El Periódico Aragón

El cambio climático incrementa la rentabilid­ad del bono catástrofe

Estos activos de riesgo han aumentado un 7% en un solo año su beneficio, que ya supera el 10% El mercado de este tipo de deuda asciende a unos 32.000 millones de euros y se espera que crezca

- PAULA CLEMENTE DIFÍCILES DE ENCONTRAR TENDENCIA AL ALZA

Más cálida, más seca y con un aumento de fenómenos meteorológ­icos extremos, como las inundacion­es o las olas de calor. Así será la España del año 2050 según el sexto informe de situación del IPCC (Panel de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), aunque las consecuenc­ias del cambio climático ya están presentes. Una de ellas, la sequía, ya afecta al 60% del campo, y sin embargo, el sector solo tiene 3,3 millones de hectáreas aseguradas. Es decir, solo el 20% de la superficie de cultivo está asegurado ante la escasez de agua por valor de 2.800 millones de euros, según los últimos datos de Agroseguro, la sociedad que ofrece cobertura al sector agrario. Para reducir su exposición al clima, las asegurador­as utilizan los bonos catástrofe, un tipo de deuda de alto riesgo que pagan a los inversores solo si el desastre natural que cubren ocurre. Ante el aumento de eventos meteorológ­icos extremos, los inversores apuestan cada vez más por este activo financiero que ya mueve 35.000 millones de dólares (unos 32.000 millones de euros) por todo el mundo, y supera el 10% en rentabilid­ad.

Son unos / bonos difíciles de encontrar por ser una parte muy residual del mercado de renta fija. Están agrupados en unos pocos índices, como el Schroder GAIA Cat Bond o el Mercury MICRIX. En Europa no superan los 8.000 millones de euros y su inversión se concentra en Francia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo y Suecia, según la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación (EIOPA). De hecho, Irlanda es el país que más bonos catástrofe acumula del mundo, seguido de Estados Unidos, Reino Unido y Japón. En España no hay inversión en bonos catástrofe, según se confirma en el Boletín Trimestral de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP).

«Es un tipo de mercado muy opaco y para un inversor minorista es de difícil acceso», asegura Joaquín Robles, analista de XTB.

Eso sí, los datos avalan que se trata de un mercado en pleno crecimient­o. A modo de ejemplo, la capitaliza­ción del índice de bonos catástrofe Swiss Re Cat Bonds pasó de para los inversores. «Esta circunstan­cia la hace muy atractiva para algunos inversores que buscan diversific­ar su cartera», añade Robles.

Para quienes estén dispuestos a asumir un gran riesgo, los bonos catástrofe ofrecen otra ventaja: «El rendimient­o actual está en máximos de la década», asegura Liu. En concreto, la rentabilid­ad del índice Swiss Re Cat Bond se sitúa en torno al 15% y ha aumentado desde el 7% en tan solo un año. «Sus diferencia­les por encima de la pérdida esperada no han dejado de aumentar en los últimos años», confirma Chailis. Eso sí, aunque el margen de riesgo medio, que es el riesgo de catástrofe que el inversor asume, creció en 2022, Familiar cree que «los precios empiezan a normalizar­se este año».

Teniendo en / cuenta el incremento de la temperatur­a y la falta de agua, la sequía podría ganar relevancia dentro de los bonos catástrofe. En la actualidad, este tipo de deuda se dirige más a fenómenos como los huracanes o los incendios, si bien el Banco Mundial sí ha ejecutado transaccio­nes de seguros que cubrían el riesgo de sequía en el pasado en Malawi y Uruguay.

Familiar especifica que estos modelos están mejor desarrolla­dos «para eventos de inicio rápido», como terremotos y huracanes, «pero es posible que en el futuro surja un bono catástrofe para la sequía». Se trata de un bono especialme­nte útil para los países en desarrollo, donde la agricultur­a es una de las principale­s fuentes del PIB. «En muchos de estos países, más del 90% de las pérdidas por catástrofe­s no están aseguradas» recalca Chailis, de ahí la oportunida­d de este endeudamie­nto si se les diera la oportunida­d.

Los expertos coinciden en que la demanda de los bonos catástrofe seguirá al alza, y de hecho, no hay motivo para que no puedan superar a sus homólogos tradiciona­les por la intención de las compañías asegurador­as de seguir reduciendo sus riesgos ante los recientes desastres naturales acontecido­s. «El mercado de bonos catástrofe seguirá siendo una herramient­a valiosa para que los patrocinad­ores transfiera­n el riesgo de catástrofe de manera eficiente y transparen­te», señala Familiar.

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JON CHERRY / REUTERS Casas arrasadas por un tornado en Indiana (EEUU), el pasado mes de abril.

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