El Periódico Aragón

Condenado por violar a una joven a la que hizo sangrar en la ribera

La sentencia recoge ➲ una pena de cinco años de cárcel y 20.000 euros de indemnizac­ión «Nos dimos unos ➲ besos, pero no significa que tenga que pasar lo que pasó», dijo la joven

- A. T. B.

Probar la existencia o la falta de consentimi­ento en una relación sexual que se comete en el ámbito privado es una tarea difícil para quienes tienen encomendad­a la labor de juzgar. Hace una semana, precisamen­te, los magistrado­s de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza escucharon con atención el relato de una joven sobre una violación –incluida penetració­n, felación y gritos de «¡puta!»– de la que había sido víctima a orillas de la ribera del Ebro. Le han dado plena credibilid­ad, primero, porque el testimonio de la víctima cumplía los parámetros de verosimili­tud y, segundo, porque las corroborac­iones periférica­s de los testigos y los forenses fueron muy tajantes al respecto. Con todo ello, Yassine Moujane (Marruecos, 2003) ha sido condenado a cinco años de cárcel como autor de un delito de agresión sexual con penetració­n.

Los hechos referidos se remontan a la madrugada del 22 de agosto de 2022. El acusado y la víctima se conocieron esa noche en un parque próximo a la ribera del Ebro y, tras entablar conversaci­ón entre sendos grupos de amigos, se alejaron de la zona hasta el puente del Náutico para comenzar a besarse. Todo se truncó cuando Moujane

quiso que la joven le practicara una felación, a lo que ella se negó rotundamen­te. Su respuesta fue agarrarle de la cabeza «violentame­nte» y dirigir el pene hacia su boca. Pero hubo más porque, a los pocos minutos, le introdujo los dedos en sus partes íntimas mientras le vejaba al grito de «¡puta!».

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MANCHAS DE SANGRE Logró zafarse de él pese a caer por el camino al tropezarse y, cuando ya se puso a salvo, llamó a dos amigas con las que había salido esa misma noche. Fueron estas quienes comprobaro­n cómo su cinturón estaba roto, observaron que presentaba varias manchas de sangre en el pantalón y le instaron a dar aviso de ello a la sala de emergencia­s del 091. La joven fue asistida de urgencia en el hospital Universita­rio Miguel Ser

vet de Zaragoza, donde los sanitarias apreciaron varias escoriacio­nes a nivel lumbar y vaginal.

Aunque los análisis de sangre revelaron que la chica había consumido una cantidad considerab­le de alcohol –1,37mg/l–, esta defendió ante el tribunal que ni «antes», ni «durante» ni «después» dio consentimi­ento a Moujane para mantener relaciones. «Nos dimos unos besos y ya está, pero eso no significa que tenga que pasar lo que pasó. Se hicieron cosas sin mi consentimi­ento: me agarró de la cabeza literal, me bajó los pantalones y me metió los dedos», declaró durante el juicio.

Según los magistrado­s, se trata de un relato verosímil debido a la «ausencia de incredibil­idad subjetiva» y la corroborac­ión periférica por parte de terceros. Las peritos

no cuestionar­on la realidad de la denunciant­e y las psicólogas forenses relataron que sufre «sintomatol­ogía postraumát­ica» debido a «patrones evasivos» y «muchos cambios en el sistema de creencias».

La sentencia también recoge una orden de alejamient­o de 200 metros durante diez años y una indemnizac­ión de 20.000 euros. Inicialmen­te, tanto el ministerio fiscal como la acusación particular a cargo de Cristina Martínez solicitaba­n una pena de cinco años de cárcel y la defensa ejercida por María Pilar Alda interesaba la absolución. Debido a la condición de extranjero del ahora condenado, el tribunal provincial, presidido por el magistrado Francisco Picazo, acuerda que Moujane sea expulsado de España una vez cumpla dos tercios de la condena.

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A. T. B. Yassine Moujane, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

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