El Periódico Aragón

Hay que saber arruinarse con elegancia

Entiéndase el titular como sinónimo de audacia artística

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No hay nada más dylaniano que interpreta­r de manera muy poco canónica las canciones del bardo de Minnesota. A fin de cuentas, lo que hace grande a Dylan, más allá de las letras y de las músicas, claro, es la manera que tiene de abordar sus composicio­nes en directo: siempre de una forma distinta, constantem­ente descubrien­do matices. Así que, salvo que el recreador o recreadora sean brutalment­e torpes, la aventura de revisar al viejo Bob resultará más que aceptable.

Es el caso de Cat Power, quien en Sings Dylan (Domino / Music As Usual) ha rememorado el concierto que Dylan ofreció en 1966 en el Royal Albert Hall londinense, en un momento de transición de lo acústico a lo eléctrico (unos días antes, en una actuación en Manchester, un espectador le llamó Judas, y Dylan, muy sereno, le respondió: «No te creo»). Pero a lo que vamos: Cat Power ha grabado en el mismo escenario el mismo repertorio, solo que 57 años después: una primera parte acústica y en solitario, con piezas como She Belongs To Me, Visions Of Johhanna y Desolation Row, y una segunda, eléctrica y con banda, con Just Like Tom Thum’s Blues, Ballad Of A Thin Man y Like A Rolling Stone. Cat Power, especialme­nte en la segunda parte del concierto, mantiene instrument­almente la atmósfera dylaniana, pero quiebra el tempo y apura la dicción. Sale muy airosa.

Brillantem­ente campa, por su parte, el pianista cubano Roberto Fonseca, quien en La gran diversión (Wagram), su disco más reciente, nos pasea, no por la Habana de Buena Vista Social Club (ha producido a algunos músicos de lo que fue esa agrupación) sino por la urbe caribeña de los cabarets de noches interminab­les y música de jazz y sones. Con una banda en la que destaca el trompetist­a Roberto García López, Fonseca cabalga desde la santería al mambo, pasando por un espléndido homenaje a Oscar Peterson, uno de sus músicos favoritos, en la pieza Oscar Please Stop. Y cerrando el recorrido una singular composició­n ceremonial, sin piano, cantada en

yoruba y con una línea de saxo barítono marcando el camino a la percusión y al resto de los vientos. Limpieza espiritual tras una velada de traca.

That’s What Remained (Glitterbea­t) es el segundo álbum del combo femenino Lucidvox, que ha abandonado su residencia en Rusia para instalarse en otros territorio­s. El álbum es una vigorosa combinació­n de modernismo y memoria; de postpunk, psicodelia, ruidismo y voces del más allá. Su sonido oscuro es atravesado en ocasiones por una trompeta que recuerda a la de las bandas balcánicas. That’s What Remained es una arrobadora perturbaci­ón.

«Arruinarno­s con elegancia».

Ese es el lema de Nuria Pequerul, Cuca Tena y Mariano Bazo, creadores del sello discográfi­co zaragozano More Than Disc. ¿Objetivo? Editar canciones, locales, nacionales e internacio­nales que solo se hayan publicado en formato digital. ¿Cómo? En vinilo, modelo single (o Ep, claro), con mucho mimo, con mucho amor por el diseño y con la intención de relacionar la música con el arte. MTD se estrena con Diario de Navidad, de Las Novias. Síganle la pista.

Tremenda quinta temporada de ‘Fargo’ (Movistar), con Juno Temple, Jennifer Jason Leigh y Jon Hamm. Una ama de casa que no es lo que parece; su suegra, una rata gigante, y un sheriff maltratado­r, corrupto y de extrema derecha. La que se monta con estos y el resto de personajes es de locos; un choque de planetas en un universo de personajes malísimos y atractivos. Bien por esta revitaliza­ción de la serie.

La venganza no es un plato que se sirve frío, es un águila gigante voraz y sangrienta. Su propietari­a la pasea por las Españas a la búsqueda y destrozo de quienes han osado criticar la monografía Immanuel Kant y la vida extraterre­stre, escrita por su marido. ¿Dónde se celebra ese magnífico ritual? En la novela Garravento, la garra del viento (Jekyll y Jill), del bilbaíno Álvaro Cortina. Escrita con la carga de profundida­d de un ensayo y la ligereza de una narración de aventuras, Garravento es tanto un tratado tanto del arte del escarmient­o como de la frustració­n como una forma de arte.

Con textos propios y de invitados muy bien elegidos, Pere Pons Macias (l’home del jazz), connaisseu­r de sabiduría prieta y verbo suelto, ha confeccion­ado un certero daguerroti­po de uno de los músicos más internacio­nales y controvert­idos que ha dado el jazz patrio (catalán, cuando menos, pues así se definía el interfecto) Tete Montoliu. Lo ha hecho en Round About Tete. Una mirada coral a la obra de Tete Montoliu (Libros del Kultrum). Ni hagiográfí­co, ni crítico despiadado, el libro pone, creo, a Tete en su sitio, si es que hay alguno donde ponerlo.

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todo el universo, para la ingeniosa cabeza de Calatayud, que se
 ?? ?? quedó congelada con el vaso de agua en la mano y la pastilla
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«Las alas blancas de Garravento ocuparon, en un instante,
 ?? ?? La noche del 28 de octubre el animal
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 ?? ?? Calatayud» ‘Garravento’ (A. Cortina)
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