Cuando el cambio es el problema
Comienza una semana a la que no sé si llegamos mejores, pero sí con más información. Por ejemplo, que muchos hombres creen que la promoción de la igualdad ha llegado tan lejos que se sienten discriminados. Opina así el 44% de los entrevistados por el CIS en su última encuesta. Y, ojo, también muchas mujeres, concretamente el 32,5% comparte esa preocupación. Aquello de que el feminismo busca la igualdad entre ambos sexos, no superar ni discriminar a nadie, queda lejos para aquellos que siguen pensando que lo natural es que la mujer ejerza de cuidadora, limpiadora y cocinera aun trabajando fuera de casa. Como toda la vida.
Quiero pensar que este pensamiento pudiera ser fruto del cambio climático. Las variaciones de presión bruscas, la falta de lluvia, no ver sol durante días... no hay cabeza que consiga aguantar estar en una terraza a 20 grados en enero en la plaza de España y al día siguiente paleando nieve en Independencia. Aunque ahora que lo pienso, quizá no sea esta razón la que les influya porque los que se quejan de una excesiva promoción de igualdad son los mismos que niegan el cambio climático.
Quizá sea otro cambio, el de la Constitución, el que les haya velado la fotografía de la España del siglo XXI. Sustituir el término disminuido por el de discapacitado tampoco les parece razón suficiente para modificar la Carta Magna porque alegan que es intocable. Ni la petición de los afectados, las asociaciones y el resto de partidos políticos les ha hecho replantearse su posición y mostrarse a favor de la evolución terminológica.
No me gustaría descubrir al final que el meollo del asunto radica en la generalidad. Si lo que subyace de todo esto es una oposición frontal a lo que conlleve cambio, evolución y avance tenemos un problema. Y utilizo el plural porque que una parte de la sociedad diga públicamente que la promoción de la igualdad de género ha llegado demasiado lejos significa que detrás hay una legión de pensamientos en la misma dirección. Probablemente esa sensación de injusticia hacia el hombre arrinconado por el feminismo vaya de la mano de otras afirmaciones como que no son tantas las mujeres asesinadas por sus parejas o no es para tanto que cobren menos que los hombres ocupando el mismo puesto de trabajo.
Desearía que esa retahíla de creencias no estuviera directamente relacionada con una forma de entender nuestro país antigua, única y gris; ni con el martilleo de algún partido político o líder mediático; ni con el deseo de retenernos en un tiempo pasado que, por mucho que se empeñen en repetir, no fue mejor.
Muchos hombres creen que la igualdad les discrimina. Quiero pensar que es fruto del cambio climático
REDACCIÓN DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN: