4JO UJFOEBT OP IBZ CBSSJPT RVF WBMHBO
Cita con las urnas Un debate capital El comercio local lleva lustros alertando de que el cambio de modelo y costumbres acabaría con los pequeños negocios, pero a pesar de todo, los que siguen a pie de calle aguantan contra viento y marea
Los comercios, mercados y pequeñas tiendas dan vida a los barrios. Y también dan de comer a miles de familias en Zaragoza. Alimentan y dan servicios a los vecinos desde la proximidad que existe al compartir acera sin la necesidad de coger el coche para ir a un gran centro comercial. Pero desde hace ya mucho tiempo, estos negocios se están enfrentando a un sinfín de dificultades. Primero fueron los centros comerciales. Tras ello la crisis económica de 2008. Luego el boom de las ventas por internet. Después la pandemia. Y ahora la inflación. ¿Acabarán bajando las persianas los comercios de toda la vida?
A pesar de los problemas y de los muchos pronósticos catastrofistas, este sector de momento aguanta a costa del esfuerzo de los autónomos. Pero son muchas las patas que cojean.
La primera es el modelo comercial de la ciudad. Zaragoza es la provincia con mayor densidad comercial en España, con 702 metros cuadrados por cada mil personas, justo el doble que la media nacional (349), según el último informe The Retail Property Telescope, elaborado por la consultora EY. No obstante, una parte importante de los casi 500.000 metros cuadrados autorizados como gran superficie están hoy vacíos.
Porque como alertaron ya los agoreros, Zaragoza no da para tanto. Y cuando abrió Puerto Venecia, Plaza se fue a pique. Ahora está en demolición. Pero el daño para el pequeño comercio estaba hecho, porque la gente se acostumbró a huir de la ciudad para comprar, algo que solo cambió con el covid. Y es que a pesar de la caída de la actividad, el gusto por el barrio y el comercio de proximidad aumentó.
Muestra de ello es que a La Torre Outlet, inaugurado en 2020, le está costando encajar en el ecosistema comercial de la ciudad mientras los barrios siguen aguantando.
De ahí la apuesta del Ayuntamiento de Zaragoza, que a través del plan local de comercio y el área de Economía que dirige Carmen Herrarte, ha impulsado la transformación de los principales ejes comerciales de los barrios en paseos comerciales. La idea era mejorar la escena urbana para atraer público y hacer más agradable la experiencia para el usuario y el comprador, haciendo que las calles se convirtiesen en una especie de centros comerciales pero al aire libre y en el corazón de la urbe.
Esta iniciativa ha tenido como banco de pruebas la calle Delicias. Y los resultados han sido cuestionados por los propios comerciantes. La calle se adecentó. Se colocaron nuevas señales. Bancos. Maceteros. Pórticos de entrada y salida a la calle. Una pantalla de led gigante. Y por no hablar de los toldos. También se pintó el suelo. Pero las ventas, aseguran los dueños de los negocios, no han aumentado.
Y es que el problema es estructural y las soluciones, complejas, por lo que requieren algo más que retoques estéticos. Una de las principales barreras que se encuentran los propietarios de los negocios es el precio de los alquileres de los locales. Según datos de la Cámara de Comercio, 7 de cada 10 comerciantes no son propietarios de los establecimientos en los que desarrollan su actividad.
Esto hace que ya desde el año 2006, cuando la burbuja inmobiliaria no había reventado, muchos autónomos y pequeños empresarios
Trigo
Zaragoza es la provincia con mayor superficie de centros comerciales por cada mil habitantes
hayan tenido que lidiar con el aumento del precio de los locales que, en algunas zonas de la ciudad, se ha disparado. Y cuando el consumo cayó, con el covid por ejemplo, muchos negocios cerraron al no poder aguantar. Y ello derivó en un cierre de establecimientos, todos esos que llevaban años con el agua al cuello y que la pandemia acabó de ahogar.
Un ejemplo: según un informe de GTI, de febrero de 2021 a julio