Una década de Podemos
El partido morado afronta su reconversión en las horas más bajas tras llegar a gobernar
Ha pasado una década desde que Podemos diera sus primeros pasos, también en Aragón, y ni el país ni la comunidad son los mismos diez años después. El nacimiento de una nueva fuerza política que llegaba para «asaltar los cielos» al grito de «sí se puede» sacudió los cimientos del sistema político español. Rompió el bipartidismo, introdujo la exigencia de transparencia en la clase política, denunció la corrupción y llamó a trasladar las demandas de las plazas a los plenos en los tiempos de la crisis económica y los desahucios. Un año después, en 2015, llegaron al poder con los llamados «ayuntamientos del cambio» y otro ciclo electoral más tarde, en 2019, entraron en buena parte de los gobiernos autonómicos y La Moncloa. Otros cuatro años después, Podemos pelea por resurgir de sus cenizas después de casi desaparecer del mapa en las últimas elecciones.
Nacer, reproducirse y casi morir. La historia acelerada de un partido que irrumpió con una fuerza tan inusitada en el Parlamento aragonés que, para entenderlo, basta con comparar. Lograron en 2015 un total de 14 escaños en las Cortes de Aragón y 135.554 votos. El 20,51% del electorado, a menos de un punto del histórico y consolidado PSOE. El otro fenómeno político de reciente creación, Ciudadanos, tuvo un ascenso más progresivo desde 2015 (con cinco diputados primero, y doce en su eclosión en 2019), pero también ha sufrido el coste de la desaparición casi total.
El fenómeno liderado por Pablo Iglesias en 2014 no tendría parangón, de no ser por Cs. El desgaste sufrido en un periodo de tiempo tan corto, tampoco. En 2019, la formación pasó a contar en Aragón con cinco diputados y 53.468 votos, el 8,08% del total. Y el «batacazo» del pasado 28 de mayo, que nadie esconde en la casa morada, les dejó con un diputado, 26.087 votos y el 3,98% del total. Cinco veces menos que en 2015.
Para analizar lo ocurrido, este diario solicitó hablar con los tres coordinadores autonómicos que ha tenido la formación en Aragón, pero tan solo Nacho Escartín, desvinculado por completo del partido, accedió a comentar la trayectoria del proyecto. Su última líder, Maru Díaz, exconsejera de Ciencia y Universidad
del Gobierno de Aragón, declinó hacer valoraciones tras su salida de la política el pasado verano. Y quien primero lideró el proyecto, Pablo Echenique, derivó el análisis, según fuentes del partido, a quienes hoy están al frente del proyecto en Aragón. Ellos son el diputado Andoni Corrales, y quien será su nueva coordinadora autonómica, Marta de Santos, única candidata a las primarias para liderar el partido. Después de poner de moda las negociaciones en streaming y las votaciones en asamblea en aquellos primeros inicios, a día de hoy es complicado encontrar voces más allá del cauce oficial.
El portavoz de Podemos en las Cortes de Aragón, Andoni Corrales, no elude la autocrítica. «Claro que hemos cometido errores», reconoce sin paños calientes en su balance de estos diez años, en los que recuerda que entraron en política «para cambiar las cosas, y las cosas han cambiado». «Hemos plantado cara al régimen anterior, hemos conseguido muchas cosas y hemos demostrado que somos necesarios en los Gobiernos para presionar las políticas. No queríamos ser un partido al uso y no lo hemos sido», añade, con una frase grabada a fuego y que también comparte algún exdirigente.
Pero Corrales también localiza fuera los males que han acechado a Podemos. «La intensidad mediática y de acoso judicial que ha sufrido este partido se estudiará en el mundo», reflexiona, al rememorar los «19 casos archivados» contra el partido morado. «Que estemos hoy vivos y tengamos futuro ya es suficiente», asegura. Frenar los desahucios, subir el salario mínimo e impulsar el feminismo de la mano de Irene Montero son los hitos que destaca. En Aragón, recuerda su paso por el Gobierno autonómico como mano derecha de Maru Díaz y los logros en materia medioambiental, el aumento de las becas universitarias o la mejora del convenio de la Universidad de Zaragoza.
En este tiempo, del partido se han desvinculado total o parcialmente quienes han sido sus rostros principales en las instituciones aragonesas. El mencionado Nacho Escartín, exsecretario general; Violeta Barba, quien fuera presidenta de las Cortes; la excoordinadora autonómica, Maru Díaz; o el último candidato de Zaragoza, Fernando Rivarés, entre otros. Para Escartín, el proyecto «ha perdido la esencia» que tenía cuando nació «de la calle, de los movimientos sociales, y del convencimiento de que las demandas sociales se tenían que llevar a las instituciones». Para él, Podemos vive sus horas bajas porque sus votantes «han dejado de confiar en la cúpula de Madrid». «Si esta herramienta ya no sirve, hay que crear otra y aprender de los errores», considera.
En las próximas semanas, el partido elegirá a su nueva líder con el reto, nada menos, de reflotar el partido y aspirar a mejorar los resultados. Nadie tira la toalla en Podemos Aragón.
Quienes pusieron de moda el ‘streaming’ ahora limitan las vías de comunicación
Los que ya no están dentro creen que «ha perdido la esencia» de nacer de la calle