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Las calles de Israel se vuelcan en recordar a Kfir Biba, el rehén de Gaza más joven, que ayer cumplió un año El bebé pelirrojo lleva más de cien días secuestrado por Hamás =
El azul del cielo israelí volverá a teñirse de naranja. Decenas de balones de ese color se elevan con la esperanza de que Kfir Bibas, el rehén más joven de Hamás, los vea y sepa que en casa no le olvidan. Después de más de 100 días de cautiverio, el primer cumpleaños del pelirrojo bebé argentinoisraelí ha vuelto a unir a todo un país.
El llanto entrecortado de su tía abuela, Edith Silberman, en la renombrada plaza de los Cautivos de Tel Aviv representa el sufrimiento del centenar de familias cuyos seres queridos aún no han sido liberados. «Vivimos solo para tratar de que vuelvan», explicaba en un español con marcado acento argentino a este diario. Su sobrina, Shiri Bibas, de 32 años, fue secuestrada el 7 de octubre junto a su esposo, Yarden, de 34, y sus hijos, Ariel, de 4, y Kfir, de nueve meses entonces. Antes de aquel trágico sábado, nadie podría haber imaginado que el pequeño cumpliría su primer año de vida en cautividad.
«Vivimos solo para tratar de que vuelvan», explica la tía de uno de los 136 retenidos
En cada rincón
El rostro de Kfir Bibas está presente en cada rincón de Israel, a modo de recordatorio de su calvario. El mismo que el país comparte, pendiente de la suerte de los 136 rehenes que aún quedan supuestamente en manos de Hamás. Israel ha confirmado que 27 de ellos han muerto. A finales de noviembre, Hamás dijo que Kfir, Ariel y Shiri habrían muerto por un bombardeo israelí. Su padre, Yarden, habría sobrevivido
ya que fueron separados al inicio del cautiverio. Al día siguiente, el grupo palestino publicó un vídeo informando a Yarden del deceso de su familia.
Entre las familias de los cautivos hay un sentimiento de abandono y desprotección. «En esta tragedia, el único rayo de luz que tuvimos ha sido el apoyo de la gente de afuera y, por supuesto, del pueblo de Israel», celebraba Silberman, que perdió a su hermano y su cuñada el 7 de octubre en el kibbutz Nir Oz. Allí, en lo que era una guardería, familiares de Kfir han celebrado esta semana el «cumpleaños más triste del mundo» sin el cumpleañero.
Nir Oz ha quedado congelado en el tiempo y el trauma. Una de
cada cuatro personas del total de 400 residentes fue asesinada o secuestrada. Más de la mitad de los capturados eran mujeres y niños. En la tregua de noviembre, Hamás permitió la liberación de 105 civiles cautivos a cambio de la excarcelación de 240 presos palestinos, también mujeres y niños. En los intercambios, el apellido Bibas no se mencionó, pese a que se priorizaron las liberaciones de las mujeres y los menores.
Hamás anunció que se había ofrecido a «entregar los cuerpos de la familia Bibas y liberar a su padre, junto a dos detenidos sionistas» y que las autoridades israelís «permanecieron indiferentes» ante la propuesta. Pero ni los Bibas ni el pueblo de Israel les creen.
«En esta tragedia, el único rayo de luz que tuvimos ha sido el apoyo de la gente», dice un familiar