El Periódico Aragón

La pachanga de Ibiza y el último baile de Zapater

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Después del insípido partido en Ibiza, saldado con derrota, la temporada consume sus últimos días en busca de su punto y final, el partido contra el Tenerife, que en cualquier otra circunstan­cia no hubiera sido más que un pasatiempo pero que, ahora, quedará en la historia del Real Zaragoza como una fecha especial, para siempre una efeméride única. Esa tarde tendrá un altísimo componente emocional y una elevada carga sentimenta­l. La vieja Romareda llorará y se conmoverá. Esa tarde, Alberto Zapater se despedirá como jugador del club de sus amores de manera definitiva.

El capitán finaliza su contrato en junio de este año y la Sociedad Anónima ha decidido que no lo renovará. A este punto llega con 421 partidos a cuestas con la blanquilla (en Ibiza no fue obsequiado con el 422 a pesar de que jugó hasta el apuntador), solo por detrás de los 473 de Aguado y Violeta.

Una larga historia de doce campañas dividida en dos etapas diferentes: la primera, la de su explosión gracias al olfato futbolísti­co de

Víctor Muñoz, salpimenta­da con una Supercopa, un descenso y un ascenso inmediato, y la segunda, desde 2016, sin el premio que buscaba cuando regresó a casa: la vuelta a Primera. Dos veces lo intuyó, pero por hache o por be el equipo nunca culminó la obra.

Por el medio, una carrera profesiona­l fructífera pero difícil, con lesiones realmente importante­s, muchos días de oscuridad pero siempre una luz a la que mirar al final de todos esos túneles. Con sacrificio, esfuerzo, profesiona­lidad y fe, cuatro de sus grandes virtudes, Zapater siempre consiguió salir adelante y recuperar su físico, tan decisivo en su juego. Desde su retorno a la ciudad, su presencia ha sido grande: 42 partidos en la 16-17, 44 en la siguiente, 26 en la 18-19, 8 en la 19-20, 34 en la 20-21, 31 en la 21-22 y 29 en la actual, 15 como titular. Con 37 años, a punto de los 38, el club ha decidido que hasta aquí hemos llegado. A Alberto le hubiera gustado seguir jugando en el Real Zaragoza una temporada más y formar parte de una plantilla que se va a diseñar para estar entre las aspirantes. No será posible. Sanllehí, Cordero y Escribá han elegido iniciar otro camino y liberar esa ficha. Desde el punto de vista deportivo, estamos ante una decisión que cuesta poco entender si la contextual­izamos: el Zaragoza quiere dar un salto importante hacia arriba, ser un candidato al ascenso con todas las de la ley y para ello necesita jugadores que puedan dar, ahora, otras cosas y más nivel que Zapater. El club ha entendido que al futuro no se va por el pasado y ha obrado en consecuenc­ia con su forma de ver el caso. Como con todo en el fútbol habrá quien discrepará.

Zapater es ya una leyenda del Real Zaragoza, un ejemplo, un zaragocist­a de pro y todo corazón. Ha sido un excelente centrocamp­ista, inteligent­e, fuerte y versátil. Un deportista que ha vencido a la adversidad, con una gran capacidad de resistenci­a. Un ídolo de La Romareda. La afición le quiere y en unos días se lo volverá a demostrar. Pocas conquistas hay más importante­s en la vida que ganarse el cariño de tu gente.

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