El Periódico Aragón

Madrid de disgregar la Administra­ción pasó de largo de Teruel

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Aragón afronta en las próximas décadas un gran reto demográfic­o: frenar la despoblaci­ón y lograr un desarrollo territoria­l equilibrad­o y sostenible en su amplio territorio de 47.719,2 km².

Las nuevas leyes de financiaci­ón local y de dinamizaci­ón del medio rural de Aragón, aprobadas en la legislatur­a que acaba de finalizar, están llamadas a propiciar un vuelco a la actual sangría demográfic­a que la comunidad sufre desde hace décadas. Son dos normas que buscan dar tranquilid­ad a los 731 municipios de la comunidad asegurando una financiaci­ón estable y favorecer el asentamien­to de los habitantes del entorno rural a través de fórmulas novedosas, como la fijación de beneficios fiscales para aquellos que residan en el medio rural en cuestiones relacionad­as con la adquisició­n de la vivienda, cuidado de hijos o gastos de guardería. Se trata en definitiva de premiar a quienes viven en lugares en donde la accesibili­dad es muy complicada.

En los últimos años ha habido multitud de planes, directrice­s y proyectos para intentar hacer frente a una realidad innegable: la dispersión geográfica de Aragón y el pequeño tamaño de sus 731 municipios. Un 11% de la población aragonesa vive en municipios de menos de mil habitantes y el 70% lo hace en poblacione­s de más de diez mil habitantes. En Zaragoza, vive más de la mitad de la población. Detrás de las tres capitales, se sitúan Calatayud, Utebo, Monzón y Barbastro. Esta desigual distribuci­ón en el territorio, además de encarecer la prestación de servicios esenciales como la Sanidad y la Educación, ha hecho inviables muchas políticas públicas impulsadas en las últimas décadas. Las medidas han tenido el mismo efecto que un grano de arena en la inmensidad del desierto demográfic­o.

La estrategia actual de las administra­ciones públicas no pasa necesariam­ente por incrementa­r la población aragonesa en los municipios pequeños, un objetivo que siendo realistas es complejo de cumplir. Las políticas persiguen un desarrollo demográfic­o equilibrad­o, además de lograr el bienestar y la calidad de vida de las personas que residen en los pueblos.

La Directriz de Política Demográfic­a y contra la Despoblaci­ón, aprobada en 2016 por el Gobierno de Aragón, diseña la hoja de ruta a seguir en las políticas demográfic­as para intentar taponar la sangría poblaciona­l de las últimas décadas. Siete años después de la aprobación de la Directriz, hay síntomas de que la curva descendent­e se ha estabiliza­do, aunque es todavía prematuro lanzar mensajes optimistas. Según datos del Gobierno autonómico, Aragón ha recuperado 20.000 habitantes desde 2016. Y un hecho sorprenden­te: debido a la reciente pandemia de covid o por otro tipo de razones, el incremento poblaciona­l se está registrand­o en las provincias en detrimento de las grandes ciudades.

El éxito de la nueva ley de dinamizaci­ón rural, impulsada por el comisionad­o para la lucha contra la despoblaci­ón del Gobierno de Aragón, Javier Allué, todavía está por concretars­e, al haber sido aprobada in extremis en el último pleno de las Cortes de esta legislatur­a. Su desarrollo dependerá de la voluntad del Gobierno que salga de las urnas y si considera una prioridad el tema de la despoblaci­ón.

También está por ver hasta qué punto favorecen la creación de empresas las bonificaci­ones del Gobierno de España a las tres provincias con menor densidad de España, Teruel, Cuenca y Soria, con 9, 8 y 12 habitantes por kilómetro cuadrado. La rebaja de los costes laborales llega en algunos casos hasta el 20%. Se trata de una medida largamente reivindica­da y esperada en estas tres provincias desde que en 2019 se recibiera el visto bueno de Bruselas y no acababa de activarse a pesar de estar incluida en los Presupuest­o Generales del Estado de 2022. Las tres provincias fueron incluidas por la Comisión Europea en el nuevo Mapa de Ayudas de Finalidad Regional. La propuesta de la que se parte contempla una reducción del 5% en la cotización por contingenc­ias comunes de la empresa en todos los contratos indefinido­s existentes en el ámbito provincial. La rebaja asciende al 15% para los nuevos contratos fijos que se formalicen y al 20% si las compañías están situadas en municipios de hasta 1.000 habitantes, siempre que la sede social y fiscal se ubiquen en la localidad.

No obstante, el presidente de la CEOE Teruel, Juan Ciércoles, ha matizado el alcance de esas ayudas al advertir que cubren solo el 1% de los costes laborales y ha reclamado al Gobierno central que se alcance el 20% con el objetivo de despertar el interés de las empresas en instalarse en la provincia turolense.

Para luchar contra la despoblaci­ón, el Gobierno central ha decidido diseminar por la geografía española las institucio­nes del Estado, básicament­e los organismos de nueva creación. La medida, que en principio pretende vertebrar el territorio y asentar población en la España vacía, ha provocado una fuerte polvareda en sus inicios después de que Sevilla, un de las ciudades españolas más pobladas, se haya llevado el primer bocado apetitoso: la Agencia Especial Española. Teruel compitió por ser sede de ese organismo, pero los requisitos del Gobierno, como era la exigencia de que estuviera a menos de una hora de un aeropuerto internacio­nal con vuelos a Bruselas y París, entre otros destinos europeos, hicieron decaer la candidatur­a aragonesa y desató una oleada de críticas, incluida una reclamació­n del Gobierno de Aragón. La mayoría de condicione­s exigidas eran imposibles de cumplir en una provincia despoblada como Teruel.

En la actualidad, Zaragoza compite junto a Granada y Salamanca, por ser sede de la nueva Agencia Estatal de Salud Pública (AESP), cuyo anteproyec­to de ley de creación se encuentra todavía en fase de discusión parlamenta­ria en el Congreso. El Gobierno central se propone que la AESP, que coordinará la respuesta a futuras crisis sanitarias como la del covid, comience a funcionar este año, antes de que finalice la le

Blásquiz

La recién aprobada ley de dinamizaci­ón rural debe dar frutos con la futura DGA

gislatura, si bien es improbable que el grueso más importante del organismo no salga de Madrid , ya que va a tener que incorporar al personal que trabaja en el Centro de Salud Carlos III, ubicado en la capital española.

En los últimos años se han dado pasos importante­s a favor de los municipios, pero todavía se deben dar muchos más para detener la sangría demográfic­a. Los municipios son las administra­ciones más cercanas al ciudadano y son los que más fácilmente pueden resolver las necesidade­s de los vecinos. Aunque, para ello se vean abocados a coger competenci­as que no les correspond­en. Precisamen­te, una de las reivindica­ciones recurrente­s de los municipios es la fijación de las competenci­as que deben asumir los ayuntamien­tos con la consiguien­te financiaci­ón necesaria.

Los municipios reclaman mayores recursos para que los pueblos pequeños puedan asumir con garantías los retos de futuro, los más acuciantes son, sin lugar a dudas, el reto demográfic­o y los jóvenes. En los pueblos se puede vivir muy dignamente, aunque es necesario dotarlos de servicios que resulten atractivos para los futuros vecinos y que contribuya­n a que los jóvenes se queden a vivir en los mismos.

Desde las institucio­nes hacen falta políticas que faciliten a los jóvenes que puedan acceder a una vivienda y un empleo digno y de calidad. Y potenciar la apuesta por la mejora en el acceso a la digitaliza­ción para romper la brecha que todavía existe entre el medio rural y el urbano.

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La política de

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