Romanos versus celtas en una novela
Aunque comparte muchas de las características del género, Enemigos no es una novela histórica al uso. Sí, está ambientada en un momento bien reconocible cronológicamente, y perfectamente documentado: el año 55 antes de Cristo, durante la campaña de Julio César en Britania. También presenta personajes históricos, como el propio Julio César, que se mezclan con otros imaginarios para dar relieve a la ficción narrativa. Los hechos, además, son los que son, y un autor que quiera observar un mínimo rigor no podrá cambiar lo sucedido, a menos que lo que pretenda sea otra cosa distinta a una novela histórica.
Por todo ello, esta novela de Jorge Romero que ha publicado Cinca Monterde Editor se ajusta bien al canon de la narrativa histórica. Sin embargo, enseguida se hace evidente que también se aleja de esta preceptiva que, por cierto, comienza ya a estar algo esclerótica. Por ejemplo, la manera en que el autor presenta las escenas bélicas, muy abundantes ya que es una historia de guerras, es bastante distinta a los habituales pasajes épicos de este tipo de novelas, y retrata los enfrentamientos con una cruda violencia que quizá recuerde más a Vietnam que a Alesia.
Sin descuidar la caracterización de los contendientes, pero sin que la ambientación se convierta en el motor único de la historia, Jorge Romero opone los dos bandos, romanos y celtas, en una narración en paralelo que pone de manifiesto las diferencias de estos dos enemigos. Incluso gráficamente se distingue la parte contada por los invasores, impresa en tinta negra, de la de los britanos, en color azul como el de los tatuajes de los pictos.
Así mismo enfrenta el autor dos maneras de entender la vida, y aún le queda aliento para que en las páginas de la novela se deslicen historias de amistad e incluso de amor, aunque lo que prevalece es esa rivalidad que llega a la competencia entre la bien organizada máquina de guerra romana y la bravía celta, que obligó a Julio César a abandonar apresuradamente su incursión británica.
‘ENEMIGOS’ Jorge Romero