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ANGELA KANE Vicepresidenta del Instituto Internacional para la Paz de Viena
Angela Kane (Hamelin, Baja Sajonia, Alemania 1948) ha desarrollado prácticamente toda su carrera en Naciones Unidas, en temas relacionados con el mantenimiento de la paz, el desarme y la no proliferación nuclear. Actualmente, es asesora de la Nuclear Threat Initiative de Washington, vicepresidenta del Instituto Internacional para la Paz de Viena y miembro del Centro de Viena para el Desarme y la No Proliferación.
– La invasión rusa de Ucrania ha devuelto a la memoria el recuerdo de la Guerra Fría. ¿Estamos en un momento equiparable?
– No creo que sea la misma situación que en la Guerra Fría, porque entonces había dos bloques opuestos muy definidos: EEUU y la Unión Soviética. Ahora tenemos una situación muy diferente, están EEUU, Rusia y China. Tras el desmantelamiento de la URSS, Rusia intentó acercarse a la Unión Europea y a Occidente. Pero puso una clara línea roja: que la OTAN no se expandiera. Sin embargo, la OTAN se expandió a los países bálticos, Polonia, República Checa, etcétera. Yo creo que Rusia se sintió, quizás no amenazada, pero de cierta forma insultada. Entonces se fue acercando cada vez más a China, a la que le va muy bien tener a Rusia como un socio menor. Ambos países han aumentado de una forma considerable su cooperación militar y política.
EEUU y la UE se mantienen en guardia frente a China ¿Tiene Occidente serios motivos para desconfiar de Pekín?
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– China se ve a sí misma como una víctima, una víctima de la desconfianza y una víctima de los castigos. Cuando China fue admitida en la Organización Mundial del Comercio hace 22 años gracias al apoyo de EEUU, a pesar de que Pekín no estaba de acuerdo con muchos de los principios de la OMC, como el libre mercado, la libre competencia o los derechos de propiedad intelectual, se creyó que con el tiempo acabaría aceptando adherirse a todas estas prácticas. Pero eso es algo que no ha pasado. China nunca ha firmado esos estándares. Y aquí está el problema. Porque ahora llegan las sanciones, hay compañías que se están marchando, hay derechos de propiedad intelectual que están siendo violados, hay patentes que no está permitido exportar a China... Y hay también una visión de que quizás no deberíamos vender más nuestras compañías a China porque está tomando el control.
«Creo que Rusia se sintió, quizás no amenazada, pero de cierta forma insultada por la expansión de la OTAN»
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– Es muy ambicioso llamarle plan de paz. No hay nada concreto que pueda ser realizable. Pero a pesar de ser muy crítica, también pienso que es bueno si China puede tener influencia, y la tiene sobre Rusia. Ahora hay que esperar a ver qué pasa. Putin no quiere quedar mal, pues ha invertido 15 meses y 300.000 soldados han muerto. Ucrania ha movilizado a muchos países, que le han dado miles de millones de dólares en ayuda militar. No pueden permitirse el lujo de aceptar el statu quo y ambos lados tendrán que ceder. Y realmente no veo que eso vaya a suceder en este momento.
¿Qué puede hacer la UE para mejorar su seguridad?
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– Es muy difícil para la UE ser un actor político independiente hoy en día. Cuando se negoció el tratado nuclear de Irán, el JCPOA, la UE jugó un papel predominante. Fue un logro político tremendo porque fue la primera vez que se posicionó en el mapa como un actor político. Pero lo que está pasando ahora es que la política de seguridad es enteramente dependiente de la OTAN, y la OTAN está totalmente dominada por EEUU. Y esto también es una señal de que la UE no está dispuesta a desarrollar su propia política de seguridad. En este contexto, preveo una gran inestabilidad, ya que la política de EEUU está muy dividida y se halla en un momento muy difícil.
Putin ha suspendido las obligaciones de Rusia con el Nuevo START. ¿Qué implicaciones cree que puede tener?
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– La buena noticia es que no han abandonado el tratado, lo han suspendido. Hay que recordar que EEUU sí lo abandonó. La cuestión es si a pesar de la suspensión Rusia respeta los límites de armamento fijados en el tratado. Hubo conversaciones sobre estabilidad estratégica entre ambos países, pero luego, con la invasión de Ucrania, todo quedó en suspenso. Ya no hay ningún movimiento en el control de armas entre los dos países.
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