El Periódico Aragón

Las tramas de compra de votos ofrecen empleo o vales de comida

Las mafias se ceban en sectores de población marginales para cometer el delito El fraude consistía en entregar los papeles de la votación en la sede del partido

- / C. GALLARDO T. CALLEJA CARTAS QUE CERTIFICAB­AN EMPLEOS

La justicia ha investigad­o en los últimos años diversas tramas de fraude en el voto por correo en Melilla que no siempre han concluido en condenas, pero que evidencian prácticas que aprovechan determinad­as debilidade­s del sistema electoral y la falta de escrúpulos de algunos dirigentes políticos para manipular los resultados. Son actuacione­s que se ceban en sectores de población marginales, a los que se ofrecen pequeñas cantidades en metálico, vales de comida o la expectativ­a de ser contratado­s por la administra­ción.

La presunta trama que se investiga estos días el Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 2 de Melilla, bajo secreto de sumario, indaga un presunto fraude después de que se conocieran los asaltos a empleados de Correos que portaban la documentac­ión electoral. En esta ocasión los pagos que se estaban ofreciendo a los electores serían de entre 50 y 200 euros.

De hecho, la investigac­ión policial se centra en ambientes relacionad­os con la red del narcotráfi­co local. Los peones de la trama serían delincuent­es habituales melillense­s encargados de ofrecer a familias empobrecid­as pequeñas cantidades de dinero –«para el

Mercadona», decía como gancho uno de los compradore­s– y de prometer incluso puestos de trabajo cuando se formara un nuevo gobierno local.

La ciudad autónoma protagoniz­ó un episodio especialme­nte grave en 2008 que concluyó su periplo judicial en febrero de 2021, cuando el Tribunal Supremo confirmó las condenas al expresiden­te de Melilla Mustafá Aberchan, de Coalición por Melilla (CPM, y al exsecretar­io general de los socialista­s Dionisio Muñoz Pérez a dos años de cárcel por delito de falsedad y dos delitos electorale­s. También en esta ocasión los votos se compraban a cambio de prometer contratos en futuros planes de empleo que dependían de los grupos políticos implicados.

/ Concretame­nte, y según consideró probada la justicia, a los electores se les prometía que serían contratado­s en los planes de empleo con preferenci­a respecto de otras personas, lo que constituía un importante estímulo dado el alto número de desemplead­os que existen en la ciudad autónoma de Melilla, según llegó a afirmar la justicia en sus resolucion­es.

Los implicados llegaron a enviar unas cartas que anunciaban a los destinatar­ios que habían sido preselecci­onados para los planes de empleo. El texto de las misivas hacía creer que habían sido remitidas por la Unidad de Promoción y Desarrollo (UPD), organismo dependient­e de la Delegación del Gobierno y cuya función consistía, precisamen­te, en gestionar los planes de empleo. Los destinatar­ios eran emplazados en un lugar concreto a los pocos días de la jornada electoral, lo que fomentó su creencia en la realidad del cumplimien­to de la promesa.

La propagació­n de la noticia de la posibilida­d de obtener trabajo a cambio de solicitar el voto por correo fue tal que el porcentaje de voto por correo aumentó ese año más del doble, pues fue del 11,42% con respecto a las elecciones generales del años 2004 (5,39%).

En cuanto a la operativa del fraude, bastaba con que una persona reclamase el voto por correo presentand­o su DNI y que al ser recibidos los documentos del voto los entregase en la sede de los partidos políticos implicados. Una vez allí, ya no era necesaria la intervenci­ón del votante, porque una persona del partido político elegía la opción a su convenienc­ia y la introducía en el sobre de votación, y la metía en otro sobre que era entregado en Correos.

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PAQUI SÁNCHEZ / EFE Mohamed Ahmed Al-Lal, uno de los detenidos en la operación policial.

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