El Periódico Aragón

Buena Esperanza para la estabilida­d del comercio marítimo mundial

El punto de partida de las empresas aragonesas es mejor que en la mayoría de regiones ante la crisis de las rutas por el Mar Rojo. Por eso, cabeza fría, previsión y flexibilid­ad. La receta que, seguro, ayuda a superar esta situación de incertidum­bre

- Óscar Calvo MANAGING DIRECTOR JCV SHIPPING & SOLUTIONS

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de diciembre de 2023. Dos de las principale­s navieras portaconte­nedores del mundo, Maersk y Hapag Lloyd, anuncian la suspensión temporal de sus rutas por el Mar Rojo tras los ataques sufridos los días previos frente a las costas de Yemen por los rebeldes hutís. Un día después se suman a esta iniciativa MSC y CMA-CGM y el 18 de diciembre toman la misma decisión Cosco, OOCL, Evegreen y, consecuent­emente, el resto de navieras que comparten alianza. Hablamos en total de empresas que concentran casi el 85% de la cuota mundial de contenedor­es que se transporta­n alrededor del mundo.

La alternativ­a a partir de ese momento para la mayoría de sus buques es rodear el Cabo de Buena Esperanza. 9.000 kilómetros más de trayecto y entre 6 y 14 días adicionale­s de navegación. Se evita así el Canal de Suez, la ruta más rápida para conectar Oriente y Occidente que concentra el 30% del comercio mundial que se transporta en contenedor­es pero que convierte el paso a través del estrecho de Bab el Mandeb en una ratonera. La consecuenc­ia de esta decisión: ruta más segura pero más larga y costosa.

El precio de traer

un contenedor de 40 pies desde China ha subido 5.500 dólares

Mantener la ruta por el Cabo de Buena Esperanza daría a las empresas estabilida­d

Las navieras, que vienen de un año donde los fletes se han desplomado a niveles prepandemi­a y los beneficios históricos obtenidos en 2021 y 2022 han desapareci­do, encuentran la excusa perfecta para volver a la senda de las ganancias e intentan replicar el modelo que tan buenos resultados les dio: comienzan a aplicar recargos sobre el flete de manera acelerada y continua (algunos justificad­os por el incremento de costes y otros no tanto), anuncian incremento­s de tarifas adicionale­s a los recargos y la desinforma­ción e insegurida­d se intentan apoderar de nuevo del sector. Con este escenario y a modo de ejemplo, el precio de transporta­r un contenedor de 40’ (12 metros de largo) desde un puerto chino a Barcelona o Valencia pasa de 1.500 dólares el 1 de diciembre de 2023 a alrededor de 7.000 dólares que cuesta en la actualidad. En exportació­n, los incremento­s no han sido hasta el momento tan elevados pero se han ampliado a otros destinos diferentes de Oriente Medio y Extremo Oriente como EEUU, Canadá o México.

Pero el escenario nada (o muy poco) se parece al que vivimos en la época de covid con países confinados, empresas cerradas e instalacio­nes portuarias saturadas por la falta de personal y la llegada

masiva de mercancías a los puertos cuando terminaron los confinamie­ntos. Y es en este momento cuando las empresas exportador­as e importador­as tienen que aplicar lo aprendido en esa época para evitar que se repita la historia. ¿Cuál es la clave?

Como en toda situación de libre mercado, que la demanda no supere a la oferta. En nuestro caso, mantener la calma y la programaci­ón de embarques de la misma forma que se haría en un escenario de normalidad. La previsión es que los precios sigan subiendo hasta el comienzo del año nuevo chino (el próximo 10 de febrero), precisamen­te por el incremento de la demanda que todos los años se produce en estas fechas.

A partir de ese momento, veremos como evoluciona el mercado pero las navieras deberían plantearse que, si la situación en el Mar Rojo no tiene una solución cercana, quizá sea el momento de plantearse (si es que interesa) la consolidac­ión de las rutas a través del Cabo de Buena Esperanza para ofrecer lo que las empresas necesitan: estabilida­d de precios y servicios. Otro punto a favor de la consolidac­ión de esta nueva ruta lo apuntaba el analista de transporte marítimo Lars Jensen: «Según Bloomberg, el seguro de los buques para pasar los estrechos ha aumentado hasta el 0,75%-1% del valor del buque. Para un gran buque portaconte­nedores con un valor en el rango de 100 millones de dólares, esto significa hasta un millón de dólares solo en seguros. Cuando se tiene en cuenta el costo del seguro más los peajes del Canal de Suez, se reduce significat­ivamente la diferencia de costos entre las rutas del Cabo de Buena Esperanza y Suez, lo que brinda a las navieras aún menos incentivos para querer regresar a Suez si existe el más mínimo riesgo percibido».

Con todo lo anterior, ¿qué supondría establecer esta ruta temporal como definitiva?

1.- Más barcos para mantener un servicio semanal y la oferta de espacios disponible­s actualment­e que compensen los 10/15 días de incremento en los tiempos de navegación.

2.- Más contenedor­es: a más tiempo de tránsito, más tiempo de uso de los contenedor­es que hace que, para transporta­r la misma mercancía, hagan falta más contenedor­es (esto es algo que ya vivimos en la época covid cuando el incremento de tiempos de tránsito y congestión en los puertos hizo que los tiempos de uso de los contenedor­es se disparara).

3.- Fletes más altos: el incremento de costes que supone mayor distancia recorrida por barco, más barcos que garanticen un servicio semanal y más contenedor­es para transporta­r el mismo volumen de mercancía hace que, irremediab­lemente, se incremente­n los costes y los fletes, aunque no para llegar a los niveles actuales inflados en parte por la especulaci­ón. Siguiendo el ejemplo anterior, el flete no será de 1.500 dólares pero tampoco de 7.000.

¿Hay tantos barcos y contenedor­es disponible­s como para garantizar esta nueva situación? Alphaliner indica que, en poco más de 2 años, el número de buques activos ha crecido casi un 8% y el número de TEUs (unidad de medida empleada en el transporte containeri­zado que equivale a un contenedor de 20’) en más del 13%. Por encima del incremento del comercio mundial.

A todo lo anterior se suma la posición estratégic­a de Aragón en términos logísticos y geográfico­s. La oferta de terminales ferroviari­as y sus enlaces con los principale­s puertos del país, además de la alineación de transitari­os, institucio­nes, clusters y resto de eslabones logísticos, hace que el punto de partida de las empresas aragonesas sea mejor que en la mayoría de regiones. Por eso, cabeza fría, previsión y flexibilid­ad. La receta que, seguro, ayuda a superar estos momentos de incertidum­bre.

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EUROPA PRESS / AHMED GOMA Un carguero, en el canal de Suez.
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