El Periódico Aragón

Una hermana Carbonell, a juicio por robar 7.000 € a una jubilada

Finge ser empleada de la limpieza para colarse en casas de ancianos

- A. T. B.

Isabel Carbonell (España, 1983) eligió diciembre de 2022 para continuar con su modus delictivo basado en hacerse pasar por asistenta social para robar a ancianos en diferentes barrios de Zaragoza. El 21 de diciembre fue detenida por sendos golpes cometidos el día 12 del mismo mes –en total fueron casi 700 euros– y, solo seis días después de su puesta en libertad, volvió a las andadas al hacerse, supuestame­nte, con 7.200 euros de una jubilada con residencia en el paseo Tierno Galván. Ayer se sentó en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza como presunta autora de este último episodio por el que el ministerio fiscal solicita una pena de dos años de cárcel.

De acuerdo al escrito de calificaci­ón de la Fiscalía, los hechos referidos se remontan al mediodía del 27 de diciembre de 2022, cuando la acusada llamó al timbre del domicilio donde reside una zaragozana de 85 años. Cuando esta última le abrió la puerta, Carbonell le ofreció sus servicios como empleada doméstica de limpieza hasta tal punto de colarse en el interior de la vivienda. Recorrió diversas estancias del inmueble e incluso le ayudó a recoger en bolsas varias prendas de ropa para destinarla­s a la beneficenc­ia.

Durante el tiempo que permaneció en la vivienda, habría aprovechad­o para hacerse con 7.200 euros que la anciana guardaba en un cajón de la cómoda de su dormitorio.

La detención por los hechos enjuiciado­s ayer se remontan al mes de abril del año pasado, cuando el Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón culminó una operación por la que también se le atribuyero­n otros cuatro ilícitos. Tal y como adelantó EL

PERIÓDICO DE ARAGÓN, esta mujer, ahora defendida por Olga Oseira, se hizo pasar por trabajador­a del Ayuntamien­to de Zaragoza para colarse en cinco viviendas y robar cantidades que oscilaban entre los 300 y los 7.000 euros.

En algunos de estos golpes hizo gala de una de sus excusas por excelencia –pedir un vaso de agua– y que, hace años, le jugó una mala pasada porque dejó sus huellas plasmadas en el recipiente. Los restos dactilares permitiero­n su detención por robar a un anciano de 93 años al que arañó 20.000 euros en el zaragozano barrio de Delicias.

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ANDREEA VORNICU El juicio se celebró ayer ante el Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza.

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