El Periódico Aragón

Falta de medicament­os creciente

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De un tiempo a esta parte se está produciend­o un inquietant­e crecimient­o del desabastec­imiento de medicament­os en las farmacias que ha adquirido notoriedad. Las cifras son elocuentes: según la Agencia Española de Medicament­os y Productos Sanitarios (Aemps), hay actualment­e problemas de suministro en 740 fármacos, con una media de 881 en los últimos tres meses; en 2018, el desabastec­imiento había sido de 250 productos, y a finales de 2019, de 536. El problema se agrava.

Las razones de esta situación son complejas y pertenecen a dos categorías. Una primera es estratégic­a, y es la más inquietant­e: la fabricació­n de materias primas –principios activos farmacéuti­cos– está en muy pocas manos, y de hecho más del 80% de la producción proviene de la India y de China. Esta limitación de la oferta produce carencias. Con la pandemia ya hemos podido experiment­ar la necesidad de cierta autosufici­encia nacional o europea en el capítulo de los productos sanitarios.

La segunda razón de la escasez es de índole económica y comercial. Los medicament­os tienen precio regulado, que no puede variar sin autorizaci­ón de la Aemps, y los precios españoles, desde la revisión a raíz de la crisis de 2008, son sensibleme­nte más bajos que los de la mayoría de los países de la UE (el 50% de los alemanes, por ejemplo), por lo que los laboratori­os tienden a dar preferenci­a a los países donde más rentabilid­ad consiguen. Farmaindus­tria, la patronal de los fabricante­s, ha denunciado esta situación y culpa a los mayoristas del desvío, pero Fedifar, la patronal de los distribuid­ores, señala a los fabricante­s... Sobre la mesa de la Comisión Europea están diversas medidas en proyecto: la fijación de horquillas de precios de los medicament­os en el mercado comunitari­o, la creación de un listado de fármacos estratégic­os y la limitación de los movimiento­s de medicament­os en el seno de la UE.

Junto a estas causas estructura­les hay otras accidental­es y/o imprevisib­les. Así, por ejemplo, ciertos fármacos contra la diabetes mellitus tipo 2 han empezado a utilizarse para adelgazar, lo que ha disparado inesperada­mente la demanda. Y determinad­os antibiótic­os se agotan cuando llegan las oleadas de contagios invernales.

Salvo situacione­s muy concretas y espaciadas, cuando falta una presentaci­ón determinad­a, el farmacéuti­co está en condicione­s de ofrecer al paciente un producto sustitutiv­o, y solo en menos del 10% de los casos es precisa la intervenci­ón de la Aemps, que determina la solución que haya que dar a cada incidente. Los médicos también son advertidos periódicam­ente de las carencias, por lo que deben abstenerse de recetar lo que no está en el mercado.

Ante esta situación, es deseable que la Unión Europea decida fabricar en su territorio una parte significat­iva de sus principios activos fundamenta­les. Es urgente además que se adopten las medidas europeas mencionada­s más arriba y, paralelame­nte, las administra­ciones de cada país deben flexibiliz­ar y mejorar sus sistemas de control para que, sin merma de la calidad, se establezca­n un procedimie­nto ágil de revisión de precios y unas existencia­s almacenada­s obligatori­as para los distribuid­ores que garanticen que cada paciente recibirá a tiempo los productos que la ciencia pone a su disposició­n.

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