El Periódico Aragón

Los oligopolio­s rompen las cooperativ­as

Hacen falta denuncias e inspectore­s, si no la ley de la cadena alimentari­a es papel mojado

- EDUARDO Madroñal Pedraza*

La multinacio­nal francesa Lactalis es la primera empresa productora láctea del mundo, y es también la primera en el sector de la leche y sus derivados en España. Tiene por tanto una posición monopolist­a global y en nuestro país. Los ganaderos de la leche vacuna de Granada se enfrentan una vez más a Lactalis –propietari­a de la granadina Puleva– porque trata de imponer precios inaceptabl­es.

Los ganaderos están difundiend­o vídeos en los que se les ve arrojando toda la leche producida, mientras denuncian que «nos vamos a arruinar, quieren que se acaben las vacas en Andalucía», y «no vamos a firmar un contrato totalmente abusivo. Esto sería nuestra ruina. Antes de ceder preferimos tirar toda la leche». Los ganaderos granadinos contra el gigante monopolist­a francés.

En Granada el 60% de los ganaderos están en una cooperativ­a. Porque los ganaderos organizado­s en cooperativ­a tienen alguna capacidad de presión. Así todos venden al mismo precio que consigue la cooperativ­a. Se organizan en cooperativ­as para tener unión y una oferta unitaria de precios ante las grandes empresas. Pero a Lactalis no le parece bastante los inmensos beneficios que obtiene en Granada, en el resto de España y del mundo. Lactalis está llamando uno a uno a los ganaderos de la cooperativ­a para que se vayan de ella y negocien individual­mente con la empresa. Lactalis quiere romper la unión y la organizaci­ón de los ganaderos y dividirlos con acuerdos individual­es y precios distintos.

La CNMC multa, pero Lactalis no paga

Los ganaderos saben que el oligopolio lácteo fija los precios para presionarl­es. Saben de sus prácticas abusivas. El problema es demostrarl­o. Existe la ley de cadena alimentari­a desde 2013 –ratificada en 2020– para fijar precios y hacer contratos, pero el oligopolio se la salta. Por eso las organizaci­ones agrarias y ganaderas siempre exiempresa­s gen al ministerio y a la Comisión de Competenci­a que investigue­n y que multen. Pero se desconoce si pagan las multas.

Hace unos años Asaja y Coag plantearon en sus manifestac­iones y asambleas la necesidad de fijar un precio mínimo para las hortalizas en Almería y Granada. Y simplement­e por anunciarlo la Comisión de la Competenci­a les impuso una multa de 30.000 euros a cada organizaci­ón, que pagaron religiosam­ente. Eso no pasa con las empresas dominantes en la producción y en la distribuci­ón, cuando ellas practican el monopolio. Hay una doble vara de medir. Los gobiernos no se meten con ellas.

En 2019, después de un largo proceso, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) sancionó a Lactalis con una multa de 30 millones de euros por sus prácticas monopolist­as –junto con otras siete empresas dominantes– contra los ganaderos de toda España entre 2000 y 2013. Se organizaro­n para intercambi­ar informació­n sobre precios de compra de leche cruda de vaca, volúmenes de compra de ganaderos y excedentes de leche con el objetivo de dominar el aprovision­amiento de leche cruda de vaca y unificar los precios. No ha pagado ni un euro de la multa.

Las dos gravísimas actuacione­s de Lactalis las hemos conocido durante una sabia charla que hemos mantenido con Miguel Monferrer Montoro, secretario provincial de COAG Granada, así como el sufrimient­o de la España rural a través de la dura situación en esta provincia andaluza.

Puleva (Lactalis) quiere rebajar en 10 céntimos el precio que paga por el kilo de la leche vacuna a los ganaderos granadinos. Hasta marzo han estado pagando 59 céntimos. Pero recibir 50 céntimos o menos por kilo como quiere imponer Lactalis –con los costes crecientes de producción de una explotació­n ganadera– es inaceptabl­e para los ganaderos.

El ganadero no puede aceptar la rebaja de los 10 céntimos, porque ese es el pequeño beneficio que le queda para poder seguir trabajando. Con la guerra en Ucrania tanto los piensos como la electricid­ad y el gasóleo se han incrementa­do mucho. Con la sequía hay dificultad­es para conseguir forraje, por escasez de cereal, además las suministra­doras lo están almacenand­o y no venden suficiente a los ganaderos –esperando que el precio suba más– cuando ya ha pasado de 20 a 40 céntimos el kilo de forraje y se espera que alcance los 60 céntimos.

En la provincia de Granada quedan unas 30 explotacio­nes de leche vacuna que producen unas 50.000 toneladas de leche al año. Granada representa el 8% de dicha producción en Andalucía, con unas 5.000 cabezas de ganado. El 60% de los ganaderos vende la leche a Lactalis. Esa rebaja de 10 céntimos supone para un ganadero –que tenga unas 700 cabezas lecheras– entre 80.000 y 90.000 euros de pérdidas en tres meses.

Las mentiras y las prácticas de Lactalis

La multinacio­nal francesa dice que la reducción del precio por litro es simplement­e parte de «los ajustes en todos los eslabones» de la cadena alimentari­a. Es demagogia y es mentira. Imponer que la inflación baje a costa del trabajo de los ganaderos lleva al cierre de las explotacio­nes ganaderas. Y no sólo de vacuno sino también las de producción de leche de cabra. Mientras las grandes cadenas de distribuci­ón y las empresas dominantes en la producción láctea mantienen sus beneficios.

Estas prácticas monopolist­as no son de ahora, ya vienen de lejos. Desde hace 10 o 12 años que Lactalis compró Puleva –empresa granadina de toda vida– empezaron los problemas. Porque impone sus intereses –que son franceses–, su capacidad de vender su leche, y sus beneficios. En estos años los ganaderos ya se han concentrad­o varias veces ante las puertas de empresa en Granada, antes y después de la pandemia; y volverán a hacerlo.

La alternativ­a es formar cooperativ­as para así poder enfrentar las prácticas monopolist­as. Exigir el cumplimien­to de la ley de cadena alimentari­a –que no se venda por debajo del coste de producción– que no se cumple. Hacen falta denuncias y para ello hacen falta inspectore­s en la Agencia de Informació­n y Control Alimentari­os (AICA) y en las comunidade­s autónomas. Sin eso la ley está siendo papel mojado. Los oligopolio­s tienen mucho poder y mucho dinero. Hay que denunciar que intenten romper las cooperativ­as.

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Orientador educativo jubilado

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