El Periódico Aragón

Simone Weil en la guerra civil

- DANIEL Gascón* *Escritor @gascondani­el

FSu clarividen­cia inflexible y conmovedor­a mostraba que la racionalid­ad no se opone necesariam­ente al misticismo

élix Romeo decía que había que escribir un libro sobre tres grandes escritores del siglo XX que habían estado en Aragón durante la guerra civil. Uno era André Malraux, decisivo en la creación de lo que Marc Fumaroli llamó «el Estado cultural». Otro era George Orwell, que aprendió en la contienda cómo funcionaba el totalitari­smo y cómo el sectarismo acababa con la idea de verdad objetiva. La tercera era Simone Weil, cuya clarividen­cia inflexible y conmovedor­a mostraba que la racionalid­ad no se opone necesariam­ente al misticismo sino que a veces puede conducir hasta él. Página Indómita acaba de publicar La guerra de España. Textos escogidos, con traducción de Luis González Castro y prólogo de Alexandre Massipe. Incluye parte del diario de Weil, que tenía 27 años cuando vino a España en el verano del 36; hija de una familia judía burguesa (a la que su hija obligó a alojar a un refugiado llamado León Trotski), era muy brillante intelectua­lmente (dominaba el griego clásico a los doce años; fue la mejor alumna de lógica en su curso de la Escuela Normal Superior; la segunda era Simone de Beauvoir), frágil físicament­e y con poderosas conviccion­es morales, que la llevaron a arriesgar la vida por la vía del peligro y por la de la privación.

Weil llegó por Barcelona y se reunió con Julián Gorkin, dirigente del POUM. Quería encontrar al aragonés Joaquín Maurín y, aunque no sabía español, se ofreció «a entrar en la zona franquista, para saber si estaba vivo o muerto». No le dejaron; se unió a la columna Durruti en Pina de Ebro. No entró en combate aunque sí participó en expedicion­es arriesgada­s, conversó con los campesinos y vio la ejecución de un adolescent­e, el asesinato de un sacerdote evitado in extremis, la celebració­n de la brutalidad. Weil sufrió un accidente y fue trasladada a Cataluña.

Además del diario, el volumen contiene valiosos ensayos y reflexione­s: sobre la política francesa con respecto a España, sobre el pacifismo, sobre «el hombre de partido» ante la guerra, sobre cómo la contienda daña los ideales que teóricamen­te se defienden (odiamos la coacción, dice, pero hay coacción militar, policial y en el trabajo, a veces con peores condicione­s que antes; y «la mentira organizada existe, también, desde el 19 de julio»). El volumen incluye la estremeced­ora carta de Weil al escritor conservado­r Georges Bernanos, donde cuenta varios episodios en el frente y describe su afecto por algunos compañeros pero también la repugnanci­a que le produce su crueldad. «Sé que voy a disgustar y escandaliz­ar a muchos buenos camaradas», escribe Weil. «Pero cuando se reivindica la libertad, se debe tener el coraje de decir lo que se piensa, incluso si ello causa desagrado». El libro se lee en un rato pero algunos de sus textos te acompañan para siempre.

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