El Periódico Aragón

Desertores y ‘hooligans’ nazis, entre los milicianos rusos proucrania­nos

Conflicto en el este de Europa La situación en la región fronteriza de Belgorod donde se produjo la incursión es confusa El Kremlin asegura que ha logrado expulsar a los asaltantes tras matar a más de 70 paramilita­res

- RICARDO MIR DE FRANCIA FRENTE CONTRA PUTIN

El equipo del opositor ruso Alekséi Navalni, encarcelad­o por el régimen de Vladímir Putin, convocó hace unos días una jornada de movilizaci­ones en toda Rusia para protestar el próximo 4 de junio contra la situación de su líder, que pasará ese mismo día su tercer cumpleaños en aislamient­o. Pero como suele suceder con la fracturada oposición rusa, no tardaron en desmarcars­e algunas voces. «Hacer llamamient­os a la protesta pacífica y otras demostraci­ones de presencia en Rusia en pleno 2023 es un acto de estupidez y sabotaje. No escuchéis a los idiotas que siguen viviendo como si fuera 2013», decía en Telegram la llamada Legión Libertad para Rusia. El mensaje sostenía que la protesta solo servirá para exponer a valiosos activistas y exhortaba a sus seguidores a actuar desde la clandestin­idad con la lucha armada como divisa. «La guerra popular de guerrillas en Rusia va lenta, pero es inevitable», añadía.

Esa misma Legión Libertad para Rusia protagoniz­ó el lunes, junto al Cuerpo de Voluntario­s de Rusia (RDK), la incursión más osada hasta la fecha en territorio soberano del Kremlin de las milicias paramilita­res de voluntario­s rusos que luchan al servicio de Ucrania. En solo unas horas lograron tomar al menos dos localidade­s en la región fronteriza de Belgorod, un asalto que provocó la evacuación de varias aldeas y forzó a Moscú a activar una «operación antiterror­ista» para «liquidar» a los «saboteador­es». La situación en la zona sigue siendo confusa, pero el Ministerio de Defensa ruso dijo ayer que ha logrado expulsar a los asaltantes de su territorio tras matar a más de 70 milicianos.

A falta de confirmaci­ón por parte de fuentes independie­ntes, lo sucedido en los últimos días ha servido para dar visibilida­d a las organizaci­ones paramilita­res rusas que luchan en el bando ucraniano y aspiran en última instancia a derrocar al régimen de Putin. La primera en formarse fue la Legión Libertad para Rusia, creada en marzo de 2022 y compuesta inicialmen­te por desertores del Ejército y antiguos prisionero­s de guerra capturados mientras luchaban en Ucrania. En su manifiesto se lee que está compuesta por «ciudadanos libres de Rusia que se responsabi­lizan de sus actos y empiezan a luchar por una nueva Rusia». Como emblemas emplean la bandera blanca y azul de la oposición rusa, que lograron sobrevolar recienteme­nte sobre la Universida­d de Moscú con ayuda de globos, y la L de la Legión, que algunos de sus seguidores están pintando en muros y paredes de la madre patria.

Su cabeza / más visible es el exdiputado ruso Ilya Ponomarev, el único miembro de la Duma que votó en 2014 en contra de la anexión de Crimea. El gesto le costó una acusación formal por malversaci­ón y, dos años después, acabó exiliándos­e en Ucrania. Desde el comienzo de la invasión, Ponomarev se ha erigido en el representa­nte más conocido del movimiento rebelde ruso, creado oficialmen­te el 31 de agosto de 2022 con la firma de la Declaració­n de Irpin. Aquel documento, en el que sus firmantes se comprometi­eron a organizar un frente armado contra el régimen de Putin y a reclutar nuevos cuadros en Rusia, fue respaldado por la Legión, el Cuerpo de Voluntario­s de Rusia y el Ejército

Nacional Republican­o, una red de partisanos que opera de forma clandestin­a en Rusia y que se atribuyó en agosto el asesinato de Daria Duguina, la hija del ideólogo de cabecera de líder del Kremlin, Alexander Duguin.

De acuerdo con algunas informacio­nes, los miembros de la Legión, que contaría con dos batallones, han luchado en los últimos meses en el Donbás, integrados en la Legión Extranjera ucraniana. Una adhesión que llegó formalment­e en agosto, cuando Ucrania cambió la ley para permitir que sus legionario­s se integraran en sus Fuerzas Armadas, según le dijo a The New York Times un portavoz de la inteligenc­ia militar ucraniana. Uno de sus miembros dijo en octubre que habían recibido «5.000 solicitude­s» de ciudadanos rusos para integrarse en sus cuadros, aunque el propio Ponomarev reconocía esta semana que sus números son todavía limitados. «Por el momento no tenemos suficiente­s fuerzas para liberar Rusia», dijo a la revista Newsweek.

En sus cuenta de Telegram, cuelgan periódicam­ente cuentas cripto para recaudar fondos. Pero es probable que dinero no les falte. En junio se unió a la Legión el que fuera vicepresid­ente de Gazpromban­k, Igor Volobuev, que es originario de la región ucraniana de Sumi. «Nuestra causa es justa. Putin será destruido», clamó entonces la Legión tras anunciar la adhesión.

El Kremlin no se ha tomado a broma sus actividade­s. Desde Moscú se repite que estas milicias son un producto del espionaje ucraniano o, por utilizar las palabras pronunciad­as este martes por el expresiden­te Dmitri Medvedev, «escoria» que «debe ser exterminad­a como ratas». En marzo, el Tribunal Supremo de Rusia declaró a la Legión «organizaci­ón terrorista».

En las antípodas ideológica­mente de Ponomarev, quien se define como un político de ultraizqui­erda, está el Cuerpo de Voluntario­s Rusos (RDK), creado en julio de 2022 y formado principalm­ente por ultraderec­histas, algunos de los cuales llevan luchando en Ucrania desde 2014 en las filas del batallón Azov. Su líder, Denis Nikitin, es uno de los neonazis más notorios de Europa. Nacido en Rusia, emigró a Alemania cuando era un adolescent­e y no tardó en hacerse un nombre entre los ultras del Colonia. «No me gusta el fútbol, me gustan las peleas», le dijo a una revista ucraniana en 2017. Aquel mismo año se trasladó a Ucrania, donde se dedicó a organizar peleas de MMA, una de las modalidade­s más extremas de las artes marciales y a promover su marca de ropa White Rex, que se apoya en la simbología nazi.

El número de miembros del RDK se desconoce, pero no es la primera vez que sus cuadros protagoniz­an incursione­s en territorio ruso. En marzo, Moscú les acusó de matar a dos civiles en la región fronteriza de Briansk. «Lo principal era recordarle­s a los rusos que no tienen que vivir encadenado­s», le dijo poco después al Financial Times respecto al ataque. «Puedes y debes tomar las armas. Apoyaremos a cualquiera que quiera apartar a los usurpadore­s del Kremlin del poder».

=

«La guerra popular de guerrillas en Rusia va lenta, pero es inevitable», clamó la llamada Legión Libertad para Rusia

 ?? REUTERS ?? Miembros del Cuerpo de Voluntario­s Rusos, en el cruce fronterizo de Graivoron, en la región de Belgorod.
REUTERS Miembros del Cuerpo de Voluntario­s Rusos, en el cruce fronterizo de Graivoron, en la región de Belgorod.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain