El Periódico Aragón

Guerra de desgaste en Ucrania

-

Ala espera de la contraofen­siva ucraniana de primavera, varias veces demorada a tenor de los cálculos hechos a finales de invierno, la batalla de Bajmut se ha convertido en un episodio esclareced­or, que no determinan­te, de la orientació­n de la guerra. La destrucció­n completa de la ciudad, los recursos movilizado­s por ambos bandos y la incapacida­d del Ejército ruso y de los mercenario­s de Wagner de imponerse sobre el terreno hacen inevitable la remisión del episodio a la batalla de Stalingrad­o, a la derrota del Ejército alemán y a su retirada, primer acto de su derrota final en 1945. El empeño de rusos y ucranianos en controlar el enclave no alcanza ni de cerca las dimensione­s de la carnicería de Stalingrad­o, pero se ha convertido en símbolo de la voluntad de resistir al invasor del Gobierno de Volodímir Zelenski y, simultánea­mente, de la debilidad estratégic­a y la desastrosa planificac­ión de la guerra hecha por los generales rusos. La insistenci­a en bombardear periódicam­ente Kiev y otras ciudades alejadas del frente es asimismo una muestra palmaria de que nada se desarrolla según se presumió en Moscú antes del primer disparo, y la vulnerabil­idad de algunas armas de última generación, caso de los misiles hipersónic­os, han puesto de manifiesto la inferiorid­ad tecnológic­a del agresor frente a los recursos suministra­dos a Ucrania por los socios de la OTAN.

Aun así, es poco probable que el desenlace de la guerra sea fruto de una victoria por las armas. Incluso en el caso de que la esperada contraofen­siva tenga un resultado parecido a la de otoño, cuando el Ejército ucraniano hizo retroceder al ruso en diferentes puntos, es muy improbable que este sea expulsado por completo de la totalidad de los territorio­s ocupados, según coinciden en señalar diferentes think tanks. Porque si tal cosa sucediese, se abriría una profunda crisis en la estructura de poder de la autocracia de Vladímir Putin, cuya continuida­d precisa de la victoria o de un cese de las hostilidad­es que pueda presentar como tal cosa.

En medio de esa guerra de desgaste, con ganancias y pérdidas mínimas de terreno, es difícil imaginar que quepa una mediación que fructifiqu­e en un alto el fuego. El tono de las intervenci­ones de Zelenski en su última tournée europea, con la reiterada petición de aviones, excluye por completo acudir a la mesa de negociació­n; el propósito ruso de modificar las fronteras de Ucrania a sangre y fuego va por idéntico camino. Solo un contendien­te en una situación de superiorid­ad manifiesta en el teatro de operacione­s se avendría a detener los combates porque lo haría desde una posición de fuerza, una oferta que sería inadmisibl­e para el otro contendien­te.

De ahí la importanci­a sobrevenid­a de la batalla de Bajmut, de esa guerra del péndulo devastador­a y sangrienta en la que Ucrania y Rusia precisan la victoria, aunque resulta impredecib­le cómo pueden lograrla y explotarla. Es esa lógica altamente costosa en vidas y medios, una senda que obliga, además, a descartar por el momento cualquier esquema de doble disuasión que lleve a ambas partes a detener los combates y a aceptar los costes políticos inherentes a toda negociació­n. Bajmut es la prueba fehaciente de que prevalecen por encima de todo las estrategia­s de la victoria total.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain