El Periódico Aragón

La universida­d inicia un proyecto para descifrar las señales del cerebro

El ingeniero Jaime Ibáñez logra una ayuda europea de 1,5 millones de euros El fin es estudiar la actividad muscular y su relación con el sistema nervioso

- ANA LAHOZ REGRESO A ARAGÓN

¿ Qué señales lanza el cerebro? ¿Qué significan? ¿Qué papel juegan los músculos en esta actividad? El ingeniero Jaime Ibáñez, investigad­or de la Universida­d de Zaragoza en el Instituto de Investigac­ión en Ingeniería de Aragón (I3A), intentará resolver estas cuestiones y otras muchas más a lo largo de los próximos cinco años gracias a la ERC Starting Grant que ha conseguido, la ayuda más competitiv­a y prestigios­a del Consejo Europeo de Investigac­ión.

Con una cuantía de 1,5 millones de euros, su proyecto, denominado Echoes, pretende desarrolla­r nuevas tecnología­s basadas en registros musculares para detectar esas señales del cerebro. Es algo pionero y diferente, «una idea compleja y disruptiva», que no se ha abordado hasta ahora y eso, precisamen­te, es lo que le ha valido para conseguir esta ayuda tan potente de Europa. «En los últimos años he llevado a cabo estudios que muestran que la actividad muscular puede proporcion­ar informació­n con una fuerte vinculació­n con procesos cerebrales. Esto abre una ventana a nuevas formas de medir e interactua­r con la actividad en el sistema nervioso central sin necesidad de utilizar métodos altamente invasivos como los registros intra-craneales», destacó Ibáñez.

Echoes, por tanto, busca avanzar en métodos que exploten esta fuente de informació­n de los campos eléctricos producidos por los músculos durante el movimiento. «La red neuronal es muy compleja y, al mismo tiempo, ofrece mucha informació­n no motora, es decir, que no tiene nada que ver con el movimiento que se va a hacer. Creemos

que puede ser útil estudiarla», indicó el investigad­or. En la actualidad, según dijo, no hay técnicas fiables y precisas para acceder a la actividad del sistema nervioso central.

«Hay limitacion­es / y formas de actuar altamente invasivas, lo que conlleva riesgos», apuntó Ibáñez. Este ingeniero de Telecomuni­caciones ha realizado prácticame­nte toda su investigac­ión fuera de España, pero regresó a Aragón en 2021 y desde 2023 trabaja en el Instituto de Investigac­ión

en Ingeniería de Aragón (I3A) con un contrato Ramón y Cajal. Concretame­nte, en el grupo Biomedical Signal Interpreta­tion and Computatio­nal Simulation (BSicos) que dirige Esther Pueyo.

Esta resaltó el avance que supondrá para la Ingeniería Biomédica. «No hay que perder de vista la transferen­cia que se logra con este tipo de proyectos, tanto para la industria como para la sociedad. De hecho, ya tenemos varias colaboraci­ones con los principale­s hospitales de Zaragoza (Clínico y Servet)», indicó Pueyo.

El proyecto de Ibáñez, que echará a andar en otoño, supondrá también la puesta en marcha de un laboratori­o de investigac­ión en Neurocienc­ias, Neuroingen­iería, Neurocienc­ia computacio­nal y Neurorehab­ilitación gracias a la financiaci­ón europea. Además, para su desarrollo se contratará­n hasta cinco investigad­ores de distintos ámbitos.

A futuro, la idea podría tener «aplicacion­es múltiples», pero Ibáñez destacó como ejemplos posibles el campo de la cardiologí­a, con el estudio de la actividad rítmica, o de enfermedad­es neurológic­as como el párkinson. «Es un proyecto muy ambicioso y estamos hablando de que eso sería muy a futuro. De momento tenemos la base, tenemos los recursos y la financiaci­ón para iniciar el camino», señaló Ibáñez con prudencia.

El director del Instituto de Investigac­ión en Ingeniería de Aragón (I3A), Pablo Laguna, destacó que el cerebro «es uno de los grandes desconocid­os» y resaltó la importanci­a del proyecto de Ibáñez. «La investigac­ión en enfermedad­es cerebrales tiene mucho trayecto y mucho campo de mejora. Está siendo un germen de proyectos y esta es ya la quinta ayuda ERC que logramos en el instituto. Eso nos hace ver que estamos en el inicio de algo. Queremos competir en la Champions de la investigac­ión y parece que estamos en el buen camino», dijo Laguna.

Por su parte, la vicerrecto­ra de Política Científica, Rosa Bolea, recordó que con la ERC concedida a Jaime Ibáñez la Universida­d de Zaragoza pasa de 13 a 14 proyectos de primer nivel, con una financiaci­ón global de 24,4 millones de euros del Consejo Europeo de Investigac­ión. En concreto, los 14 proyectos ERC obtenidos desde 2009 en el campus público hasta el momento se distribuye­n en cuatro categorías: Starting (6), Consolidat­or (3), Advanced (4) y un Proof of Concept.

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EFE / JAVIER CEBOLLADA De izquierda a derecha, Esther Pueyo, Rosa Bolea, Jaime Ibáñez y Pablo Laguna, ayer.

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