España acumula una deuda de 377.000 millones desde 2018
Ayudas, subvenciones y un aumento de la deuda pública dejan una pesada herencia Con estas cifras será muy difícil cumplir con el 3% de déficit pactado con Bruselas
Unos 170 millones de euros para subvencionar trenes y autobuses para jóvenes, 17 millones destinados a sindicatos, 14 millones extraordinarios para la empresa pública Tragsatec con el fin de desatascar los fondos europeos, 3,3 millones en concepto de suplemento de crédito para el CIS, 10 millones para subvencionar el cine a los mayores de 65 años... Sin olvidar partidas como los 830 millones apara obras hidráulicas y los 622 millones para la financiación del programa de alquiler asequible. Así hasta 3.962,1 millones de euros. Esta es la cifra en la que el Gobierno ha incrementado el gasto de forma extraordinaria durante los primeros cinco meses del año, más allá de lo comprometido en las cuentas que entraron en vigor el 1 de enero.
A esta cantidad, equivalente al dinero provisionado como Fondo de Contingencia en los Presupuestos Generales del Estado para 2023 (3.964 millones), hay que sumarle otros 4.000 millones en avales del ICO para la promoción de vivienda social, una de las últimas medidas estrella anunciadas en plena carrera electoral. En total, casi 8.000 millones en apenas cinco meses, dos semanas antes de los comicios municipales y autonómicos y siete meses antes de la más que probable fecha de las elecciones generales, el 10 de diciembre. Si esta cantidad puede parecer abultada, hay que tener en cuenta que no es el problema principal. Más allá de contar probablemente con más anuncios de gasto de aquí a las generales y en plena presidencia española de la UE, el Gobierno de coalición de PSOE y Podemos encabezado por Pedro Sánchez y su vicepresidenta económica, Nadia Calviño, dejará para 2024 una pesada hipoteca.
El año en que se recuperará el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, lo que se traduce en la obligatoriedad de acometer ajustes, el Ejecutivo dejará una pesada losa fiscal al Gobierno que le siga por importe de unos 377.000 millones de euros. Esta abultada cifra procede del incremento neto del endeudamiento (359.000 millones) computado por Bruselas desde junio de 2018 (poco antes de que Sánchez llegara al poder) hasta febrero de 2023 (último dato publicado por el Banco de España), a los que se suman los casi 8.000 millones de gasto no presupuestado que van por ahora en este año y casi 10.000 millones anuales en forma de intereses de la deuda adicionales tanto por el incremento de la deuda desde 2018 como por la subida de los tipos de interés.
¿Estamos hipotecando el futuro de España con estos niveles de endeudamiento? El economista y estratega jefe de XTB, Pablo Gil, es rotundo: «Sí, estamos hipotecando el futuro de próximas generaciones, porque la deuda no es otra cosa que traer bienestar futuro al presente. Dicho de otra forma, hipotecamos el futuro de nuestros hijos y nietos a fin de mantener nuestro nivel de bienestar en el presente». Según el último dato del Banco de España, la deuda de las Administraciones Públicas es de 1,5 billones de euros, con un aumento interanual del 5,6%, lo que supone el 113% del PIB. «Muy lejos de la medida de la eurozona, del 91,5%», resalta Gil. «Solo nos superan Grecia, Italia y Portugal, nuestros compañeros de viaje de la última gran crisis periférica vivida en 2011».
Para el economista José Carlos Díez, «lo preocupante es que tanto el Gobierno como las comunidades autónomas siguen en clave de aumentar el déficit y no hay debate sobre la deuda pública». Díez, que matiza que las subvenciones «anunciadas como el cine para mayores y el Interrail para jóvenes tienen un impacto mínimo», insiste en que lo más preocupante «es el aumento de la deuda y el déficit estructural, que es similar al que ya tenía Mariano Rajoy».
Si nos fijamos / solo en los incrementos de deuda por legislatura, se descubre que el tándem Sánchez-Calviño está a punto de ser el que más ha elevado el endeudamiento en la etapa reciente. Si las dos legislaturas de José María Aznar registraron moderados aumentos de la deuda (69.000 millones más en la primera etapa y 26.000 millones más en la segunda), la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2008 y 2011, golpeada por las crisis inmobiliaria y financiera, firmó un incremento de 343.000 millones. Pero el récord de aumentos, hasta ahora, se lo apuntó Mariano Rajoy en su primera legislatura, de 2011 a 2015. La herencia de Zapatero obligó al Ejecutivo del PP a un duro plan de ajuste impuesto desde Bruselas. La deuda sufrió un aumento neto de 390.000 millones.
El incremento actual de la legislatura de Sánchez también está impulsado por factores externos pero también por decisiones de una política económica pro gasto público. Los dos principales choques externos –la pandemia y la guerra en Ucrania– han provocado un cortocircuito en las economías mundiales del cual todavía España no ha terminado de salir. Estas cifras de crecimiento del endeudamiento habrían sido mucho peores de no haber contado con un dividendo extraordinario de recaudación en 2022 (también se producirá en 2023) gracias a la inflación. Estos ingresos extraordinarios, de unos 30.000 millones, generados por la criticada negativa del Gobierno a deflactar impuestos, han ayudado a frenar el alza del endeudamiento. Pero no son recurrentes. Por esta razón y otras relativas al tipo de política fiscal es por lo que la Comisión Europea, la Airef y otros organismos independientes alertan de que el próximo Ejecutivo tendrá muy difícil cumplir con la meta del 3% comprometida por el Gobierno actual ante Bruselas.
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