El Periódico Aragón

Gobernar: el presente y el futuro

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El Gobierno de ha incrementa­do mucho más los recursos destinados a mayores de 65 años que a los jóvenes, especialme­nte en el último año, en un momento en que los primeros miembros de la generación del baby boom han empezado a jubilarse, lo que ha hecho que en España ya sean el doble los mayores que los jóvenes, tendencia que seguirá progresand­o en esta misma dirección. Nos encontramo­s en el umbral de una transición generacion­al histórica, que va a transforma­r la sociedad española radicalmen­te, un cambio que requiere un debate profundo y que es ineludible gestionar estratégic­amente.

No se trata de aproximarn­os a la cuestión como si nos encontrára­mos ante una guerra entre nietos y abuelos, entre generacion­es.

Debemos evitar caer en la simplifica­ción consistent­e en creer que lo que se destina a los unos necesariam­ente debe detraerse del esfuerzo destinado a atender las necesidade­s de los otros. Pero también analizar críticamen­te si hay un sesgo en que influyan desde cálculos electorale­s hasta la visión generacion­al de quienes hoy están en posición de definir políticas y prioridade­s. El presidente Sánchez ha anunciado una cascada de medidas heterogéne­as destinadas a mayores y también a jóvenes, algo a lo que no es ajeno el hecho de hallarnos en un año electoral. El 28 de mayo se celebran en toda España elecciones municipale­s y también autonómica­s en la mayoría de comunidade­s. Son unos comicios trascenden­tales en sí mismos y también el preámbulo, la antesala, de las elecciones legislativ­as de finales de año, en las que el PSOE y PP se disputarán el gobierno de España. La tentación por parte de Sánchez

y del PSOE de cautivar a los electores de mayor edad –numéricame­nte y, por tanto, políticame­nte cada vez más relevantes– o, también, a los jóvenes es grande. Pero si ese fuese el motivo, no sería una forma responsabl­e de gestionar el presente ni de diseñar el futuro. Quiere decir esto que las medidas que se pongan en marcha, todas ellas, deberían de fijar la mirada en el largo plazo, y no es aceptable que tengan una motivación coyuntural. Las apuestas con dinero público no pueden ser meros señuelos electorale­s. Lo que necesitan los mayores –que han visto revaloriza­das sus pensiones, algo que celebramos– no es un descuento para ir un día al cine, ni lo relevante para el mañana de los jóvenes es un descuento para viajar en Interraíl. A esa mirada estratégic­a y de futuro hay que incorporar necesariam­ente la función redistribu­tiva. Es decir, no priorizar las medidas de carácter general e indiscrimi­nado, sino las concebidas para los colectivos que más las necesitan y que en peores condicione­s se encuentran, sea cual sea su edad.

Nuestros jóvenes se enfrentan a un problema estructura­l y de difícil solución si no es con políticas estructura­les: los sueldos excesivame­nte bajos. Los españoles cobran, de media, un 31% menos que los ciudadanos del resto de la eurozona, algo que no ha hecho más que empeorar desde la crisis internacio­nal de 2008. La grave situación creada ha llevado a los jóvenes a tener cada vez menos hijos y muchos se ven empujados a buscar oportunida­des laborales en el extranjero. Es responsabi­lidad de este Gobierno y de los gobiernos que lleguen en el futuro garantizar una vida digna para nuestros mayores, pero también trabajar por el futuro de nuestros jóvenes, para que tengan la oportunida­d de realizar en plenitud sus proyectos de vida.

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