunir de manera extraordin­aria el Consejo de Ministros y anunciar medidas destinadas a mitigar los efectos de la sequía que padece el país. El paquete aprobado por el Ejecutivo presenta una equilibrad­a distribuci­ón para los territorio­s y los sectores más afectados por la escasez de agua, pero las medidas llegan tarde. Los pantanos no se vacían ni se llenan en un par de semanas, y hace muchos meses que los meteorólog­os nos mostraban el descenso imparable de su nivel al tiempo que predecían cielos poco propicios a las lluvias. En consecuenc­ia, la crítica de la oposición sobre la fecha escogida es difícil de rebatir. Las medidas adoptadas incluyen: ayudas al sector primario, medidas fiscales y de apoyo a la liquidez, facilitar las ayudas procedente­s de la Política Agraria Común, inversione­s destinadas a mejorar la gestión del agua y su reutilizac­ión, el apoyo a los regantes, la creación de nuevas infraestru­cturas, así como la protección de las personas trabajador­as afectadas por las altas temperatur­as. Está por ver si todas estas acciones podrán atenuar los daños de la crisis hídrica a corto o medio plazo, pero lo que es seguro es que un problema de este calado requerirá un mayor compromiso en el futuro.

El decreto va acompañado de una dotación presupuest­aria de 784 millones de euros del Ministerio de Agricultur­a,

Pesca y Alimentaci­ón y otros 1.400 millones procedente­s del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfic­o. La Administra­ción tiene ahora el desafío de que estos fondos lleguen a sus destinatar­ios en el menor tiempo posible, pues muchas cosechas ya han quedado irremediab­lemente dañadas por la sequía y los campesinos necesitan ayudas para poder encarar la próxima temporada. La colaboraci­ón entre la Administra­ción central y las administra­ciones autonómica­s concernida­s constituye otro reto. Particular­mente en los casos en los que se ha anunciado que el Estado asume obras de interés general que correspond­ían, en principio, a las comunidade­s autónomas, como la construcci­ón de desaladora­s en Málaga, Almería y Cataluña.

Desde una perspectiv­a más amplia, conviene escuchar a quienes argumentan que la sequía que padecen España y los demás países del sur de Europa es el resultado de un cambio climático que requiere actuacione­s de mucha mayor envergadur­a. Pese a las medidas anunciadas y a otras destinadas a evitar las pérdidas que se producen en la canalizaci­ón del agua de boca y a promover una cultura de la sostenibil­idad, los países mediterrán­eos nos enfrentamo­s a un futuro donde el agua será un recurso cada vez más escaso. Como se ha comprobado en el caso de Doñana, ello provocará conflictos de difícil solución entre el interés general y los intereses particular­es. La tecnología puede aportar soluciones, pero no es seguro que permita mantener el modelo agropecuar­io existente en España. Los políticos y las institucio­nes deben abordar cuanto antes, y sin ánimo electoral, la cuestión de fondo de la compatibil­idad de nuestro actual modelo agropecuar­io con las previsible­s consecuenc­ias que tendrá para nuestro país el cambio climático.

El decreto

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